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Lo que Buena Vista Social Club pudo ser y no fue

Estreno mundial. Esta noche, La Mar de Músicas presenta el proyecto, cuyo disco se publicará en octubre

JESÚS MIGUEL MARCOS

En algún instante de la vida de este planeta, que no de la Historia (eso vino después), los continentes formaban una gran pelota estrujada y rodeada por las aguas, por lo que es probable que los territorios que hoy conocemos como Mali y Cuba estuvieran separados por tan solo unos cientos de kilómetros y no por el mastodóntico océano Atlántico. En 2010, un grupo de músicos de ambos países comandados por Eliades Ochoa y ToumaniDiabaté han entrelazado sus oceánicas diferencias enAfrocubism, un proyecto de compadreo musical cuyo estreno mundial se celebra esta noche en el festival La Mar de Músicas de Cartagena.

Los músicos, 13 en total, llevan una semana ensayando en un teatro de la localidad. Ayer por la mañana pulían aristas de un repertorio que el próximo octubre se publicará en disco. 'Triste vida la del carretero, / que anda por esos cañaverales, / sabiendo que su vida es un destierro, / se alegra con sus cantares', cantaba el cowboy Eliades bajo el ala de su sombrero, sacándole sustancia a la guitarra con unas manos que nacieron para sostener una azada. 'Prefiero tocar antes que hablar. Yo vengo del campo', diría más tarde. Toumani batallaba con su kora, afinando arriba y abajo, examinándola como si fuera un relojero, mientras Eliades le gritaba '¡Guapo!' y '¡Toumani!', en plan flamenco.

Al terminar Al vaivén de mi carreta, todos miran a Nick Gold, director del sello World Circuit y cerebro del proyecto. Gold pide una canción más y lanza órdenes. Aquí manda él. Afrocubism es la joya de la corona de su sello en la actualidad, un proyecto que ha tardado en ver la luz 14 años y que está en la génesis de uno de los fenómenos musicales más impactantes de las últimas décadas: Buena Vista Social Club. 'La idea original que tuve para Buena Vista Social Club era hacer un álbum entre músicos del oeste de Mali y del este de Cuba. Cuando ya estábamos en Cuba, nos informaron de que los pasaportes de los músicos de Mali habían sido retenidos y no podían viajar. Teníamos el estudio de La Habana pagado, así que a Eliades se le unieron Compay Segundo y otros cubanos e hicimos un disco que no estaba previsto: Buena Vista Social Club. El resto no te lo cuento que ya lo sabes', explicó Nick Gold.

El monumental éxito de Buena Vista aplazó Afrocubism hasta convertirlo en 'aquel proyecto tan interesante que habíamos planeado', pero un encuentro inesperado reactivó lo que Gold definía como 'un sueño del pasado'. Diabaté y Ochoa, que no se conocían, coincidieron en un festival en Holanda. Uno hablaba francés y el otro español, así que sacaron kora y guitarra, respectivamente, y se pusieron a tocar en el hall del hotel, generando un corrillo a su alrededor. Aquel sarao ya era Afrocubism. 'Ese día recordamos la idea que tenía Nick y que había quedado en el olvido. Decidimos que teníamos que hacerlo: cuando se unen dos potencias, la explosión es fortísima. Y esta lo ha sido', cuenta Ochoa.

El siguiente encuentro se produjo en Coslada (Madrid), en los estudios Sonoland, donde a Eliades y Toumani se unió el grupo Patria, que habitualmente acompaña al cubano, además del virtuoso del n'goni (un instrumento tradicional de Mali) Bassekou Kouyate, el cantante Kasse Mady Diabaté y el guitarrista DjelimadyTounkara. 'Mali y Cuba son dos países de gran importancia a nivel musical desde hace siglos. Afrocubism puede ser incluso más importante que Buena Vista, porque cuenta con la crème de la crème de la música maliense, parte de la historia musical de mi país. Nadie toca como ellos', explicó ayer Diabaté.

'No podemos decir que el mensaje de Afrocubismo es de urgencia, porque lleva esperando 14 años', añadía Ochoa: 'Es un mensaje de alegría, de escuela se va a aprender mucho de Afrocubism. Lleva un mensaje de unión, una fusión tremenda de música de ambos países. Ni nosotros mismos sabíamos que íbamos a hacer algo así. Teníamos la fe y la esperanza, pero después de vernos tocando, estamos dando más de lo que esperábamos'.

El flechazo entre los músicos fue inmediato. En cinco días grabaron más de una docena de canciones. Toumani y Eliades no entienden ni una palabra de lo que dice el otro, pero cuando se dan la mano se quedan mirándose a los ojos durante cinco, diez, quince segundos, hasta que se dicen todo. Con los instrumentos, la comunicación es una autopista sin peaje: 'Nos entendemos muy bien porque la música es universal y porque no estamos haciendo márketing, sino investigando. No es música del mundo, es algo más: música clásica, jazz Sólo en Mali, cada artista, llámeseSalif Keita,Oumou Sangaré y Ali Farka Touré, es un estilo distinto', contaba Diabaté.

Han investigado y han aprendido. Eliades mira a Toumani, acurrucado sobre su kora, y dice: 'Toumani es un libro. Toumani, dentro de años, porque todos tenemos que desaparecer, va a ser un libro abierto, donde las nuevas generaciones van a ir estudiar'.

El grupo ensaya otra canción, la que ha pedido Nick Gold. Los africanos visten túnicas, los cubanos camisetas, vaqueros y calzan chanclas. Menos Eliades, que es el centro de atención y ha planchado una elegante camisa negra. Una niña de unos 3 años, la hija de alguno de los músicos, circula en una bici. Las trompetas dan la entrada. Vuelve a cantar el cubano ('No dejes que te digan muñeca'), melancólico, anhelando algo sin saber el qué, instalado en una feliz amargura, trenzando notas casi matemáticas que degustan la incomodidad y paladean el desarraigo. Son los contrastes de Cuba, también los de Mali. La música suena engrasada. Al final, la evocación del arte cubista del nombre del proyecto no va a ser tan azarosa. 'Cuba está mejor', y se ríe Eliades, 'han hecho calles nuevas, hay más venta agrícola y se está terminando la autopista a Santiago. Y en cualquier lugar que vayas, encuentras alegría y un grupo de música, tocando o tocándose, porque también se baila mucho'.

A Toumani, habitual de las fusiones musicales, todo esto le recuerda al disco que grabó con Ketama en los noventa, Shongai, donde su kora flirteó con el duende flamenco: 'Todo es una continuidad. Tanto el disco con Ketama, como este con los músicos cubanos o los trabajos con Björk y Damon Albarn pertenecen a un mismo camino, tanto de inspiración como de valor cultural. En este caso, los músicos de Mali no hemos intentado tocar música de Cuba, ni al contrario. Hemos intentado poner algo en común. Lo mismo hice con el flamenco. El flamenco es universal, es una música muy antigua, muy cultural, habla desde el corazón. La música cubana también: tiene historia, geografía y leyenda. Y es una música que nunca se canta a la ligera, que no es vacía, que siempre cuenta algo importante'.

Ayer por la tarde siguieron trabajando. Cualquiera que se acercara a tomar algo a la cafetería del Teatro Circo de Cartagena podía escuchar en primicia los ensayos de un proyecto que recorrerá escenarios de todo el mundo.Al final va a ser verdad lo que ayer se repitió tanto, que la música es universal.

Colombia

Este año, el país que centra el festival es Colombia, representado por artistas como Aterciopelados, Bomba Estéreo, Marta Gómez,Toto La Momposina y La 33.

Indie

Dos propuestas más propias del Festival de Benicàssim que de La Mar de Músicas destacan: el dúo noruego Kings of Convenience y los norteamericanos Dirty Projectors. Folk y rock de relumbrón con marca ‘indie'.

Fiesta

The Very Best pondrán el fin de fiesta el día 24 de julio con su electrónica de influencias africanas. Y habrá más baile con los DJ de Sonidero Desmadre, la música árabe del sirio Omar Souleyman y el hip hop de Choc Quib Town.

Clásicos

También están presentes clásicos del rock (Patti Smith), música brasileña (Os Mutantes) y el funk africano de la Orquestre Poly-Rythmo de Cotonou.  

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