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Los leones se hacen un 'lifting' en la Alhambra

Las 12 figuras exhiben un rostro sorprendente tras tres años de restauración.

AMINA NASSER

Los leones del patio más representativo de la Alhambra no son lo que aparentaban. La restauración de las figuras, que vuelven a los palacios nazaríes después de haber permanecido tres años en los talleres, permite apreciar toda la belleza de unas esculturas que estaba oculta bajo una gruesa costra calcárea. Los 12 leones que aparecían en la imagen más universal del monumento granadino tienen poco que ver con los que acaban de renacer.

No es que hubieran envejecido, porque nacieron para ser inmortales, como el mármol de Macael con el que fueron esculpidos. La realidad es que el paso de los siglos los había desfigurado, alejando su aspecto del que tenían originalmente. La climatología y la mano del hombre contribuyeron a desdibujar el relieve de las figuras y la plasticidad de una joya escultórica que fue tallada en la etapa de mayor esplendor del sultanato, durante el reinado de Muhammad V (1362-1391).

Ahora, tras pasar por el quirófano, los leones se muestran tal cual eran. Al natural. La restauración ha desvelado infinitos secretos y detalles que nadie hubiera sospechado antes de iniciarse el proceso. La conclusión más llamativa es que queda desmontado el mito de que las 12 figuras eran iguales. Pues no, no lo eran. Los leones no son iguales ni por su tamaño ni por su perfil ni por la fisonomía de sus rostros ni por su peso, que oscila entre los 250 y los 300 kilos. 'Ahora se puede apreciar multitud de rasgos que los singularizan', explica Mar Villafranca, directora del Patronato de la Alhambra y Generalife.

El tiempo y la acción del hombre fueron causando su desfiguración

Los trabajos han permitido concluir que 'cada bloque de mármol fue minuciosamente escogido en cantera por el tallista para que las vetas naturales de la piedra resaltaran las formas redondeadas del león y el modelado de su figura, en la que contrastan diferentes pelajes, fauces con dentaduras afiladas y pliegues muy marcados, hocicos prominentes y ojos almendrados', detalla Villafranca. La restauración, además, ha puesto al descubierto tres tipologías de leones que se diferencian por sus elementos formales y conforman grupos de cuatro. A su vez, cada grupo presenta rasgos similares por la forma de la nariz, el pelaje de la melena, las fauces, la forma de los ojos y la posición y el relieve de la cola.

En los trabajos, que han costado1,2 millones de euros, han intervenido ingenieros, diseñadores, arquitectos, restauradores, biólogos Según Carmen Tienza, restauradora de la Alhambra, el proyecto incluye la renovación del circuito hidráulico del Patio de los Leones, que aún está en ejecución, además de la recuperación de la fuente y las figuras, 'que estaban muy dañadas por los efectos del clima y del agua [el principal agente de deterioro] y desvirtuadas por intervenciones anteriores, en las que se había empleado material destructor, como el cemento'.

La limpieza y restauración de las figuras ha sido enormemente compleja. El primero de los leones, identificado con el número 4, fue llevado a taller en el año 2002 para establecer una metodología que pudiera aplicarse a las 11 esculturas restantes, que fueron desmontadas en 2007. 'Era una operación de alto riesgo que ha salido bien', dice Villafranca. El empleo del torno (como el del dentista), el láser y el escáner han sido decisivos para rescatar las figuras originales.

'La intervención permite ver unas piezas excepcionales y apreciar los matices de la piedra y las vetas que juegan con el relieve de las figuras', afirma Concha Cirujano, jefa del Servicio de Restauración del Instituto de Patrimonio de España y miembro del comité científico del proyecto de intervención del Patio de Los Leones.

Desde ayer, y hasta el próximo 9 de enero, el conjunto escultórico permanecerá expuesto en la Cripta del Palacio de Carlos V, mientras finaliza la intervención arqueológica que se realiza en el Patio de los Leones. La exposición, que lleva por título Leones, la restauración de un símbolo, incluye recreaciones virtuales sobre el desmontaje de las figuras, su traslado al taller, su restauración y la epigrafía de la taza dodecanal que simula descansar sobre el dorso de los 12 leones.

La epigrafía corresponde a la qasida, un poema de 12 versos escrito por Ibn Zamrak para el sultán, en el que alude al nivel constante de agua de la fuente.

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