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La vida según un turista llamado Woody Allen

El director neoyorquino presenta en Oviedo su nueva película, ‘Conocerás al hombre de tus sueños’, que se estrena el viernes

CARLOS PRIETO

En el número 3 de la calle ovetense Milicias Nacionales hay una tienda de chucherías y suvenires preparada para saciar las ansias de recuerdos de Asturias del turista extranjero más maniático. Allí puedes comprarte, por ejemplo, una figurilla de un pequeño hombrecillo escanciando sidra con gran pericia. O una muñequita un pelín cursi de una niña vestida con el traje típico asturiano.

Pero también, paradojas de la mundialización, fetiches astures más improbables como una carterita rosa de Hello Kitty o una baraja amarilla de Bob Esponja. Pero el gran icono del Principado en la era de la globalización no está dentro de la tienda (que se llama, por cierto, Tutti Woody) sino justo enfrente: su nombre es Woody Allen y está inmortalizado en plena calle en forma de escultura.

El Woody de bronce, al que le han vuelto a birlar sus gafas por enésima vez (Oviedo debe ser ahora mismo la ciudad con mayor número de gafapastas por kilómetro cuadrado del mundo), parecía ayer algo alicaído mientras caminaba parado a primera hora de una mañana de agosto de bochorno nuboso.

Motivos no le faltan para estar deprimido y cabizbajo. O al menos eso se encargó de subrayar poco después su réplica en la vida real, el cineasta Woody Allen, que pasó por Oviedo para presentar su nuevo filme, Conocerás al hombre de tus sueños, producción catalana de la compañía Mediapro. 'La vida no tiene sentido. Todos nos acabamos muriendo', espetó Allen durante un encuentro con un reducido grupo de periodistas en una sala del Hotel Reconquista.

'Envejecer no es ninguna ventaja. No le gusta a nadie. Las opciones se reducen'

Y es que, pese a que se suele asociar a Woody Allen (Brooklyn, Nueva York, 1935) con la risa y la guasa, Vicente Martínez-Santarúa Prendes, autor de la escultura de bronce, no se equivocó cuando decidió darle un aire ligeramente atormentado a un director que nunca ha ocultado su gusto por la reflexión metafísica angustiada al estilo de uno de sus maestros: el cineasta sueco Ingmar Bergman.

Ayer, desde luego, el humor de Allen parecía un tanto oscuro, por explicarlo utilizando un eufemismo: 'Aunque me gustaría, probablemente no pueda dar una buena razón para justificar que la vida merece la pena, pero si alguien entrara ahora mismo en este cuarto con una escopeta, mi reacción natural, como la de cualquiera de nosotros, será aferrarme a la vida y ponerme a cubierto', explicó. Todos al suelo, pues.

Afortunadamente, el encuentro con el director acabó sin muertos, heridos ni incidentes espantosos dignos de mención, aunque Allen no dejó de disparar cohetes funestos por tierra, mar y aire. 'Envejecer no es ninguna ventaja. No le gusta a nadie. Empiezan a sucederte cosas malas y las opciones se reducen', afirmó un hombre que, curiosamente, cada vez parece trabajar a mayor velocidad: el viernes estrena Conocerás al hombre de tus sueños (su película número 41 en 44 años de carrera), pero ya le ha dado tiempo a rodar su próximo filme, Midnight in Paris (no deja de ser extraño que el único cineasta mundial que parece trabajar más y más rápido que el autor de Annie Hall sea ese prodigio portugués de 102 años llamado Manoel de Oliveira).

Pero no se vayan todavía: aún hay más. 'La realidad cotidiana de hoy día puede llegar a ser muy deprimente. Así que la gente tiene la necesidad imperiosa de buscar un sentido a sus vidas, de aferrarse a la idea de que hay algo especial esperándoles en algún lado', afirmó el director norteamericano, aludiendo a los personajes de Conocerás al hombre de tus sueños, la historia de tres matrimonios en crisis que se agarran a cosas espirituales, como el tarot o el más allá para intentar poner un poco de orden existencial en sus atribuladas subsistencias.

La cinta narra la historia de tres matrimonios en crisis que se agarran a la espiritualidad

'Ustedes podrían deducir que el mensaje es que la única manera de ser feliz es creyendo en un más allá. Y no se equivocarían. Creo firmemente que la vida es algo terrorífico e inestable para el resto de los mortales. La única manera de sobrevivir es engañándose a uno mismo. La gente está desesperada por encontrar algo en lo que creer', razona Allen.

Y hasta aquí los comentarios sombríos. Porque como el filme, presentado en la sección oficial del pasado Festival de Cannes y protagonizado por Naomi Watts, Anthony Hopkins, Josh Brolin, Antonio Banderas y Lucy Punch, no deja de ser una comedia y, además, ante ciertas situaciones es mejor reír que llorar, también hubo tiempo durante el encuentro con Allen para el sarcasmo, la ironía y los comentarios ácidos. Y todo a costa del modo en que la prensa internacional trató recientemente la presencia de la cantante Carla Bruni, primera dama de la República francesa, en el rodaje de Midnight in Paris.

'No es que no fueran fieles a la realidad o que la exageraran, es que directamente se la inventaron. Supongo que los periodistas se sintieron obligados a contar algo jugoso sobre dos escasos días de rodaje que fueron el antiacontecimiento. Escribieron que Bruni tuvo que repetir 32 veces una escena, cuando ni siquiera fueron diez', explicó un Allen aún estupefacto, pero más irónico que molesto.

'La realidad cotidiana de hoy día puede

Respecto a su actual peregrinaje profesional por Europa, el autor de clásicos del cine norteamericano contemporáneo como Zelig (1983) y Broadway Danny Rose (1984) aseguró desconocer dónde rodará su próxima película, aunque disfrutaría haciéndolo en lugares como 'San Sebastián, Barcelona u Oviedo'. No obstante, el cineasta estadounidense admitió que su exilio europeo ha condicionado su cine reciente, marcado por la 'visión romántica y optimista del turista. Me siento más limitado cuando ruedo en Europa, porque tengo que construir una historia lógica para los habitantes de cada lugar'.

Resumiendo: la mirada del último Allen es la mirada de un turista, sí, pero no de uno cualquiera: optimista y cómico, pero también atormentado. Un icono asturiano llegado del extranjero que entretiene y te hace pensar en el sinsentido de la existencia.

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