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Una gesta heroica y fallida para invadir la Val d'Aran

Almudena Grandes escribe su última novela basándose en la historia de personas que lucharon por sus ideales

ROGER TUGAS

Los guerrilleros españoles que habían contribuido a ahuyentar a las tropas filonazis del sur de Francia planificaron la ocupación de la Val d'Aran el verano de 1944. Su objetivo era implantar ahí un Gobierno provisional de la República que contase con el apoyo armado aliado y motivase la insurrección interior. La operación fracasó, pero dejó para la historia un episodio de hombres y mujeres valientes y fieles a unos ideales que ha servido de inspiración a Almudena Grandes para escribir su última novela, Inés y la alegría.

Jesús Monzón ideó el ataque, pese a no integrar el comité central del PCE

Narcís Falguera, que en Catalunya había militado en las juventudes del PSUC y que actualmente es presidente de la Amical de Antiguos Guerrilleros Españoles en Francia, participó desde el exilio en la operación. No fue ni mucho menos una tentativa improvisada, según recuerda, ya que 'se crearon unidades exclusivamente españolas contra las tropas alemanas en Francia con vistas a reconquistar España' al terminar con la misión.

El catedrático de Historia Contemporánea de la UAB José Luis Martín coincide en este punto y explica que la operación, liderada por el PCE del interior y en el exilio francés, supuso un 'planteamiento insurreccional contra la ocupación alemana y el fascismo local' parecido a los que estaban impulsando entonces los partidos comunistas francés, italiano, yugoslavo o griego.

El líder e ideólogo del ataque, a iniciativa propia, fue Jesús Monzón, el principal dirigente del PCE, que no se había exiliado a América o a la URSS, pero que no formaba parte del comité central del partido. El momento propicio fue en octubre de 1944, cuatro meses más tarde que el desembarco en Normandía, que forzó el inicio de la retirada nazi.

Monzón reunió un pequeño ejército de 4.000 maquis, con un escaso armamento. El dirigente comunista 'no era un iluso', según Martín, y proyectó una 'operación de entrada de gente armada por distintos puntos del Pirineo', aunque 'la Val d'Aran era el más importante de ellos'.

La 11ª Brigada tenía como jefe de Estado Mayor a Falguera, cuyo batallón contaba con 360 personas. 'Nos habían dicho que la población española esperaba una gesta para sublevarse', asegura, igual que consideraba 'lógico' que los ejércitos aliados les apoyaran militarmente, en línea con sus actuaciones ante Hitler y Mussolini.

El 19 de octubre entraron finalmente a la Val d'Aran, un punto estratégico, puesto que era de más fácil acceso desde Francia y así dificultaban la llegada de tropas nacionales. Al principio, el avance fue rápido y fácil. Falguera recuerda que 'el primer día cayeron 19 pueblos' y llegaron pronto a las puertas de la capital, Viella, aunque Martín matiza que 'Franco sabía que se estaba preparando algo', sin concretar, y por ello 'el efecto sorpresa se redujo'.

Entonces todo empezó a fallar. Por un lado, no se produjo el alzamiento interno esperado, a causa de 'la debilidad del PCE en el interior y la desmovilización de la población', según el historiador. 'El pueblo no estaba por revolucionarse', añade Falguera. Por otro lado, el apoyo aliado tampoco existió, a causa de las dudas que suscitaba el posible nuevo Gobierno. Martín explica que 'Churchill [primer ministro británico] prefería un régimen de orden' y el nuevo Gobierno de coalición francés, liderado por el conservador Charles de Gaulle, 'no veía clara la política insurreccional española'.

El historiador apunta otro elemento a discutir: el papel de Santiago Carrillo, delegado enviado por el comité central del PCE para recuperar el control del partido y que podría haber frenado la misión para hacer cumplir la estrategia internacional deStalin y sus pactos contraídos para no combatir por el poder en los países de la Europa Occidental.

Falguera se muestra 'orgulloso de haberlo intentado'

Como consecuencia, el 24 de octubre empezó la retirada y esta heroica gesta terminó. Pero, a pesar del riesgo, el resultado y sentirse 'traicionado por los aliados', Falguera se muestra 'orgulloso de haberlo intentado sin tener ningún tipo de interés personal'. Sólo se movían por creer en la 'República Española y en su Constitución'.

La historia de Daniel Andreu Uson es peculiar. Después de luchar como sargento en el bando republicano durante la decisiva Batalla del Ebro, exiliarse a Francia y volver a su pueblo natal, Monistrol de Montserrat (Barcelona), al saber que no sufriría represalias, fue reclutado el 1940 para realizar la mili franquista. Durante este tiempo no reveló su anterior cargo militar y, cuando estaba a punto de terminar la instrucción sin haber tenido que entrar en batalla, fue trasladado a la Val d’Aran para defender su capital, Viella, del intento de invasión.

Andreu explica que, en un inicio, no sabía que combatía contra maquis”, ya que “a las tropas no les decían nada”. Sólo vio “algunos pelotones” con un armamento limitado que, “tras dos o tres días de tiroteos”, se retiraron. Durante una noche, evitó realizar la guardia porque pensó que si se lo llevaban, “mejor”. Andreu asegura que la batalla le vino “grande”, al tener que luchar contra antiguos compañeros, aunque años más tarde pudo conocer y conversar “de buen rollo” en Venezuela con un maquis que combatió desde el otro bando en la misma batalla.

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