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La última batalla de Miguel Núñez

Albert Solé presenta en la Seminci 'Al final de la escapada', un documental sobre la muerte digna de un revolucionario

SARA BRITO

Es hora de desenterrar a los muertos. Y de ajustar cuentas con los vivos. De hablar de la vida y la muerte de cara. Eso hace en Al final de la escapada Albert Solé, realizador ganador de un premio Goya por su documental, Bucarest, la memoria perdida, e hijo del político catalán Jordi Solé Tura. 'Esta es una película sobre la muerte digna de un hombre digno', afirma el director, poco después de haber presentado su filme en la Seminci.

Miguel Núñez es ese hombre digno. Nacido en 1920 en Lavapiés, fue militante comunista y comisario político durante la Guerra Civil. En el franquismo fue repetidamente encarcelado. Se convirtió en uno de los héroes de la lucha antifranquista por su resistencia ante las torturas. Más tarde sería diputado por el PCE en el Congreso, y justo cuando tenía ante sí 'una prometedora carrera de burócrata de primera línea', como dijo Vázquez Montalbán, se marchó a Latinoamérica para emprender otras luchas por los derechos civiles. En Nicaragua y Bolivia llevó a cabo actividades de cooperación junto a Evo Morales o Ernesto Cardenal.

La actitud revolucionaria también marcó su muerte. Cuando las fuerzas le empezaron a fallar, Núñez se trasladó a Barcelona. Sabía que en Madrid, tras el caso Leganés, en el que la derecha de Esperanza Aguirre demonizó la práctica de los cuidados paliativos en el Hospital Severo Ochoa, no podría asumir su 'derecho a apearse de la vida', como dejó dicho en el documental.

Albert Solé, que conocía a Núñez por la amistad que le unía con su padre, decidió grabar esa última lucha. Al final de la escapada es, a la vez, un tributo a una generación de luchadores 'que hemos escondido bajo la alfombra', y un alegato por la muerte digna. 'Mi intención es abrir ese debate. Llamar al pan, pan y al vino, vino. Es una actitud progresista. Por eso enseño la muerte de Miguel en la película. Vamos a dejarnos de metáforas: Miguel se muere y así se muere un librepensador', afirma.

Por el filme, salpicado del humor socarrón de Miguel y las viñetas de un cómic sobre su vida que saldrá próximamente, pasan Marcos Ana, Agustín Ibarrola, el comunista catalán Sebastià Piera, Evo Morales y Pasqual Maragall, que intercambia chascarrillos con Núñez unos días antes de su muerte por sedación. 'Como decía Vázquez Montalbán: cada generación tiene su musculatura. Y la nuestra tiene mucho que aprender de la de Miguel y la mirada clara que tiene sobre la muerte', apunta.

Cuando se cumplen diez años de la primera fosa común abierta, Solé se pregunta cuándo vamos a rendir tributo a toda esa gente. '¿Vamos a esperar a que se mueran todos y entonces erigir estatuas y museos?'. Como dice Marcos Ana en el documental: 'Pasar página sí, pero después de haberla leído'. Miguel Núñez cerró el libro después de haberlo hecho.

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