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‘Fallout New Vegas’ ofrece otra aventura larga y profunda en un mundo devastado

JESÚS ROCAMORA

El ruinoso estado en que queda una civilización tras un desastre nuclear es también un escenario fértil para la ficción en libros (La carretera, de Cormac McCarthy) y películas (Mad Max). Y videojuegos: la saga Fallout ha hecho del apocalipsis un divertido campo de supervivencia para jugadores, aunque fue el pasado Fallout 3 (elegido como uno de los mejores títulos del año para Público en 2008) el que mejor ha sabido acercar el desastre atómico al gran público sin traicionar la profundidad que se espera en un juego de rol. Largo, extenso, hondo y con varios niveles de lectura (de jugabilidad, en su caso), su receta tuvo tanto éxito que apenas ha variado en esta secuela, Fallout New Vegas, que llega a PC, Xbox 360 y PlayStation 3.

El punto de partida ha evolucionado desde Fallout 3: en este último, el jugador debía abandonar el refugio nuclear en el que su personaje había nacido y crecido para poder así lanzarse a explorar el Yermo, que es el trozo de tierra seca y radioactiva en que ha quedado convertido el centro de Estados Unidos tras la Gran Guerra (Washington DC y alrededores).

Hay una historia principal, pero también otras tramas paralelas 

Fallout New Vegas se desarrolla tres años después (en 2280) y en otra parte: el desierto de Mojave y la ciudad de New Vegas, que no sufrió un ataque nuclear y donde las condiciones de vida son más 'amables' para los humanos.

Su historia nos pone en la piel de un mensajero que consigue sobrevivir de milagro al robo de la mercancía que debía transportar. El enorme potencial de Fallout New Vegas se despliega apenas abra los ojos: la misión principal empuja a buscar a los responsables del ataque y conseguir algunas respuestas, pero el jugador se ve pronto desbordado por misiones secundarias y tramas paralelas en las que perder el tiempo.

La ciudad de New Vegas ofrece minijuegos como la ruleta

El mundo de New Vegas respira vida por los cuatro puntos cardinales, así que nada impide recorrerlo buscando una aventura a la medida de cada uno. De nuevo, hay varias facciones en guerra (especialmente dos: la organizada y militarizada República de Nueva California y la mucho más salvaje Legión del César) y el jugador elige con quien alinearse: con unos, con todos o con ninguno.

La ciudad de New Vegas ofrece algunos de los cambios más divertidos en la jugabilidad: minijuegos como la ruleta o el blackjack, donde podemos jugarnos las diferentes monedas que hay en circulación. Otras novedades son la posibilidad de tunear y mejorar las armas, y un sistema para medir la reputación en los diferentes bandos según nuestros actos.

Sus responsables se han esforzado en doblar el juego al castellano 

El esfuerzo empleado por Bethesda es considerable, apreciable especialmente en el caso del doblaje al castellano. Y han tomado nota de las quejas de los jugadores más experimentados: Fallout New Vegas tiene un modo hardcore que hace que la tarea de sobrevivir sea todavía más chunga: la sed y el peso de las municiones cuentan. Pero el salto cualitativo es irregular. Por un lado, no hay evolución gráfica desde Fallout 3, más allá de una mejora en el motor para que las luces en el desierto luzcan más espectaculares, y sus gráficos ofrecen cierto aspecto desfasado.

Por lo demás, enhorabuena: Fallout New Vegas ya ha vendido cinco millones de unidades, lo cual no está nada mal entre tanto superventas bélico y futbolístico.

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