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Alemania se acerca al legado de Kafka

Berlín y Tel Aviv se disputan los manuscritos en un tribunal israelí

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

El legado literario de Kafka podría acabar en Alemania si concluyen satisfactoriamente las negociaciones que conducen los abogados de Eva Hoffe, que posee los manuscritos en varias cajas fuertes, con los abogados que representan a las restantes partes que reclaman los originales.

El diario Haaretz afirma que esta semana los manuscritos se han acercado más a Alemania durante la vista que ha tenido lugar en un tribunal de Tel Aviv. No obstante, la Biblioteca Nacional de Israel asegura que todavía tiene opciones de quedarse con el legado y ha aportado un documento que considera clave de quien fuera amigo y albacea de Kafka, Max Brod, fechado el 10 de enero de 1957.

En el documento, Brod afirma que las hijas de su secretaria, Esther Hoffe, no deberían implicarse en el futuro de los manuscritos, que deberían ir a manos de 'una persona más significativa'. Sin embargo, existen otros dos autógrafos de Brod fechados en 1948 y 1961 que son más precisos y dejan abierta la opción de que los originales vayan a Alemania.

En el primero dice: 'Solicito que después de que me haya ido... mi legado se entregue a una biblioteca pública judía o a un archivo de Palestina'. Pero el de 1961 dice: 'Pero todos los manuscritos, las cartas, los papeles y los demás documentos se pondrán al cuidado de la Biblioteca de la Universidad Hebrea de Jerusalén o de la librería municipal de Tel Aviv o de otro archivo público de Israel o del extranjero'.

Es precisamente la última palabra de este texto la que están utilizando los abogados de Eva Hoffe para solicitar que su representada pueda vender los manuscritos a alguna biblioteca pública alemana, aunque si la Biblioteca Nacional de Israel está interesada, los manuscritos se podrían subastar.

La madre de Eva Hoffe, Esther, vendió hace 20 años el manuscrito de El proceso, que muchos consideran la mejor novela de Kafka, al Archivo de Literatura Alemana de Marbach, en Alemania, por dos millones de dólares. Esther murió hace tres años, a la edad de 101 y desde entonces el asunto se encuentra pendiente de la resolución de los tribunales.

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