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La utopía proletaria que acabó con el adorno

Una exposición repasa la arquitectura rusa de 1915 a 1935.

TONI POLO

Un edificio destartalado, viejo. Dos ristras de ventanas separan sus tres pisos. En uno de los ángulos, balcones redondeados rompen la forma rectangular del bloque. Todo de cemento, rigurosamente gris. Es el Palacio de la Imprenta de Bakú (Azerbayán), construido por Semen Pen en 1932 bajo influencias de Le Corbusier. La foto la realizó el británico Richard Pare en 1999 y forma parte de la exposición Construir la Revolución. Arte y arquitectura en Rusia (1915-1935).

La muestra se puede ver en CaixaForum de Barcelona, desde hoy hasta el 17 de abril, y en Madrid entre el 27 de mayo y el 18 de septiembre. De octubre a enero de 2012, estará en la Royal Academy of Arts de Londres (coorganizadora, junto con la Fundación La Caixa y la Colección Costakis del Museo de Arte Contemporáneo de Tesalónica). La exposición descubre un periodo excepcional en la arquitectura y en las artes visuales, en el que participaron artistas del movimientos constructivistas como Liubov Popova, Alexander Rodchenko o Kazimir Malevich, y arquitectos rusos como Melnikov, Guinzburg o Vesnin y europeos como Le Corbusier o Mendelsohn.En el recorrido se aprecian 230 obras, entre maquetas, dibujos, pinturas y fotografías de época y actuales (las de Richard Pare).

'Las formas estaban dictadas por la funcionalidad', señala la comisaria

El Palacio de la Imprenta de Bakú es uno de los muchos ejemplos de la arquitectura soviética de los años posteriores a la revolución de 1917 y plasma el nuevo lenguaje visual para construir una sociedad basada en el ideal socialista. El nuevo Estado requería nuevos tipos de edificios, desde casas-comuna, clubes y equipamientos deportivos para el proletariado victorioso, hasta fábricas y centrales eléctricas para hacer frente a los ambiciosos planes de industrialización del país, o centros de difusión de la propaganda. 'Las formas estaban dictadas por la funcionalidad del edificio señaló ayer la comisaria de la exposición Maryanne Stevens. Esto llevó a un nuevo estilo, influido por el abstractismo europeo y basado en nuevas formas geométricas, sencillas y rompedoras'.

Con estas premisas, la creatividad excepcional desembocó en un estilo arquitectónico que no estaba sometido a los dictados burgueses del pasado: 'Creaban edificios para la utopía proletaria', en palabras de Stevens. El resultado fueron unas construcciones de formas geométricas puras sostenidas por enormes pilares y sin ornamentación, en los que la forma externa y la distribución interior tenían que reflejar directamente la función del edificio. La represión cultural y el realismo socialista impuestos por Stalin acabaron abruptamente con la efervescencia de este movimiento artístico y arquitectónico.

Grandes arquitectos, como Le Corbusier o Mendelsohn, se unieron a la causa

La exposición presenta fotografías (actuales y de la época) de edificios organizados en cinco ámbitos: Gobierno y comunicaciones, como el mastodóntico Gosprom, en Ucrania, sede de 25 administraciones gubernamentales; o la torre de radiodifusión Xabolovka, en Moscú, de 1922; industria, como la Fábrica Textil Bandera Roja, de 1927-1937, en Santpetesburgo; vivienda, con edificios como la casa-comuna Narkomfin, en Moscú, o un conjunto residencial en Ekaterimburgo; educación, salud y ocio, como el Club de los Trabajadores Russakov; y, por supuesto, un espacio reservado al Mausoleo de Lenin.

 

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