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"Es la vez que menos máscaras me he puesto"

Oriol Vila. Actor revelación. Siente pudor al verse tan parecido al melancólico personaje de ‘Todas las canciones hablan de mí’

SARA BRITO

En la ducha o en el tren. Cualquier lugar es bueno para garabatear mentalmente un discurso. En esos lugares ha empezado a hacerlo Oriol Vila (Barcelona, 1978), que no quiere olvidarse de nombrar ni a su madre si el próximo domingo gana el Goya al que está nominado: el de mejor actor revelación por su papel del melancólico Ramiro Lastra en Todas las canciones de mí. El debut de Jonás Trueba tras las cámaras, que le ha valido también una candidatura a mejor dirección novel, es el primer papel protagonista de Vila, después de una larga carrera teatral y televisiva (en TV3 sobre todo) y de un puñado de papeles secundarios en filmes como El séptimo día o el también nominado Pájaros de papel, de Emilio Aragón.

Usted no es un recién llegado a la interpretación, pero este es su primer protagonista en cine. ¿Ya era hora?

Es la mejor manera de empezar, con alguien de confianza y un personaje muy bien escrito. Ha sido una suerte. En cine he hecho secundarios característicos y puntuales. Y cuando haces un secundario es muy agradecido por una parte, pero a la vez es complicado porque los días que vas a rodar tienes que dar en la diana. En cambio, tengo la sensación de que con un protagonista viajas con la película, formas más parte de ella. También depende: hay directores que te piden que vayas con una propuesta clara y otros que te piden que te dejes llevar.

Y ¿cómo es Jonás Trueba?

Le gusta mucho que las cosas sucedan en rodaje. Ensayamos bastante, pero era para bucear en el mundo de Ramiro. Por eso quiso que yo estuviese muy involucrado en el proyecto, desde las localizaciones a los decorados. Me lo contaba todo. A la vez, él quería que nos permitiésemos que las cosas que sucedieran en plano fueran parte de la realidad de la vida, que no estuviera medido.

En ese sentido, usted y Bárbara Lennie aportaron mucho de sí mismos a los personajes. ¿Es así?

Es la vez que menos me he escondido detrás del papel y que menos máscaras me he puesto. Cuando veo la película me causa mucha impresión y pudor porque veo que lo que le sucede al personaje es lo que me estaba sucediendo a mí en ese momento. Y me impacta porque creo que no podría volver a hacer eso. Jonás se fijó mucho en cómo estaba yo física y emocionalmente y lo aprovechó. Además, algo que tengo en común con Ramiro es la manera en que él se ve a sí mismo como un tipo deconstruido.

¿Cambió el personaje del guión al rodaje?

Al guión de Daniel [Gascón] y Jonás le pasa lo que a las obras de Chéjov, dependiendo de qué actor lo interprete es de un color u otro. El guión de Todas las canciones... permite que el actor haga el papel a su manera. Si Ramiro Lastra lo hubiera interpretado otro actor sería otra película. Por eso no tengo conciencia de cómo varió, porque siempre he sentido que era yo el que haría ese papel.

También actúa en otra nominada, Pájaros de papel', ¿en qué se parecen Aragón y Trueba?

Con Emilio cada día de rodaje era emocionante, como con Jonás. La verdad es que he tenido una suerte enorme con los dos. Ambos han hecho la película que necesitaban hacer y la han hecho desde las entrañas y el corazón.

¿Qué ambición tiene como actor?

Trabajar. Y si tengo la suerte de hacerlo en proyectos buenos, mejor. Me tranquiliza haber sido nominado al Goya a los 32 años y no antes. Es una alegría inmensa, pero si no me lo dan no va a cambiar nada en mi vida. El trabajo es lo que te convierte en actor. Esto no es un don.

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