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Vattimo, contra la verdad absoluta

El filósofo italiano ataca las certezas capitalistas en su último ensayo

 

LÍDIA PENELO

'Si uno dice que no hay verdades absolutas, la gente se enfada', lamenta Gia-nni Vattimo, autor de Adiós a la verdad (Gedisa), el último libro publicado en español de este maestro de la hermenéutica, un concepto con el que fomenta la tolerancia. Vattimo, que nació en Turín en 1936, y que ha hecho suyos los libros de Heidegger y Nietzsche, se declara un anarcocomunista: para él los absolutismos son peligrosos porque implican autoritarismo y dominación.

Vattimo se rasca la cabeza, calla y duda antes de exponer sus ideas: 'No nos gusta vivir en una sociedad abierta, incluso la gente que no cree en las verdades absolutas tiene la nostalgia de un referente fuerte o un padre autoritario, pero esto también es un problema político, no sólo filosófico', subraya.

«Vivir sin red, nos hace sentir huérfanos», argumenta Vattimo

Huérfanos de verdades

Dice que incluso entre sus 'colegas filósofos' es muy difícil hablar de verdad y que, por eso, eligió la vía de la hermenéutica, en lugar de la metafísica. 'Es como cuando Nietzs-che habla de la muerte de Dios, todos lo sabemos, pero no lo asimilamos, porque preferimos un mercado lleno de verdades absolutas que nos haga sentir seguros. Porque vivir sin red, nos convierte en huérfanos añade este pensador que se matriculó en la Facultad de Filosofía para poder trabajar y aportar dinero a su familia. El motivo de una vocación es muy complicado'.

En el segundo capítulo de Adiós a la verdad, Gianni Va-ttimo habla del futuro de la religión y de un cristianismo no religioso. 'No creo que el Papa se fustigue pensando que si uno no es católico va al infierno. Eso lo podían pensar en la Edad Media, pero hoy ya no. En la actualidad, hay una contradicción entre lo que se dice y la aceptación de la multiplicidad de culturas', resuelve. 'Con este panorama, la filosofía lo máximo que puede hacer es sustituir la caridad por la verdad, y recordar que la verdad ha provocado muchas guerras en su nombre', sostiene este filósofo que no concede ninguna autoridad al Papa, y que no se cansa de repetir que 'gracias a Dios' es ateo.

El pensador critica que Berlusconi se rodee de analfabetos

Esperanzas utópicas

Gianni Vattimo conserva la conciencia de clase y cuenta que se siente a gusto con los que comparten sus afinidades: 'Prefiero la verdad de los proletarios a la de los ricos porque yo soy pobre. Y ese planteamiento es natural, sólo lo encuentran escandaloso los que dicen que tienen la verdad absoluta'.

Él, que inició su trayectoria política en el Partido Radicale de Italia, explica sin pudor que todavía cobra el sueldo de diputado europeo: 'Sigo siendo un estatalista, soy un social comunista. El capitalismo está en una crisis mortal, pero los gobiernos sólo subvencionan a los bancos, que ya sabemos que son unos gánsteres. Supongo que utópicamente espero la transformación de la sociedad, aunque no veo muchas posibilidades concretas. Mi optimismo se basa en creer que se cree'.

Avergonzado por la gestión del Gobierno italiano, no duda en criticar al primer ministro de su país: 'Silvio Berlusconi es uno de los hombres más ricos del mundo, y pasa sus noches con señoritas que después del bunga bunga no dicen nada. Le frecuentan analfabetos y eso me parece deprimente, porque este señor nos manda, y se podría permitir invitar a premios Nobel y gente que piensa, pero no le interesa. Así nos va'.

Gianni Vattimo es consciente del peso de los medios de comunicación y del escenario multimedia, y apuesta por un nuevo esquema de valores, dominado por la tolerancia hacia la diversidad y la pluralidad.

 

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