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Borges reinventa a Fernández Mallo

El escritor gallego crea la primera novela en internet y reescribe 'El hacedor' de Jorge Luis Borges, en un experimento múltiple a la vuelta de su famosa trilogía 'Nocilla'

PEIO H. RIAÑO

Agustín Fernández Mallo ha perdido los papeles. Podemos decir que es el primer autor en crear una novela en red diseñada para dispositivos portátiles y tabletas. Una vez cerrada la trilogía Nocilla entra en otra odisea, con la que confirma su nueva sinfonía: un experimento que abre la dimensión infinita del libro que viene. Ha puesto a trabajar a su novela en otros derroteros, relacionándola con herramientas como el vídeo. El libro no es el único que cambia en esta transmutación: el autor Mallo sólo es el primero se llena de instrumentos y es imposible saber cuántos podrá llegar a tocar con el tiempo. Pero Fernández Mallo no ha perdido la cabeza todavía, Alfaguara también publicará El hacedor (de Borges), Remake en formato tradicional.

La versión digital del libro incluirá contenidos y recursos propios

Es su padre literario. El autor reconoce a este periódico que la lectura de El hacedor de Jorge Luis Borges fue importante para él y su obra, porque comprobó que todo lo que quería hacer ya lo había hecho alguien antes. 'No era imposible'. En Borges encontró el modelo para ponerle carne al pixel, para aplicar a las teorías frías de la ciencia, la emoción de la literatura. 'Por eso reescribirlo ha sido tan importante para mí. Seguramente habrá quien piense que esto es una falta de respeto, porque hay personas que se apropian de los demás como si fueran ellos. A Borges le he tratado con mucho respeto', reconoce Fernández Mallo.

'Lo importante es ser original reescribiendo', cuenta el autor

Ha tomado de Borges hasta el epílogo y del cierre del genio argentino, hasta la apreciación de su propia novela: 'Es mi novela más personal', escribió uno en 1960 y otro en 2011. Más de 50 años son suficientes para respetar íntegramente las 56 partes originales, pero vestirlas de otra cosa. Agustín Fernández Mallo se ha camuflado con las obsesiones de Borges para ampliar su propuesta estética a fondo, con piezas escritas desde 2004 hasta nuestros días. Hay muchos Fernández Mallo ahí dentro. 'Aquí hay algunos cuentos que parecen capítulos idénticos de alguna de las Nocillas y otros, los más recientes, que no tienen nada que ver. Además, me he permitido experimentar más con la imagen y ser más abstracto', cuenta. Y la verdad, si en las novelas de su trilogía había una cierta unidad, aquí no hay ninguna. Es el colmo de su proyecto fragmentario.

En uno de los relatos, recrea a un Borges convertido en becario de Marvel

Así como el espacio poético de Borges se multiplica hasta el infinito, así lo multiplica el autor de este remake. La reescritura aprovecha el relato original, que deriva por el laberinto de un mundo compuesto por cientos de senderos que se bifurcan o de espejos que se duplican, entre juegos. Hasta que llega la ceguera. Hasta que el lector entiende que cada impacto es un camino, cada capítulo una nueva parada sin relación con la anterior. Y las distintas estéticas, estilos, voces, tramas, texturas, se combinan sin fin. 'El libro podrá gustar más o menos, pero nadie puede atacar el remake, porque toda la literatura que hizo Borges es un remake. Se dedicó a reescribir la historia de la literatura, desde Homero a novelas de serie B de ciencia ficción', explica el autor. Él sólo ha hecho lo que ya hizo el autor de El Aleph.

'Cuando escribes algo, debes estar completamente enamorado'

'Borges fue el primero en decir que no hay nada original y que toda literatura es un ejercicio de reescritura. Es lo que he hecho yo'. Fernández Mallo se pregunta qué significa ser original hoy. 'Pensábamos que era hacer algo absolutamente nuevo, pero cuando nos dimos cuenta de que eso era imposible porque todo se basa en otra cosa, asumimos que lo que hacíamos era reescribir una y otra vez. Eso sí, haciéndolo a nuestra manera. Lo importante es ser original reescribiendo', cuenta. A pesar de todo lo que han sonado, de todas las alabanzas, críticas y prejuicios que han disparado por sus experiencias literarias, Mallo asegura que no piensan que estén descubriendo la pólvora. Este es el debate de fondo del libro: ¿puede ser un experimento una revisión, un remake? Quizá ya sea demasiado tarde para preguntarse este tipo de cuestiones.

Como si fuera un ser extraterrestre que acaba de llegar a la Tierra. Si hay intento de originalidad, está en mirar lo conocido como si lo hiciera alguien que lo mira todo sin referencias. Desde esa actitud de falsa ingenuidad trabaja con el extrañamiento que produce encontrarse por primera vez tanto con la cotidianidad como un libro escrito hace más de medio siglo. 'El cinismo me molesta, me parece que no es jugar limpio', por eso en sus novelas los personajes apenas sufren la gravedad de un conflicto o la amenaza de un contexto violento. Es un juego puro, limpio. Este El hacedor (de Borges), Remake incluye a un nuevo Fernández Mallo: no seguir ni un hilo ni un argumento le permite cambiar de careta constantemente, perderse entre las técnicas narrativas. Incluso aplicar una poesía que no suele practicar: 'Algunos poemas son hasta visuales y cómicos en la segunda parte del libro', uno de ellos bromea con el origen de la Quiniela.

Al no seguir una estructura tradicional de novela, no le hace falta conservar personajes, entre tantas otras cosas. Lo ha destruido todo. Menos lo esencial. La carne y el corazón. El humor y el amor. 'Yo es que leo mucho a Borges en clave humorística. Creo que es un gran humorista, además de un tipo muy serio', asegura. Siempre se ha interesado por el humor absurdo, pero es en este libro donde ha desmitificado la gravedad de la literatura a golpe de desconcierto. En el relato más burlón de todos, El cautivo, recrea a un Borges convertido en becario de la Marvel, creando a Los 4 fantásticos bajo el seudónimo de Stan Lee. 'Con ese relato me divertí mucho'. Y recuerda a Boris Vian para destacar que el novelista francés le interesa precisamente por hacer de lo absurdo verosimilitud. 'Es un humor muy inteligente, me encantaría llegar a eso', y realmente Mallo lo hace, presenta al absurdo como si nada hubiese ocurrido. Como si se tratase de una película de Yasujiro Ozu, de Buenos días (1959), por ejemplo.

¿Y del amor, qué? Muchas de estas partículas laten por amor. 'Está en todo lo que hago. Fue una de las bases de la trilogía, en Lab, sobre todo, con la pareja que viaja por Cerdeña. Y en todos mis poemarios el amor es la constante', dice. Pero ahora es menos solemne, sin cinismo, y lo maneja desde la ingenuidad y la entrega. 'Esa parte de ingenua pureza me interesa y es en lo que confío. El amor es importante, cuando escribes algo debes estar completamente enamorado'. A la vista de los excelentes resultados, en esta ocasión también lo estaba porque ha disparado la utilización de gráficos y fotografías, la intertextualidad, la economía de medios y, en general, el rechazo absoluto a cualquier convención. Fernández Mallo ha trascendido a sí mismo llevándose por delante a Borges.

La versión enriquecida para leer en pantalla 

Además de la versión en papel de ‘El hacedor (de Borges), Remake', aparecerá otra versión digital que ampliará los contenidos y recursos, tanto narrativos como visuales, de la novela de Fernández Mallo. Se podrá leer en dispositivos que permitan mostrar vídeos en pantalla, sonido, así como enlaces en tiempo real a internet. También cuenta con enlaces directos a blogs, páginas web y diferentes materiales disponibles en YouTube. Y, sobre todo, vídeos que el propio autor ha elaborado específicamente para la novela, que no están en internet, sino dentro del propio libro.  

Los tentáculos del escritor se estiran 

'La novela es más que un libro. Esto sólo es el comienzo. Estamos empezando a averiguar qué es. El papel del escritor también ha cambiado: eres un escritor, pero al tiempo haces una sinfonía con otros elementos que exceden los límites del libro en papel', explica el autor de ‘El hacedor (de Borges), Remake'.
Fernández Mallo cuenta que ha preferido hacer los vídeos él porque eso le permite investigar. 'Hasta ahora no había tecnología, había que colgar las cosas en un blog de cualquier manera, pero ahora eso ha cambiado. Todo eso podrá estar en un dispositivo'.  

El continente influye en el contenido

El nuevo formato amplía el potencial creativo: 'No es sólo un continente, influye en el contenido. No creo que la literatura que conocemos se extinga, pero si la ampliará y los escritores experimentarán un nuevo tipo de creación', afirma Fernández Mallo. De hecho, él mismo asegura que el escrito del que más satisfecho se siente es el titulado ‘Mutaciones', en el que el escritor sigue el recorrido que hizo el padre del ‘land art', Robert Smithson, por los monumentos de Passaic, zona residencial de Nueva Jersey, en el año 1967. Un experimento redondo.  

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