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No torturen a la hija del sospechoso

'Justicia' disecciona las implicaciones morales de las leyes

BRAULIO GARCÍA JAÉN

¿Aprobarías el uso de la tortura contra los sospechosos de terrorismo para salvar la vida de decenas de inocentes? Ese viejo dilema moral, que tras los atentados del 11-Sy la llamada guerra contra el terror renovó su vigencia, suele convocar, más allá de las cuestiones relativas a su eficacia, dos posturas irreconciliables. Quien responde afirmativamente considera que el valor de la vida de esas decenas de personas está por encima de la del terrorista; y quien responde negativamente, lo hace convencido de que la tortura es en sí misma un acto inhumano y que como tal debe rechazarse, incluso al precio de arriesgar la vida de los demás.

Michael J. Sandel, profesor de la Universidad de Harvard y autor de Justicia (Debate), añade una variante para mostrar que, en el fondo, el criterio utilitarista (el que sostiene que sólo los números importan) es insuficiente a la hora de autorizar el uso de la tortura. ¿La autorizarían también en el caso de que, visto que el torturado no canta, se planteara la conveniencia de torturar a una de sus hijas pequeñas? 'Seguramente no responde el propio Sandel a Público. Incluso los defensores de la tortura no creen realmente, desde un punto de vista moral, que sólo importen los números'. El libro, que sistematiza sus cursos durante 30 años, ha vendido un millón de ejemplares en Estados Unidos.

Sandel ha vendido más de un millón de ejemplares en Estados Unidos

La discusión frente al rampante utilitarismo es el gran eje del libro. Una discusión que se revisa a la luz de algunas de las otras grandes teorías de la justicia con mayor vigencia. El universalismo de Kant, el igualitarismo de JohnRawls, o la búsqueda del bien común de Aristóteles. El ejército profesional u obligatorio, las madres de alquiler y las primas multimillonarias a los ejecutivos de los bancos rescatados con dinero público, además de algunos dilemas sobre la llamada guerra contra el terror, son los ejemplos de los que se sirve Sandel para conducir su reflexión con dialéctica: yendo de los casos concretos a los principios generales y viceversa. No hay, sin embargo, ninguna referencia a Guantánamo: 'Mi preocupación fundamental no está relacionada con la paz y la guerra', dice.

Lo que sí es una preocupación fundamental de Sandel es la relación entre la moral y la ley. De hecho, no cree que haya leyes neutrales: 'Uno de los argumentos que pretendo mostrar es que no es posible formular leyes sin tintes morales. Sería muy tentador, pero es una actitud inalcanzable y en parte peligrosa, porque impone ciertas opiniones morales sin que haya un debate real sobre sus principios', explica.

'El centro izquierda se ha escorado demasiado hacia el libre mercado'

El ejemplo favorito de Sandel es el del libre mercado, que defienden a rajatabla los que él llama 'libertarios' y que no siempre se sitúan a la derecha en el arco político. 'Los partidos de centro izquierda han cometido un gran error escorándose demasiado hacia esas ideas libertarias', advierte el autor.

Tras la hegemonía intelectual de las ideas conservadoras de Margaret Tatcher y Ronald Reagan durante los años ochenta y noventa, la izquierda quiso mantener su defensa del Estado del bienestar sin criticar los fundamentos del libre mercado. 'Y creo que fue un error del que no se ha recuperado todavía y que explica en parte la crisis financiera que vivimos', añade. A juicio de Sandel, a los excesos del mercado únicamente se puede hacer frente 'reformulando los grandes principios de la comunidad y la solidaridad'.

 

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