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Lo que Degas se negó a exhibir

El IVAM trae por primera vez a España la obra escultórica completa del autor impresionista.

MARÍA GARCÍA TORRES

Una investigación casi de novela, unas esculturas de cera que sobreviven milagrosamente a una fundición y a una guerra, y una puerta olvidada que esconde 74 reproducciones en yeso de las esculturas originales del malhumorado y genial Edgar Degas (1834-1917). Estos son los ingredientes de la muestra que exhibe el IVAM y que por primera vez trae a España la obra escultórica completa del impresionista francés.

¿Qué tiene más valor, el original o la copia? La cuestión pierde el sentido cuando el mismo proceso artístico de estas esculturas requiere la creación de un molde que permite reproducirlas. 'Y en cuanto a su precio, nunca hay tantas como demanda el mercado', señala el comisario de la muestra, Walter F. Maibaum.

Degas sólo expuso una escultura en su vida. Fue en 1881: La petite danseuse, una niña bailarina que vistió con tutú y zapatillas de ballet reales y que coronó con un moño de crin de caballo que espantó a la crítica del momento por su realismo y modernidad. Herido su ego, el artista siguió trabajando en pequeñas figuras de cera que modelaba para observar su movimiento y la luz antes de pintarlas.

Aquellas figuras nunca se expusieron en vida. Tras su muerte, sus herederos las encontraron en su casa y estudio. 150 pequeñas bailarinas, mujeres tomando baños, caballos al trote... movimiento, ternura y espontaneidad de unos pequeños personajes que parecían captados en una instantánea. Para evitar que se perdieran, escogieron las que se conservaban en mejor estado y se acordó con una fundición sacar los moldes de 74 de estas figuras de cera. Entre 1918 y 1936 se hicieron y vendieron una media de 29 de estas estatuillas de bronce por cada una de las esculturas, pero la II Guerra Mundial frenó esta multiplicación de la obra escultórica de Degas y supuso el cierre de la fundición.

En el 55, los herederos de esta descubrieron que las figurillas de cera habían sobrevivido al proceso de sacar el molde, a los combates y al abandono. La siguiente sorpresa vino en 2001, cuando apareció una reproducción en yeso, desconocida, de La petite danseuse. Tras años de investigaciones, Maibaum y su esposa llegaron a un despacho de otra fundición. Era una de las más famosas en París y por ella habían pasado obras de Rodin, Renoir o Picasso. Tras una puerta cerrada con llave se encontraban 74 yesos que el amigo de Degas y escultor Paul-Albert Bartholomé había sacado de las figuras de cera originales, algunos de ellos mientras el artista aún vivía.

De estos yesos se han sacado las figuras que se exponen en Valencia y que permiten observar los dedos, las obsesiones, los juegos y los personajes que acompañaron al huraño Degas cuando creaba sus cuadros más famosos y cuando, ya anciano, trataba de ganar el paso a la ceguera.

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