Público
Público

Jugar a ser sicario

El videojuego 'Call of Juarez: The Cartel' recrea la lucha por el control del narcotráfico entre las bandas y la Policía de EEUU en la frontera de México

MAJO SISCAR

Disparos, persecuciones, sicarios, policías corruptos Retazos de una ciudad, Juárez, en la que cada tres horas muere alguien a manos del crimen organizado. Resumen de una epidemia, el narcotráfico, que mantiene en jaque a medio país y se expande por el otro medio. La realidad de la frontera de México y EEUU ha dotado de todos los ingredientes necesarios para que el tercer capítulo de la premiada serie Call of Juarez, sea uno de los videojuegos más esperados por los aficionados de todo el mundo.

Ubisoft, la empresa creadora de Prince of Persia, Assassin's Creed o Red Steel, se ha inspirado en Ciudad Juárez para renovar esta saga, basada en el lejano Oeste. La propia demo de Call of Juarez: The Cartel lo deja claro: 'Nada ha cambiado en el viejo Oeste'. Donde antes mataban por extender su territorio, ahora lo hacen por sexo, drogas, dinero y armas.

Las autoridades de Chihuahua quieren que se prohíba su comercialización

Ante esta situación, Ubisoft hace una propuesta virtual atrevida, no exenta de polémica. El cártel de los Mendoza hace volar por los aires una comisaría de Los Ángeles y mata a centenares de personas. La Policía de EEUU cree que sólo si los hampones de la droga se han infiltrado en sus filas pueden planear un atentado así. Ante esta situación crítica, la Policía envía a un comando especial, al margen de la ley, para acabar con el cártel.

El trío asesino lo conforman Kim Evans, una chica de la calle reconvertida en agente del FBI; Eddie Guerra, un policía antinarcóticos ludópata, y Ben McCall, un brutal detective de Los Ángeles, descendiente del reverendo Ray McCall, del primer Call of Juarez. Los jugadores viajarán junto a estos personajes desde Los Ángeles por el desierto de Arizona, Nuevo México y Texas, hasta llegar a Ciudad Juárez. En el camino descubrirán cómo la corrupción y la impunidad permiten el tráfico de drogas hacia el norte ,y el flujo de armas y fajos de billetes hacia el sur. En definitiva, un western actual que propone jugar a ser sicario desde el sofá de casa.

'Experimenta el moderno salvaje Oeste sin ley2, reza la promoción

Pero en México los tiroteos del videojuego suenan demasiado reales como para pasar desapercibidos. Las primeras protestas han venido de las autoridades del Estado de Chihuahua, al que pertenece Ciudad Juárez, que han exhortado al Gobierno Federal a que prohíba su comercialización, prevista para agosto.

'No queremos que los niños y jóvenes mexicanos se lleven esa impresión de Ciudad Juárez', explicó el diputado Ricardo Hueso. Una mala imagen que, no obstante, se desprende de la realidad.

En los últimos cuatro años, esta urbe se ha convertido en la trinchera principal de la lucha por el control del tráfico de drogas, que ya se ha cobrado 8.000 víctimas. Sus vecinos graban los enfrentamientos con el teléfono móvil. Una auténtica guerra que, a diferencia de lo que ocurre en el videojuego, es real.

Ubisoft, por su parte, ha eludido entrar en el debate. Su única respuesta a Público fue el envío de un comunicado promocional: 'Toma la justicia por tus manos y experimenta el moderno salvaje Oeste sin ley'. La moraleja es que, al final del videojuego, quien acaba imponiendo el orden es un Tío Sam al margen de la ley.

Durante el mandato de George Bush, la compañía ya sacó un juego, Call of Duty, donde una de las misiones era matar a Fidel Castro. Call of Juarez: The Cartel se presentó pocos días antes de que el presidente de EEUU, Barack Obama, y su homólogo mexicano, Felipe Calderón, discutieran la posibilidad de que agentes estadounidenses cruzaran la frontera armados.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?