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Balcells remata en el Cervantes su última operación literaria

La agente literaria recupera la obra del autor marginal Aliocha Coll, al depositar su legado en la 'Caja de las letras'

PEIO H. RIAÑO

La agente literaria Carmen Balcells ha encerrado en el Instituto Cervantes los secretos del único autor que se le ha resistido en más de 50 años de trayectoria, para sacarlo dentro de un año convertido en estrella de una vez por todas. Aliocha Coll, escritor marginal del que sólo se publicaron cuatro novelas a finales de los ochenta, tendrá una nueva oportunidad, 21 años después de su suicidio en París, con la última operación comercial de Balcells.

Ayer, la gran agente del Boomlatinoamericano llegaba con toda la pompa a las instalaciones de la inmensa caja fuerte de la sede central del organismo. Bajo el brazo traía manuscritos originales de traducciones y novelas de Coll, que todavía conservaba en su despacho, después de vender todos sus fondos al Ministerio de Cultura por tres millones de euros, el pasado mes de diciembre.

La agente reconoce su audacia para rescatar la obra de Aliocha Coll

Desde que en 2007 el Instituto Cervantes invitara a depositar el legado de la cultura española e hispanoamericana en la iniciativa documental la Caja de las letras, 16 personalidades han cedido documentos u objetos para que permanezcan custodiados en las instalaciones de la caja fuerte, que la sede de la institución heredó cuando se mudó al edificio del Banco Central. Esas cápsulas del tiempo de Francisco Ayala, Antonio Gamoneda, Ana María Matute, Juan Gelman, Juan Marsé, José Emilio Pacheco, José Manuel Caballero Bonald, Carlos Edmundo de Ory, Antoni Tàpies, Luis García Berlanga o Margarita Salas, entre otros, permanecen cerradas sin fecha de apertura.

Pero cuando ayer Carmen Caffarel anunciaba que en 12 meses Balcells aparecería de nuevo ante la caja 1.569 a abrir los documentos a los que acababa de echar el candado, quedaba clara la visión de la agente que el año pasado acumuló entre sus clientes los mejores premios: el Nobel de Mario Vargas Llosa, el Cervantes de Ana María Matute, el Nacional de Narrativa de Javier Cercas, el Planeta de Eduardo Mendoza y el Nadal de Alicia Giménez-Bartlett. Tiene un catálogo de autores con valores que nunca fallan. Por eso le quedaba la espinita de Aliocha Coll sin curar.

'Lo recupero porque es un valor que se me ha quedado en las manos. Es un valor real', asegura Balcells a este periódico tras finalizar el acto. 'Creo seriamente que tiene una segunda oportunidad. Pero ¿sabes en qué creo muchísimo? En el Instituto Cervantes. Tiene un público joven y ecléctico. Hay una cantidad de medios nuevos, como internet, y quiero probar a ver si despierta la curiosidad en las mentes inteligentes', reconocía.

'Lo recupero porque es un valor que se me ha quedado en las manos', dice Balcells

Ayer fue el primer día de la nueva era Aliocha Coll, en la que asistiremos a recuperaciones que, hasta el momento, sólo se atrevieron a hacer la editorial Alfaguara, en tiempos de Jaime Salinas, a principio de los ochenta, con la novela Vitam Venturi Saeculi; y Destino, con El hilo de la seda y Atila, a principio de los noventa. Javier Marías estaba en el equipo de lectores de Salinas, junto con Juan Benet y Juan García Hortelano, y recuerda que Alfaguara tardó varios años en decidirse.

'Yo le preguntaba por qué no probaba a hacer algo menos vanguardista. Realmente tenía mucho talento literario y podría haber hecho cualquier cosa. Hay que reconocer que sus textos eran muy herméticos. Era difícil que un editor asumiera el riesgo de publicar algo que no comprendería el lector más convencional', afirma Javier Marías a este periódico.

'Tendrá los mismos lectores que tiene la poesía', vaticina Javier Marías

'El año que viene habrá muchos más originales de los que hay hoy', avisa Balcells, que tiene de su lado a los herederos de Aliocha Coll para recuperar incluso el inédito ensayo sobre el dolor, que trabajó en sus últimos años. 'Me interesa mucho ese ensayo porque cuando hablábamos me decía que estaba experimentando con su propio cuerpo. Dejaba de tomar la medicación', explica Marías.

¿Dentro de un año habrá cerrado con alguna editorial un contrato? 'Haya contrato o no, lo que sí habrá seguro es una edición de su poesía completa', responde tajante Balcells. Mira a su derecha, donde están sentados los tres herederos del autor, y les pregunta sin dejarles salida: '¿Nos comprometemos, verdad?'. Inmediatamente, uno de ellos le pide su email personal para escribirle. 'Hace falta tacto para editar un libro'. ¿Se refiere a la mano del Instituto Cervantes para editarlo? 'No, no hace falta. El Cervantes nos ha invitado a entregar un legado, punto. Me ha prestado esa oportunidad. Yo he tenido la audacia de aceptarlo y ahora me queda el reto de decir el día 21 del año que viene: Hemos sacado la poesía de Aliocha'. Ya está'. Nadie como Balcells para hablar alto y claro.

Sin embargo, a pesar de que haya puesto todas las esperanzas en el nuevo lector, el propio Marías se muestra más cauto: 'El público de ahora es todavía más difícil que el de entonces, porque es más convencional, más acomodaticio y menos dispuesto a tomarse el esfuerzo de una narrativa experimental. Tendrá los mismos lectores que hoy tiene la poesía'. Si con este movimiento Balcellsconsigue colocar a Coll entre las novedades, será el broche para una carrera infalible.

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