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El disco que rompió el flamenco

Un libro reconstruye la volcánica gestación del álbum que Enrique Morente y Lagartija Nick crearon en los noventa. La obra recoge las últimas entrevistas del cantaor y abre una colección de textos sobre discos clave d

JESÚS MIGUEL MARCOS

Omega, además de un disco, fue un acontecimiento. Los actores, numerosos y variopintos, fueron atraídos hacia el centro de una órbita sobre la que giraban cuatro fuerzas centrífugas del arte empujando los límites de la creación: Federico García Lorca, Leonard Cohen, Lagartija Nick y Enrique Morente.

Se cocinó durante varios años, a fuego lento, en un proceso de alto riesgo con momentos volcánicos que transformó para siempre las carreras de sus principales protagonistas y, por extensión, dejó tocado al que recibió su onda expansiva. Un hito insólito, un faro en la costa de la música española que alumbra a todos los artistas que se atreven a aproximarse a él, siempre sumidos en la oscuridad y azotados por un intenso oleaje.

Morente contactó con el presidente de Universal, que no le devolvió la llamada

Este miércoles se edita la biografía oral Omega (Lengua de Trapo), un libro de Bruno Galindo, con prólogo de Santiago Auserón y epílogo de Leonard Cohen, que reconstruye la gestación del álbum con las opiniones de más de 50 personajes que la vivieron de cerca. La voz cantante la lleva Morente, motor y cerebro del proyecto, cuyas últimas entrevistas antes de fallecer el pasado mes de diciembre las hizo para la elaboración del libro.

'Hubo dos encuentros significativos, en septiembre y en octubre del año pasado en Madrid', cuenta a Público Bruno Galindo; 'al principio se quitaba importancia, como si hubiera sido un músico más que pasó un día por allí. ¿Pero qué te voy a contar yo de Omega?', me decía. En el segundo encuentro diseccionamos el álbum. Aquella noche le fui a buscar a la Casa de América y estuvimos juntos hasta el amanecer. Me impresionó su sabiduría acerca de la música y del arte. Le gustaba comunicar su experiencia, contar de qué estaba hecho su arte y qué cosas le habían pasado, y sólo daba la impresión de guardarse ciertos secretos hasta la hora adecuada'.

Omega' se publicó en diciembre de 1996 y vendió 50.000 copias

Omega se publicó en diciembre de 1996, pero su origen es anterior. En 1991, Alberto Manzano, traductor y amigo de Leonard Cohen, llamó a Enrique Morente con la idea de hacer un disco de versiones del canadiense en clave flamenca. Aquello se quedó en una semana de trabajo entre Morente, Manzano y Juan Habichuela, que coincidieron en el Mercat de la Música Viva de Vic. Dos años después, aprovechando la gira del disco de The future, Cohen y Morente se conocen en el hotel Palace de Madrid. 'No hablamos de Lorca, ni de arte ni de poesía. Yo no sé hablar de esas cosas', le dijo Morente a Bruno Galindo. Unos meses después, el cantaor empieza un trabajo sobre Leonard Cohen. En un miniestudio situado en un sótano cercano a la plaza de la Cebada de Madrid sonaron las primeras notas de Omega.

el cambio de rumbo

A Morente le gustaba alternar con los músicos jóvenes de Granada

Antonio Arias, líder de Lagartija Nick, y su hermano Jesús, periodista cultural e inquieto músico granadino, conocían a Morente desde principios de los ochenta. Al cantaor le gustaba alternar con los músicos jóvenes de su ciudad, aunque su estilo no tuviera nada que ver con el flamenco. Jesús Arias estaba obsesionado con grabar unos poemas de Lorca mezclando música punk y flamenco. En agosto de 1995 se lo contó a Raúl Alcover, el músico granadino que estaba ayudando a Morente con el proyecto sobre Cohen, y días después se produjo el encuentro. Jesús le cantó el poema Niña ahogada en un pozo con la música del Helter Skelter de los Beatles y a Morente le brillaron los ojos. 'Es que llegaste tú a mi casa con tus chaladuras, tu hermano más chalao que tú y yo pensé: ¡Hagamos que nos metan a todos en la cárcel!', le dijo el cantaor meses después. Morente, que ya había grabado media docena de canciones de Cohen, giró el timón. Sin parche en el ojo, pero con espíritu de pirata, decidió que 'debía tener un sonido más inconformista. El disco de Leonardo era una idea maravillosa, pero pensé hacerlo más Poeta en Nueva York'. Lagartija Nick se incorporaron al proyecto.

'Ya no quiero ser cantaor. Quiero ser el cantante de Lagartija Nick', dijo

De compras por Nueva York

Borja Casani, exdirector de la legendaria revista La Luna de Madrid y jefe del sello El Europeo, se enteró del plan de Morente y le ofreció publicar el disco. Le acompañó a un concierto en Nueva York donde sólo cantó flamenco clásico y al que asistieron los miembros del grupo de noise rock Sonic Youth, con los que colaboraría más adelante. Durante ese viaje, Morente le pidió a Casa-ni que le llevara a tiendas de ropa moderna y terminaron en un local de la zona gay. 'Todavía me descojono acordándome de Enrique metiéndose unos pantalones de plástico, con un tripón saliéndole por encima. Se dejó ahí un pastizal. Ahí estaba, probándose botas de punta', cuenta Casa-ni en el libro. Morente había entendido que un rockero empieza a vestirse por los pies.

Un disco en los márgenes

Al cantaor le seducía la oferta de Casani de publicar su disco, pero temía que no alcanzara la distribución adecuada (temores que terminaron haciéndose realidad). Por aquel entonces, Lagartija Nick tenía contrato con Sony y les presentaron algunas maquetas, pero en la multinacional no vieron claro el proyecto. Morente sabía que una major no entendería Omega, pero aún así contactó con Simone Bose, presidente de Universal, que ni siquiera le devolvió la llamada. Virgin fue el único sello que mostró interés, pero finalmente Casani convenció a Antonio Idzikowski, un empresario con negocios inmobiliarios, para que doblara la oferta hasta 150.000 euros. Omega iba a ser independiente.

Primero fusión...

Tras el primer ensayo, Morente exclamó: 'Yo ya no quiero ser cantaor flamenco nunca más. Quiero ser el cantante de Lagartija Nick'. La grabación del disco, que ocupó gran parte del año 1996, fue instintiva, anárquica y con un fuerte componente experimental. Eric Jiménez, batería, lo mismo se inspiraba en una procesión de Semana Santa que aparecía con unos bidones de gasolina para conseguir un efecto más ácido. La canción Omega, por ejemplo, pasó de durar tres minutos a 11. Por primera vez, los espíritus del pospunk (Joy Division, Einstürzende Neubauten...) y el flamenco tradicional (Antonio Chacón, La Niña de los Peines...) flotaban en una misma sala de grabación. 'Era como si la voz de Enrique fuera la voz de un poeta y nosotros, el ruido de Nueva York', recuerda el batería de Lagartija Nick.

...después explosión

El instinto y la imaginación, quizás también el duende, guiaron la creación de Omega. Morente no escribía música, pero sabía hablar de ella: 'Tú haces PATAKLAK cuando yo digo la luna'. Y ahora tú haces KLAKLAKLOK'. La tensión se hizo patente desde el inicio. Morente, visceral y expansivo, provocó una crisis al cambiar algunas de las traducciones de las canciones de Cohen, que estaban aprobadas por contrato. La otra crisis se produjo en el otro equipo: los integrantes de Lagartija Nick no soportaron la tensión de una grabación de alto voltaje y se disgregaron días antes de iniciar la gira. Eric Jiménez dejó el grupo y Miguel Ángel Rodríguez Pareja, guitarrista, terminó reclamando sus derechos de autor en las canciones de Omega.

Cataclismo en el Albéniz

'Se armó el pollo padre. Nosotros estábamos detrás de un telón, nadie lo sabía y de repente salimos ahí con los amplificadores. Aún no había salido Omega y se armó la de San Quintín', rememora Eric Jiménez en el libro. Era marzo de 1996, Morente actuaba en un ciclo de flamenco y no avisó de que traía a Lagartija Nick. Tras un recital clásico, se cayó el telón de fondo y el grupo descargó Omega, lo que provocó la ira de algunos espectadores, que gritaron '¡Esto es ruido!' o '¡Canta flamenco!'. Algunos críticos y los puristas del flamenco tampoco entendieron el camino abierto por Morente, tildando Omega de provocación y descenso a los infiernos.

Un álbum por descubrir

Omega se publicó en diciembre de 1996 y al mes siguiente ya había despachado 26.000 copias. En total, las ventas rondaron los 50.000 ejemplares. Según Bruno Galindo, 'Enrique sabía que Omega era, si no su obra capital, al menos la de mayor proyección. Y creía esta es mi opinión que el disco está descubierto, digamos, al 10%. Hacía poco había comprado el master (que curiosamente pertenecía a una inmobiliaria) y negociado con Universal su explotación nacional y, sobre todo, internacional'. No volverá a sonar en directo, pero Omega está todavía ahí, ahora colgando en la red, esperando a ser descubierto.

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