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El padre del cine iraní agita el 15-M

Makhmalbaf visita España para hablar del caso Panahi y el cambio en Irán, y compara Sol con las revueltas árabes

CARLOS PRIETO

Mohsen Makhmalbaf (Teherán, 1957), leyenda viva de la cultura crítica iraní, tenía muy claro lo que iba a hacer cuando pisara Madrid: ir a la Puerta del Sol. Y no precisamente a sacarse una foto delante del Oso y el Madroño... El cineasta, que hoy dará una conferencia en La Casa Encendida de Madrid sobre Cine y cambio social en Irán (repetirá el jueves en el Espacio para la Cultura Caja Madrid de Barcelona), se presentó ayer por la tarde en el campamento del 15-M en Sol para conocer de cerca un movimiento 'del que están pendientes miles de ojos en todo el mundo' y proponer que se proyectara en la plaza el filme rodado por su hija sobre la Revolución Verde iraní: Green Days (Hana Makhmalbaf, 2009).

Porque Mohsen Makhmalbaf, director de películas como Kandahar (2001) y activista infatigable, primero contra el sha de Persia y ahora contra el régimen de Ahmadineyad, cree firmemente que el 15-M es 'un reflejo de las revueltas en los países árabes' que ha sacudido el mundo en los últimos meses. 'Aquí no se asesina a los manifestantes porque, obviamente, la democracia española está en un nivel superior. Pero lo que piden los manifestantes es una democracia de mayor calidad. Ya no es suficiente con decir que Franco se murió, llegaron los partidos políticos y todo funcionó bien. Los jóvenes españoles aspiran a algo mucho más atrevido que el bipartidismo del ahora me toca gobernar a mí y ahora te toca gobernar a ti. La democracia no es un modelo cerrado, sino un camino. Los españoles quieren extender ese camino. El mundo está pendiente de vuestros pasos y espera mucho de vosotros', clama.

'Los jóvenes españoles quieren una democracia de mayor calidad'

Makhmalbaf, miembro de la Nueva Ola del cine iraní, formada por directores como Abbas Kiarostami y Jafar Panahi, que puso a Irán en el mapa cultural internacional a finales de los ochenta, cree que la fallida Revolución Verde iraní de 2009 fue un 'precedente' de las protestas revolucionarias en los países árabes. 'Tres millones de iraníes salieron a la calles', recuerda. 'Más de cien personas fueron asesinadas. Ahora tenemos 15.000 presos políticos. Desgraciadamente no pudimos triunfar. Pero Túnez y Egipto nos han mostrado cuál es el camino de la victoria', cuenta el director, que se exilió hace seis años, como protesta por la elección presidencial de Ahmadineyad. Desde entonces ha vivido en Afganistán, Tayikistán, India y Francia dedicado a 'difundir las protestas en Irán a nivel internacional' y potenciar el cine como herramienta crítica en países del tercer mundo. Mientras, sus hijas Hana (Buda explotó por vergüenza) y Samira (La pizarra), nacidas en 1980 y 1988 y criadas en los rodajes de su padre, son dos habituales de los festivales internacionales.

Respecto al caso del director iraní Jafar Panahi, que fue condenado a 20 años sin poder rodar y a seis años de cárcel por filmar una película durante la agitación de la Revolución Verde, Makhmalbaf se muestra optimista. Panahi está libre provisionalmente (aunque no puede viajar fuera del país) hasta que un tribunal estudie su apelación. Makhmalbaf cree que la campaña internacional a favor de su liberación, respaldada por la plana mayor del cine mundial, ha paralizado en parte el proceso judicial: 'Parece que el juzgado no se atreve a dar un veredicto. A causa, sin duda, de la campaña de protesta'.

Dicho lo cual, y sin que medie ninguna pregunta, se lanza otra vez a hablar del 15-M: 'Si vuestra revolución callejera se convierte en algo internacional, no va a ser fácil que se desinfle. Esto no es sólo un movimiento español', zanja entusiasmado.

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