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Las revoluciones de la gente corriente

La banda Pulp triunfa en la segunda jornada del festival

JESÚS ROCAMORA

Jarvis Cocker, líder de Pulp, tenía razón cuando el viernes, rozando las dos de la madrugada, salió al escenario principal del Primavera Sound con traje y corbata y, tras un arrebato pletórico con Do You Remember the First Time?, se confesó ante el público como quien se confiesa a un viejo amante después de hacerlo: 'Es nuestra primera vez después de mucho tiempo. Estuvimos aquí en 2002, en la segunda edición del Primavera. O sea, tenemos una historia con Barcelona. Pero lo de esta noche no es historia antigua: hoy vamos a hacer historia'. Hacía 15 años que no tocaba la formación original y una década desde que la banda publicara su último disco. La chaqueta y la corbata le duraron una canción más. Y Pulp hicieron historia.

El líder de Pulp dedicó Common people' a los indignados

Porque su vuelta es ejemplar y más de una estrella del brit-pop que regresa estos días a los escenarios debería hacérselo mirar. Es un espectáculo pensado para mimar a su público, con el que Cocker entabla charlas entre canción y canción (brindó con una copa por Suicide antes de Pencil Skirt; invitó a bailar en catalán con Disco 2000; bajó del escenario para jugar con una spycam tras entonar I spy), armado con un sonido brillante y pocos pero efectivos elementos en escena (neón, láser, luces), además un setlist centrado en los años dorados del grupo, los de los discos Different Class y His n' Hers.

Las historias de Cocker, romántico e intelectual hasta las patillas de las gafas, son aventuras heroicas de gente cotidiana a partir de experiencias universales con el sexo, amor y desamor (F.E.E.L.I.N.G.C.A.L.L.E.D.L.O.V.E; la combinación que hacen encadenadas Underwear y This his hardcore),las drogas (Sorted For E's & Wizz), el drama del día a día, el aburrimiento y la nostalgia de aquella primera vez.

El mejor momento llegó en la recta final, cuando Cocker se acordó de los acampados desalojados el viernes por la Policía de la plaza de Catalunyade Barcelona: 'Sé que es molesto que alguien de fuera venga a hacer comentarios sobre lo que pasa aquí. Dedico esta canción a los indignados [en castellano]', dijo, para dar paso a un Common People que terminó de volver loca a la audiencia. Precisamente durante el concierto se podía leer una pancarta entre las primeras filas que rezaba: '#spanishrevolution sing along with the Common People'.

Una pancarta que ya se pudo ver en el concierto de los escoceses Belle & Sebastian, que también mimaron a su público (al que invitaron a subir al escenario) con un repertorio que recorría todas sus etapas, desde los primeros EP (Le Pastie De La Bourgeoisie) a su material más reciente (I Want the World to Stop), con parada en sus discos clásicos y fin de fiesta con el himno Sleep the Clock Around.

Y aunque la jornada dio para una batalla de egos (la de los clásicos Pere Ubu contra el muy moderno Ariel Pink), el premio a la personalidad del día hay que dárselo al jovencísimo James Blake, que en directo consigue darle una dimensión profunda a uno de los debuts electrónicos de la temporada: soul y blues futurista en formato trío con ecos fantasmales a Portishead y una elegancia que desarma a cualquiera.

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