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Los disparates del Louvre

El museo parisino impide a Calcografía Nacional la compra de las cuatro planchas que faltaban para completar la famosa serie de grabados de Goya

PEIO H. RIAÑO

Hace 200 años, una de las obras cumbres de Goya padeció las necesidades de sus herederos. La serie de Los disparates quedó esquilmada cuando, de las 22 planchas, se vendieron cuatro. La historia de esas cuatro escenas ha caminado desde entonces lejos del resto de los grabados, cuando la Academia de Bellas Artes compró los 18 restantes en 1864. Dos siglos más tarde, la Calcografía Nacional espa-ñola tuvo la posibilidad de reunir el juego, que estuvo completo apenas 30 años, hasta que el Museo del Louvre entró en la operación. 'Han provocado un daño irreparable. Han hecho un caballo de batalla con estos cuatro cobres que no les sirven, porque no tienen el contexto del resto de disparates. Han logrado quedarse con las planchas saltándose las reglas y no pasará de sus almacenes', se lamenta Juan Bordes, delegado de la Calcografía Nacional de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Este periódico trató sin éxito de ponerse en contacto con Pascal Torres, conservador del Museo del Louvre y director de la Calcografía, para conocer los motivos por los que el museo francés puso tanto empeño en hacerse con estaspiezas esenciales para cerrar el Gabinete de Francisco de Goya, que la Calcografía Nacional exhibe en una sala desde 1990. 'Para él, es una compra importantísima, quizás la más importante de su vida. Adquirir un grabado de uno de los mayores grabadores del mundo es muy relevante. Además, aludieron otras razones, como la de la huella del exilio. Pero lo cierto es que, por encima de todo razonamiento, está el de la unidad de la obra de Goya, que no se ha respetado', explica a este periódico José Manuel Matilla, jefe del Departamento de Dibujos y Estampas del Museo Nacional del Prado.

Calcografía se presentó en París con un talón de 600.000 euros

Pascal Torres, hijo de exiliados españoles, señaló a Juan Bordes, tal y como este asegura a Público, razones de la compra vinculadas al exilio de Goya. El pintor aragonés ultimó la serie en Burdeos, donde muere el 15 de abril de 1828. Según cuenta el director de la Calcografía, cuando pidió explicaciones a Torres por esta irrupción de su museo en la compra, que ya estaba cerrada, le aclaró que él quería las planchas para 'dejar una herida en el Patrimonio español por el exilio de Goya'.

Bordes señala a la galería parisina Paul Prouté como cómplice de una venta que se 'ha saltado un contrato verbal válido'. Las dueñas de Prouté se pusieron en contacto con la Biblioteca Nacional de Francia buscando la venta, pero esta les respondió que la obra gráfica de Goya no estaba dentro de sus intereses ni de sus competencias. Así que, a través de Juliet Wilson, la galería entró en contacto con El Prado, con José Manuel Matilla. Desde la pinacoteca nacional pasaron la información a Juan Bordes, que mostró su interés inmediatamente y cerró verbalmente la compra con ellos.

'La compra no tiene ninguna coherencia histórica', dicen desde El Prado

'Este acuerdo cuenta porque teníamos la opción a compra. Incluso Francia había concedido los permisos de exportación', cuenta Bordes. Las obras estaban listas para salir del país en el que residían desde 1877, donde estaban en propiedad de la revista L'Art, explica Bordes. Pero la galería, entonces, decidió ponerse en contacto con la Calcografía del Louvre y la venta se truncó. 'No es absurdo que lo haya comprado el Louvre, ni un disparate, pero no tiene ninguna coherencia histórica. Además, esas planchas han estado en Francia desde el siglo XIX, pero el lugar más adecuado era la Calcografía Nacional. Nosotros intentamos explicárselo al Louvre, pero no han atendido a la generosidad que les pedíamos. Querían tener cuatro Goyas y nada más', cuenta Matilla.

Goya ha sido siempre un artista muy considerado y estudiado en Francia, de hecho, las dos primeras biografías que se conocen son de auto-res franceses. 'Nunca hemos tenido apego a Goya', reconoce una especialista que prefiere no aparecer con su nombre. Sin embargo, en este caso se ha movido Roma con Santiago, desde los ministerios de Cultura francés y español, a las embajadas y al príncipe de España. Insuficiente. Bordes, dolido, señala poco sincera la actitud de Torres, quien aceptó la contraoferta de la galería Prouté y ejerció su presión para que los cobres se quedaran en Francia.

'Dijo que contaba con el consentimiento de una comisión de compra del Ministerio de Cultura y no era verdad, porque entre los dos ministerios se pusieron en contacto y Francia aseguró que no obstaculizaría la venta. Sin embargo, Torres compró los grabados a través de los Amigos del Louvre y estos lo donaron al museo, evitándose, de esta manera, tener que pasar por dicha comisión', relata Bordes. De hecho, cuando El Prado se pone en contacto con el Louvre para mediar, el museo parisino dice que ya han comprado para zanjar el tema, pero no era cierto.

París quiso 'dejar una herida en el Patrimonio por el exilio de Goya'

Ante las complicaciones, el director de la Calcografía se presenta con un talón conformado por el valor pactado, 600.000 euros, para cerrar definitivamente la compra de las cuatro planchas. Sin embargo, tras dos días de espera en la ciudad y un mes y medio después de que arrancara la polémica, le aseguran que el Louvre ya ha reunido el dinero y que no había nada que hacer. 'Se han saltado cualquier código ético comercial, han seguido un juego muy sucio', explica Bordes. Además, la propia Juliet Wilson, mensajera de la venta, advirtió a Bordes que Albert H. Gordon, el coleccionista que había conservado las cuatro planchas como oro en paño, quería que fueran a parar junto al resto.

El propio responsable del Departamento de Dibujos y Estampas del Museo Nacional del Prado cuenta que no se ha debido a una cuestión de dinero, porque la oferta de ambas instituciones era la misma. De esta manera, una de las tres calcografías existentes en el mundo se queda sin completar su tesoro. Así como la de Roma tiene la obra gráfica de Piranesi (1720-1778), la de París la del Gabinete real, la española tendrá que andar coja de su joya, las planchas de Los disparates.

De esta manera, las cuatro estampas que ya habían salido a la venta en Nueva York hace un año, por un precio que rondaba los 30.000 y 50.000 dólares, se quedarán lejos del resto de matrices de la serie. Disparate conocido (Dos a uno, meten la paja en el culo), Disparate puntual (Bailando en la cuerda floja), Disparate de bestia (¿Quién le pone el cascabel al gato?) y Disparate de toritos (Al toro y al aire, darles calle), formarán parte de la importante colección de dibujos de Goya que tiene el Louvre y la Calcografía a lamerse las heridas.

Subasta caliente: Un dibujo por las nubes

Christie's Londres saca a subasta hoy ‘Hútiles trabajos', un dibujo muy apreciado del álbum E de Francisco de Goya, con una estimación de venta de entre los dos y tres millones de euros. Una cifra disparada al compararla con el ‘Toro mariposa' que compró el Museo del Prado, en diciembre de 2006, por 1.900.000 euros. Este cuaderno recoge dibujos de personajes del pueblo tratados con veracidad y fuerte carga emotiva, como es el caso de esta imagen. Se conocen 42 dibujos de este álbum y es el más grande de los cuadernos de Goya. De hecho, ya se puso a la venta en 2007 en Christie's París y fue retirado por el ministerio de Cultura francés al considerarlo «Tesoro nacional». Una vez pasaron 30 meses sin que Francia pudiese comprarlo, el dibujo volvió al mercado, a Londres.

Difícil venta: El Prado prefiere no posicionarse

Justo en el mismo momento en el que El Prado muestra sus joyas gráficas, en la exposición ‘No sólo Goya', la venta de ‘Hútiles trabajos' irrumpe para cuestionar las posibilidades de compra de la pinacoteca por una pieza de un precio tan elevado. Desde el departamento de prensa, El Prado confirma a este periódico que el museo 'no se pronuncia sobre obras que estén en el mercado, para no interferir de ninguna manera en el proceso de la venta'. A pesar de ello, el propio responsable del Departamento de Dibujos y Estampas del Museo Nacional del Prado considera que este dibujo es muy importante y se conserva en muy buen estado.

El preciado álbum: Piezas muy cuidadas

'Los dueños han decidido que quieren un precio tan caro. De este mismo cuaderno, El Prado tiene dos estampas, que se exponen en ‘No sólo Goya'. Son dibujos muy cuidados y elaborados. Además, tiene este valor porque el dibujo fue portada de Gassier, que hasta el momento es el catálogo oficial de la obra gráfica de Goya', explica a ‘Público'. Y José Manuel Matilla se pregunta, al hilo de la subasta: '¿Qué valen las cosas? Valen lo que quieras que valgan y en el momento en que las vendan. Es un precio muy alto, los que vendieron hace un año en Nueva York no eran tan elevados'. Prefieren no aclarar si mandaron el informe de interés en comprar el dibujo al ministerio de Cultura, responsable de las compras del museo.  

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