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"En el ‘Diccionario’ se ha filtrado el integrismo neofranquista"

El historiador Ángel Viñas participa en el curso ‘Setenta y cinco años después. Una revisión de los mitos del 18 de julio’ en El Escorial

GONZALO DOMÍNGUEZ

La ideología es parte del trabajo del historiador, pero la objetividad tiene que basarse en el manejo de las fuentes, de otra manera no se puede hablar del 'trabajo del historiador'. Con estas palabras de Ángel Viñas comenzó ayer el ciclo de conferencias Setenta y cinco años después. Una revisión de los mitos del 18 de julio en los cursos de verano de la Universidad Complutense de Madrid, en el que la polémica sobre el Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia abrió el debate sobre la buena labor del historiador. En el mismo sentido se expresó Mercedes Molina, exdecana de la facultad de Geografía e Historia de la UCM, quien subrayó la necesidad de un buen trabajo metodológico con las fuentes 'en una ciencia humana como la Historia'. Molina también destacó que un historiador no es un hombre libre al hablar del pasado, 'pues debe ceñirse a lo que los documentos le indican'.

Viñas apuntó posteriormente en conversación con Público que estas tendencias que reconsideran la historia sólo pretenden obtener réditos políticos e ideológicos en el presente. 'Lo que se está llamando revisionismo es tan sólo una recocción de los mitos franquistas de antes de la guerra, de la guerra y de después de la guerra. Este revisionismo no es otra cosa que integrismo neofranquista y en el Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia eso se ha filtrado', comentó.

'Lo mejor es eliminar la edición, tirar los ejemplares y empezar de nuevo'

Ejemplificando esa nueva actitud de algunos historiadores, poco dignos de ese nombre, según Viñas, se están publicando artículos que pretenden volver a forjar el mito del bolchevismo como argumento para justificar el golpe de Estado franquista. 'Sólo que en este caso se apunta al PSOE, ¿por qué? Porque dentro de poco va a haber unas elecciones: es todo interés presentista', apunta.

En referencia a esa actitud revisionista implícita en el Diccionario Biográfico, el historiador madrileño confirmó que 'existe un claro sesgo ideológico' entre quienes han tomado parte. La metodología historiográfica utilizada para la elaboración del Diccionario abrió el ciclo de conferencias y se convirtió en el centro de todas las críticas: 'Las biografías de los mártires son las que uno podría esperar de la hoja parroquial de cualquiera de las parroquias que pueblan la geografía española. Esa es la calidad y el estilo: completamente inapropiados'.

Para Viñas, 'muchas de las entradas dedicadas a los militares se deben a un solo autor, que no conoce ni su padre [en referencia a José Martín Brocos], que no ha publicado nada que le presente como un hombre idóneo para este tipo de trabajo. En varios casos, se limita a un extracto de las hojas de servicio de los militares. Él ha tenido la buena idea de ir al archivo militar de Segovia, los ha consultado y los ha reproducido verbatim. Pero eso no es una biografía.'

Para Viñas, la elección de Juan Pablo Fusi para dirigir el proyecto que reforme el diccionario es la más adecuada. Con Fusi, además, comparte las consideraciones principales sobre la entrada dedicada a la biografía de Franco. Viñas sitúa el foco de atención sobre las razones por las que fue Luis Suárez el encargado de elaborar la biografía del dictador: 'Suárez es un historiador muy prejuzgado, sesgado y manipulador de la Historia Contemporánea. Esto lo digo claramente: el profesor Luis Suarez miente, manipula, oculta, y no solamente lo digo con motivo del Diccionario biográfico, es que lo he dicho por escrito'.

'Sacar dos volúmenes rectificativos va a ser el choteo'

Como persona ajena a la Academia de la Historia, Viñas elude tomar parte de una solución respecto a un proyecto que ha costado más de 6 millones de euros y que ha generado rechazo en la comunidad científica, política y social, pero se muestra contundente con las soluciones alternativas planteadas y mantiene posiciones muy similares a las sostenidas por Santos Juliá. La mejor solución para Viñas 'es eliminar esa edición, se tiran los ejemplares a la basura y se empieza de nuevo. La idea de hacer un suplemento al Diccionario [con las rectificaciones, solución planteada por la Academia] es poner un parche y hacer el ridículo. Sacar dos volúmenes rectificativos va a ser el choteo'.

¿Y la adjetivación que plantea Fusi? 'La historia que no cualifique nada, es un poco rara. ¿No se puede calificar el comportamiento de Hitler? Pero se hace en la medida en que hay un cierto consenso en el mundillo científico. Aquí, se ha hecho caso omiso de todo eso.

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