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El cómic sienta doctrina

Román Gubern y Luis Gasca analizan los símbolos del tebeo en la vasta enciclopedia 'El discurso del cómic'. El volumen es una actualización que incluye el manga y más de 300 nuevas viñetas

PAULA CORROTO

En 1988, los estudiosos Luis Gasca y Román Gubern lanzaron al mercado la que sería la primera gran enciclopedia sobre el cómic en España. El libro mostraba a través de 2.000 viñetas las situaciones arquetípicas, las convenciones y estereotipos del género con una frescura y a la vez profundidad académica desconocida hasta la fecha. El éxito fue instantáneo y aquella edición primigenia se agotó en seguida. Sin embargo, tras cuatro reimpresiones, la fabulosa enciclopedia desapareció de las librerías.

Hace unos meses, Gasca y Gubern volvieron a reunirse para desmenuzar la constante evolución de este género desde su nacimiento en el siglo XIX hasta la actualidad. Reunie-ron más de 300 nuevas viñetas, reelaboraron los textos y así surgió El discurso del cómic que acaba de poner en circulación la editorial Cátedra. 'Desde 1988, el cómic ha cambiado y era necesaria una revisión. Ahora es una narración figurativa en la que entran muchos subcapítulos como el manga. Hay una pluralidad y heterogeneidad de la oferta enorme, y además llega a un público vastísimo. Se ha acabado definitivamente con el cliché del cómic infantil', explica a este periódico Gubern. Su compañero de viaje, Luis Gasca, coincide con esta visión y asegura además que en las dos últimas décadas el estilo oriental lo ha impregnado todo: 'Ahora mismo está en todas partes. Hasta la estética occidental está influenciada por lo que viene de Oriente', recalca.

'En el cómic pervive la censura porque la cultura es clasista', admite Gubern

La evolución del género pasa por la fuerza que desde los setenta ha tenido el cómic underground. Esto permitió que comenzaran a tener cabida viñetas eróticas e incluso pornográficas. No obstante, como señalan Gubern y Gasca, en este libro se mantienen muchas convenciones que hasta ahora nadie ha sido capaz de derribar. Una de ellas es la utilización de símbolos como puñales, equis, martillos o sapos y culebras ya presentes en la Biblia para recrear las palabras malsonantes en una discusión. Surgidos en épocas de censura social, estos signos sobrevivieron a la permisividad que trajo consigo el underground. 'Es muy contradictorio, pero se dieron cuenta de que los símbolos censores son más explícitos que escribir coño, por ejemplo', explica Gubern, quien en el libro ratifica las teorías de Sigmund Freud: 'Los tabúes aparecen en el origen de un gran caudal de expresiones poéticas, alegóricas y metafóricas de gran capacidad y riqueza comunicativa'.

'La estética oriental está ahora en todas partes', sugiere Gasca

En estas dos últimas décadas, la novela gráfica denominación que ya se utilizaba a principios del siglo XX, como recuerda Gasca ha alcanzado un gran nivel de calidad con un formato cercano al reportaje periodístico. Entre estos ejemplos destacan libros convertidos en best seller como Palestina: en la Franja de Gaza, de Joe Sacco o Persépolis, de Marjane Satrapi. También se resaltan otro tipo de viñetas como las que aparecieron a finales de los ochenta y principios de los noventa en las que se aludía al uso del preservativo para evitar el sida. 'Esto es algo que siempre ha existido en el cómic y su función didáctica ha tenido un resultado espectacular para que la gente se conciencie de determinados problemas. Ver este tipo de imágenes es sanísimo', indica Gasca.

Lo que no ha podido evitar el cómic en toda su historia es la censura. Ni siquiera ahora cuando existen proyectos como el del Parlamento japonés que hace dos años instaba a la prohibición de imágenes eróticas con personajes de apariencia infantil. 'El cómic es un medio de masas y por tanto se mira con mayor rigor que, por ejemplo, las obras completas del marqués de Sade, en las que hay sadismo, violaciones, etc. La cultura sigue en un sistema clasista que la divide en cultura aristocrática y cultura plebeya, y esta última sigue penalizada', observa Román Gubern.

En El discurso del cómic, Gasca y Gubern analizan también los elementos que el género ha tomado de las artes plásticas, la literatura, el teatro y, sobre todo, el cine, aunque como apunta Gasca, 'la influencia es al revés, del cómic hacia el resto de disciplinas. De hecho, el pop-art nació gracias al cómic'. Y también el arte de la onomatopeya.

A pesar de las correlaciones evidentes el fundido en negro, la voz en off, no siempre hay una buena traslación del sistema de símbolos de las novelas gráficas a las películas, sobre todo en relación a los superhéroes. De hecho, para Gasca, que durante años fue director del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, de la última gran hornada de adaptaciones sólo se salvan Sin City y From Hell. Román Gubern advierte que un problema importante es la voz. 'Hasta ahora las cuatro o cinco películas de Tintín no han triunfado porque a la gente no le gustaba la voz del personaje. A mí me pasó con Charlie Brown. Nunca me gustó su adaptación. En un cómic cada uno se imagina la voz a su manera'.

Como conclusión final, los dos estudiosos reconocen que en estos 20 años el cómic español se ha insuflado de salud. Sólo queda que la industria editorial haga lo mismo 'y mire menos al resto de Europa, al mercado americano y a Oriente'.

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