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Alfabeto Brossa

El Macba custodiará y digitalizará el legado del poeta visual Joan Brossa formado por más de 60.000 objetos

LÍDIA PENELO

De la pesadilla de los años de la posguerra sacó fuerzas para convertirse en un militante de la libertad creativa. Para Joan Brossa (1919-1998) no existían los géneros, y así lo reflejó en todas las ramas de su poesía, prosa, obras teatrales, piezas visuales... Brossa practicaba una pasión auténtica por el cine, se divertía con la magia y en su despacho no faltaba la música. Wagner era uno de sus compositores favoritos; curiosamente nació en la calle que Barcelona dedicó al autor de La valquiria, y el día que cayó por las escaleras de su casa y murió, fue un 30 de diciembre en el que Antoni Ros Marbà dirigía el Parsifal en el Palau de la Música Catalana. Curiosidades a parte, Joan Brossa creó una mitología particular y utópica para intentar atrapar la esencia de las palabras.

Por eso se convirtió en cómplice de los recursos lingüísticos y los explotó todo lo que supo. El resultado de todo su trabajo es un legado formado por 60.000 objetos que comprenden documentos, libros, carteles, fotografías y poemas visuales. Dicho fondo corría el riesgo de dispersarse, pero la unidad del conjunto está garantizada ya que la Fundació Brossa y el Ayuntamiento de Barcelona depositaron ayer todo este patrimonio en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) por un periodo de 25 años.

Por su parte el Macba se responsabiliza a custodiar y divulgar las creaciones de este heredero de la tradición subversiva de las vanguardias de las primeras décadas del siglo XX. Y, ojeando su currículum, la precocidad de las características de su obra confirman su modernidad. En 1941 hizo los primeros poemas visuales (que entonces denominaba 'experimentales'). Su primer objet trouvé lo realizó en 1943, empezó a emparejar objetos dispares en 1951 y poco después algunos escaparates se atrevían a exhibir sus instalaciones provocadoras y desconcertantes.

Pero hay mucho más. Por ejemplo, la revista Dau al Set que en 1948 fundó junto a Antoni Tàpies, Joan Ponç, Modest Cuixart, Arnau Puig y Joan-Josep Tharrats y que fue un soplo de aire fresco en unos años en los que no había demasiadas energías para el arte.

Comprometido con el humanismo y con las propuestas marxistas, la lectura de sus composiciones más políticas lo presentan como una voz antiburguesa que se situó al lado de los oprimidos. Hay quien afirma que en la década de los setenta su obra se volvió más hermética a causa del desencanto que sufrió con la situación del país, pero ni aun así dejó de comunicar, de buscar la sorpresa con las palabras. Y es que Brossa trabajaba desde la transversalidad antes de que el término se pusiera de moda.

Para evitar que el corpus creativo de Joan Brossa no quede congelado en los almacenes de un museo, el Ayuntamiento de Barcelona destinará 300.000 euros para la digitalización de una parte de este patrimonio. Además, en otoño de 2013 el Macba lo presentará en una gran exposición.

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