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"El Cavaliere sigue siendo un animador de crucero"

Simone Barillari repasa en un libro los chistes del ex primer ministro italiano

TONI POLO

'Esto es Berlusconi que pasea por el muelle junto al papa. Al papa se le cae el breviario al mar y Berlusconi camina sobre las aguas y lo recoge. Titular de La Repubblica, La Stampa, Il Corriere della Sera, L'Unità, de la prensa que pacta los titulares: Berlusconi no sabe nadar'. Así empieza el libro El show de Berlusconi. Una historia crítica de la quiebra política, económica y moral de Italia a través de los chistes del Cavaliere (Errata Naturae). Y termina con el célebre chiste del Bunga Bunga. En medio, una larga retahíla de bromas que el ex primer ministro italiano ha contado en el Parlamento, en cenas oficiales, entre mujeres (¡ay... las mujeres!), en televisión (como es el caso del primero), en reuniones oficiales, en entrevistas, en campañas electorales...

La larga serie de intervenciones bravuconas, indiscretas, divertidas o patéticas se lee como una crónica de la Italia de entre 1994 y 2010. 'Berlusconi representa el proceso mediante el cual la política hace suyo al cómico, que tradicionalmente ha sido un arma contra el poder', comenta el autor, Simone Barillari, crítico literario que se ha pasado años recopilando los chistes en la red, en hemerotecas y a través de entrevistas a excolaboradores del Cavaliere.

'Ha fracturado Italia como sólo lo había hecho Mussolini', dice Barillari

'Berlusconi nunca ha dejado de ser el animador de crucero que fue en su juventud y fue encontrando escenarios cada vez más grandes', sostiene Barillari. Hasta que dio con el mayor de todos: el país. 'Ha construido su imperio a base de chistes y se siente orgulloso de ello', proclama el autor.

'Él supo que la popularidad lo haría infinitamente rico y supo que debía anteponer el circenses al panem', explica Barillari. Y así, con el presidente Reagan como modelo ('el primer contador de chistes en el poder'), 'ha llegado a fracturar Italia como sólo lo había hecho Mussolini. Sólo que Berlusconi ha sido un dictador light'. Y lo ha hecho encarnando todos los vicios del italiano medio: 'Nunca ha hablado a la gente a la cabeza o al corazón, siempre lo ha hecho a la barriga', dice. 'Por eso no estamos hablando de ironía ni de sonrisas agudas, sino de risotadas en muchos casos chabacanas'.

'Se siente orgulloso de haber construido su imperio a base de chistes'

Así funciona el populismo: llegar a las masas de la manera más directa. 'Cuenta chistes de genoveses a los genoveses; de carabinieri a los carabinieri; de mujeres a las mujeres... así les demuestra que está con ellos, que se ocupa de ellos, aunque a veces sean chistes ofensivos'.

Se ha apropiado del patrimonio popular. No sólo creando un partido y llamándolo Forza Italia, sino que ha hecho suyas historias intrínsecamente anónimas. 'Me lo ha contado Berlusconi', dirá la gente. Y eso es lo que él ha buscado', asegura el autor del libro.

Sólo así se entiende la conducta de este político empresario payaso (en el ¿buen? sentido de la palabra): 'Ensaya las bromas que le pasan sus colaboradores, los ritmos, las voces, la mímica. Y se convierte en un excelente contador de chistes'. Ha sido el triunfo del más simpático, del que hacía reír al pueblo, aunque muchos llorasen. Su caída política se refleja patéticamente en los chistes, que ya no los cuenta tan bien: 'Ahora tarda 20 minutos en contar un chiste de dos'.

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