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El callejero madrileño le da el esquinazo al rock

El PP rechaza dedicar una calle en el barrio de Hortaleza a Roberto Mira, el cantante de Porretas, fallecido en 2011. En La Elipa, quince años después de su muerte, ningún rincón tampoco recuerda a su hijo más carism&

R. SÁNCHEZ

Les llaman los Ramones de Hortaleza, y en su barrio son tan populares como los punks neoyorquinos en las calles de Queens. Embajadores musicales de este distrito madrileño de 150.000 habitantes, sólo el entrenador de fútbol Luis Aragonés puede hacerles sombra como celebridad local.

Los componentes del veterano grupo de rock Porretas pueden decir que son profetas en su tierra. Por eso, cuando el pasado verano falleció su cantante, Roberto Mira (Róber para sus vecinos), muchos de sus urbanos paisanos pensaron en un homenaje.

Sólo unos meses después de su muerte, Izquierda Unida llevó el pasado miércoles al pleno del distrito una propuesta para asignar una calle hortalina al músico. Pero componer el himno oficioso del lugar y pasear durante veinte años el nombre de Hortaleza por escenarios de toda España no han sido méritos suficientes.

El Partido Popular, con mayoría absoluta en el Ayuntamiento, terminó planteando una alternativa a la propuesta de IU: no habría calle, pero Roberto Mira prestaría su nombre al concurso de músicos que cada año se celebra en el barrio. Todos los vocales de la oposición, finalmente, votaron a favor. 'Al menos hemos conseguido un reconocimiento por parte de esta Junta', explica con cierta resignación el representante de IU.

Se pierde así la oportunidad de incluir por primera vez en el callejero de Madrid a un músico de la generación de rock urbano surgida en la capital durante los años ochenta.

Y de hacerlo, además, en un distrito con viales sin asignar en los nuevos desarrollos urbanísticos, donde en los últimos años se han dedicado calles – no sin cierta polémica– a personalidades como Josemaría Escrivá de Balaguer (fundador del Opus Dei) o al Conde de Mayalde (alcalde franquista de Madrid y embajador español en la Alemania nazi).

'En La Elipa nací y Ventas es mi reino', cantaban (y cantan) los Burning en la primera estrofa de la canción Jim Dinamita. Cuando la entonaba el fundador del grupo madrileño, Pepe Risi, sonaba autobiográfica. El carismático músico que compuso Qué hace una chica como tú en un sitio como éste falleció en 1997 tras padecer una neumonía, dejando huérfana a esta castiza formación asociada desde siempre al humilde barrio de La Elipa, situado al este de la capital.

En 2004, su asociación de vecinos quiso dedicar al músico de las gafas de rock una calle en el lugar que le vio crecer.

'En el Ayuntamiento nos dijeron que buscásemos una calle sin portales', recuerda Félix de Dios, uno de los impulsores de la iniciativa. Con portales o sin ellos, todavía hoy el nombre de Pepe Risi no ha encontrado hueco en su barrio.

Tampoco es fácil encontrar a alguien que haya rasgado una guitarra eléctrica entre el resto de miles de calles que forman el entramado de la capital. Recientemente, el Ayuntamiento hizo una excepción con Antonio Vega y Enrique Urquijo, iconos de la movida. Porque el callejero de la capital (al que se accede tras el último suspiro) funciona como una lista de éxitos: sólo entran los más populares.

El cantautor Hilario Camacho, autor de canciones como Tristeza de amor, tampoco disfruta de ese reconocimiento cinco años después de su muerte. Parafraseando de nuevo a los Burning, 'sin vivir en Madrid, no lo entenderás'.

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