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Uribe: "Los franquistas nos producían pavor y ahora los vemos como fantoches"

El director gipuzkoano aborda la resistencia urbana contra la dictadura en 'Miel de naranjas', que se estrena este viernes

THAÏS MUÑOZ

Imanol Uribe (1950, Donostia) es de esa clase de personas a las que basta con mirar a los ojos para intuir que se está ante un ser poco frecuente. La mirada limpia del director parece desprender una honestidad que la conversación va corroborando y deja poso esa personalidad típica del norte que hace que te entren ganas de emigrar rápidamente.

No le apetecen las comedias ('Es el asunto vasco que...', se disculpa divertido) y adelanta que nunca rodaría un musical. Sus películas son crudas, muestras de una realidad filtrada por el tamiz del compromiso y lista para servir sin tapujos. 'El abuso de poder siempre ha sido un tema que me ha parecido reivindicable, hablar del descontrol del poder... Ese tipo de cine siempre me ha gustado mucho', explica Uribe en la entrevista concedida a Público.es a propósito del estreno de su última película, Miel de Naranjas.

 Lo sabe hacer bien. También cuando el puño y la letra es de otros, como en este caso en el que la guionista Remedios Crespo construye el relato ambientado en 1950 a partir de una historia familiar. La de su padre que, durante el servicio militar, era mecanógrafo de un juez castrense de los que en el franquismo se dedicaban a firmar sentencias de muerte y a cometer, o a dejar cometer, crímenes contra la humanidad bajo el consentimiento de la dictadura.

'En el año '49, sólo en Badajoz había nueve o diez campos de concentración' 'Si te remites a los datos históricos, en los años '50, aunque nos parezca mentira ahora, había una represión brutal. A mí mismo, que nací en aquel año, me han sorprendido muchas cosas', avanza el director que, mientras trabajaba en las localizaciones, antes de decidir situar la narración en Jerez de La Frontera (Cadiz), estuvo buscando antiguos campos de concentración. 'En el año '49, sólo en la provincia de Badajoz había como nueve o diez. Y de distintas dimensiones: Bolsas de 200 trabajadores que habían quedado allí haciendo obra pública o trabajando en canteras, otras de 1.000...'.

 ¿Es su película un llamamiento a reivindicar la Memoria Histórica? 'No era mi intención pero, de hecho, es una Memoria Histórica en sí misma, es un documento de alguien que vivió la época. Ficcionado, por su puesto, pero hay un trasfondo que obedece a una realidad. Lo que parece mentira es que se diga que se ha pasado página, que estamos en otra época. Hace poco estuve con un amigo francés y no le entraba en la cabeza que todavía hubiera ese conflicto con alguien que quiere recuperar a sus familiares. Pues es un síntoma de que probablemente hay cosas que no se han superado'.

Este thriller político militar, postmoderno en el tratamiento y la revisión de los géneros, que aborda la resistencia antifranquista urbana, tan poco indagada en el celuloide, y que convence a medida que avanza, no sólo se escribe con personajes de dos caras (algunos de ellos radiantes, como el interpretado por Carlos Santos, que les sonará de Los hombres de Paco, o la breve y, como desde hace tiempo, inconmensurable aparición de Ángela Molina). También el franquismo aparece retratado en toda su contradicción con la brutalidad de las represalias posbélicas que queda desmentida en la ingenuidad característica del régimen de cara a la galería.

'Parece mentira que se diga que se ha pasado página'Para ambientar las reuniones clandestinas en el cine, Uribe terminó decantándose por proyectar fragmentos del NODO. 'Hay verdaderas joyas, cosas que parecen mentira, que a mí me provocan cierta sonrisa o casi risa. ¡Cómo podíamos ver aquello! Y aquello era la propaganda oficial de aquel momento. Me llama la atención ver cómo en aquella época [los franquistas] nos producían pavor y ahora en la distancia los vemos como fantoches. Es un poco la idea que subyace en la película: de repente, resulta que esta gente que me dio tanto miedo, que me jodió la vida durante equis tiempo, eran unos pringaos'.

De Miel de naranjas, que la última edición del Festival de Málaga se llevó tres galardones, incluido el de Mejor Director (junto al Mejor Guión Novel y la Mención Especial del Jurado para Ángela Molina) dirán que se repite, que es otra más de la Guerra Civil, como el propio cineasta asume: 'De entrada hay una cierta prevención con ese tema, que yo supongo que obedece a la misma prevención que hay con el tema de la Memoria Histórica. Todavía no se ha pasado página y hay gente a la que le perturba esas cosas y prefieren no remover y no retrotraerse ahí'. Estereotipos aparte, durante la última década las películas que tienen su banda nupcial en el desastre del '39 y sus principales consecuencias no alcanzan el 1,5%, aunque el prestigio de los autores que las abordan multiplique con mucho su visibilidad.

Karra Elejalde, Blanca Suárez, Imanol Uribel, Iban Garate y Carlos Santos.-Alta Films

Con todo, el director ha querido contar esa supuesta historia de siempre con otro abecedario, alejándose del tratamiento 'pesimista' que se ha dado a la temática en otras filmografías. 'Cuando la ubicamos definitivamente en Cádiz, con esa luz que tiene fue como descubrir la piedra filosofal. Aquello que no me gustaba de la plástica para contar la película lo salvaba por ese lado. Tanto vestuario, como decoración, como fotografía apostamos por un tipo de plástica que estaba un poco al borde del realismo de ese momento pero que funcionaba muy bien', explica Uribe, que admite que el carácter oscuro, gris y cutre que retrata la época en algunas cintas le repele un poco. Ya lo había demostrado en El viaje de Carol, donde también rehusó lo sombrío, aunque en esta ocasión algunos planos lleguen a remitir a los contrastes de luz y sombra propios del primer cine negro que el cineasta rellena de color.

El presidente de la Academia de Cine hace un breve cameo como psiquiatraEl guión llegó a sus manos en 2009, siendo miembro del jurado de los Premios Julio Alejandro, pero no fue hasta un año después cuando aceptó la petición del presidente de la Academia de Cine, Enrique Gonzalez Macho, que produce el largo y le propuso estar a cargo de la dirección. En el filme, Gonzalez Macho hace un breve cameo como psiquiatra. ¿Es que el cine español necesita uno? '(Risas) Pues sí, no estaría mal empleado, me parece buena idea... No, era sencillamente porque ha sido un placer trabajar con él. Ha habido y hay una relación estupenda y quería que estuviera dentro de la película. Además yo sabía que le gustaba, aunque se resistía, y le estuve persiguiendo hasta que lo pillé'.

A pesar de su mala memoria, cuenta, seguía teniendo muy presente la historia que en el concurso de la SGAE se había leído de un solo trago. 'Una de las cosas que más me atrajo del guión de Remedios es el personaje de Iban Garate. Una persona apolítica, que intenta pasar de puntillas por donde está y no complicarse la vida, pero que ante la injusticia reacciona y no le queda más remedio que tomar partido', zanja.

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