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Guía para indignados sobre las ideas políticas que construyeron Occidente

ANTONIO LOZANO

Pensar el siglo XX. Tony Judt con Timothy Snyder. Taurus.

Cantera de los mejores historiadores del mundo, Inglaterra tuvo en la figura de Tony Judt uno de esos contados especímenes que, al tiempo que se labró una sólida reputación como una de las mayores autoridades en su área de especialidad -en concreto el siglo XX en Occidente- entre los de su gremio, llegó a conectar con las masas al disponer de una combinación de sentido humanitario y capacidad de entender las necesidades de su tiempo, a las que procuró ofrecer respuesta. Una trágica ironía quiso que este acercamiento a un público no familiarizado con el ensayo histórico se produjera el mismo año de su fallecimiento por una enfermedad degenerativa.

Corría 2010 cuando veía la luz Algo va mal (Taurus), un ensayo corto de afiladísima lucidez y constructivismo crítico en el que se contextualizaba la actual crisis económica global, a través de las políticas de los partidos europeos de todos los colores en las últimas tres décadas. Judt no pudo ser testigo de hasta qué extremos su libro, que encerraba un llamamiento tan emotivo como razonado a recuperar los valores genuinos de la izquierda de cara a conseguir una sociedad más justa e igualitaria, sería adoptado como guía moral por los movimientos de indignados de diversos países, España entre ellos. La imagen de jóvenes alzando un ejemplar de bolsillo de aquél ingresó en nuestra iconografía del descontento público.

Y así el mundo perdió a uno de sus faros a la hora de entender los cien años unánimemente considerados más bárbaros y crueles de la Historia, por medio de títulos como Sobre el olvidado siglo XX, Postguerra (finalista del premio Pulitzer) o Pasado imperfecto, pero pocos ejemplos parecen más acertados de cara a ilustrar aquello de que quedan sus libros, en tanto que en su caso lo hacen para indicar el camino del pensamiento solidario y la reconstrucción moral.

Reflexiona sobre los diversos conceptos de poder y de justicia de la historia recienteObra póstuma, Pensar el siglo XX es un recorrido por las modernas ideas políticas que han construido Occidente y una señalización del rumbo que deberían tomar en el futuro inmediato de cara a mejorar la salud de la Humanidad. Sin renunciar por supuesto a la erudición, no hay rastro de aridez en la misma puesto que combina la biografía intelectual de su autor -un ameno repaso a las experiencias familiares y la formación académica que moldearon sus intereses y sus principios, prestando especial atención al entorno político, social y cultural de cada etapa de su vida-- con la conversación, a un tiempo distendida y profunda, con un amigo y colega, Timothy Snyder, junto al cual va desgranando y arrojando luz sobre los principales acontecimientos históricos que se produjeron entre finales del siglo XIX y principios del XXI.

Cuestiones como el sionismo, el marxismo, los totalitarismos, los nacionalismos o los movimientos neoliberales, entre un larguísimo etcétera, son analizados con rigor dado que la mira siempre se mantiene puesta en reflexionar sobre los diversos conceptos de poder y de justicia que han definido la historia reciente, así como en colocar bajo el microscopio la naturaleza de las ideas políticas y de aquellos intelectuales que las propagaron.

Al final del camino, que bascula constantemente entre la intimidad del individuo y la globalidad de la especie, y que está jalonado de constantes desvíos (como toda buena charla) por los que asoman escritores como Kafka u Orwell o filósofos como Todorov o Zizek, se dibuja un mapa ético con el que las generaciones actuales y futuras podrían abrirse camino, garantizando un porvenir menos rapaz, más justo.

Tony Judt, para quien el mayor riesgo no consistía en desatender el pasado sino en citarlo desde la ignorancia, sabía, sin embargo, que había que partir desde la humildad: 'Probablemente nosotros, como intelectuales o filósofos políticos, nos encontraremos enfrentados a una situación en la que nuestra principal tarea no será imaginar mundos mejores, sino más bien pensar en cómo evitar que sean peores. Y esa es una situación ligeramente distinta, en la que el tipo de intelectual que pinta grandes panoramas de situaciones idealizadas o improbables puede no ser la persona a la que merezca más escuchar'.

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