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Estrella canta el último disco de Morente: "No sé vivir sin mi padre"

La cantante presenta 'Autorretrato', el último disco que produjo el padre de la granadina

JUAN JOSÉ TÉLLEZ

Estrella Morente (Granada, 1980) acaba de publicar su último disco, Autorretrato, que en realidad es el último disco que produjo su padre, Enrique, y en donde pone voz a la plana mayor de la música instrumental, desde Paco de Lucía a Vicente Amigo y Tomatito, Alfredo Lagos o los Ketama al completo Michael Nyman o Pat Metheny, quien acompañara al fundador de esta dinastía flamenca en el disco y la película Morente sueña la Alhambra.

'Nos enriquecemos con ritmos e influencias de otros géneros musicales, pero siempre tuvimos claro que venimos del flamenco y que a él pertenecemos. El flamenco es una música del alma pero se adapta a cualquier música', declara con tanta convicción como orgullo.

La grabación ha sido distribuida durante esta semana en el mercado, tres años después de que comenzara a gestarse en su casa familiar del Albaicín granadino, y casi dos años más tarde de la 'repentina y precoz' muerte del cantaor, cuyas circunstancias adversas han concluido en un pleito que ahora dirimen los tribunales y que ha marcado el luto por su progenitor y mentor: 'No sé vivir sin mi padre', asegura ella, mientras recorre en romería emisoras de radio y televisión o concede entrevistas a la prensa, a fin de presentar un disco marcado por el orgullo, por el amor y por la muerte.

'En este disco -repite-- soy más yo que nunca porque es la vez que más he delegado en mi padre. Estábamos horas y horas en el estudio, trabajando espontáneamente, con naturalidad, con libertad. Pero yo estaba por ejemplo de gira y cuando volvía me encontraba con que él había aprovechado para grabar en el estudio las voces de referencia, palmas, o los teclados'.

De hecho, uno de los momentos más emocionantes de esta edición se corresponden con los tanguillos En un sueño viniste, con letra del rey poeta de Sevilla, que ella le cantaba a su padre en el lecho de muerte, soñando con que su voz quizá pudiera resucitarle: 'El dolor puede ser arte. Al oír este disco ya acabado, siento como si se me fuera la luz, la luz de mi padre... El disco viene del amor pero ha sido muy duro. Sobre todo acabarlo. El lo dejó todo muy programado, o mejor dicho, muy sentido', concluye.

Enrique Morente está presente en todo el álbumEnrique está presente de cabo a rabo en esta obra, desde el momento menina de la fotografía de la portada, obra de Serio Parra en su serie Camerinos, hasta el acabado de una obra que terminó de cocerse en el estudio de Javier Limón, hasta donde llegaron toreros como Enrique Ponce y futbolistas como Raúl González a poner inesperadamente la voz en algunos coros: 'Enrique canta muy bien, es muy artista. Le he conocido a través de Javier Conde, pues son muy amigos', asegura la esposa del torero.

'En el disco he querido incluir dos poemas de San Juan de la Cruz', evoca la cantaora, que recuerda perfectamente el disco que dedicó su padre a dicho poeta, en un álbum compartido como cruz y luna con los versos de Al Mutamid. Uno de ellos, probablemente el más conocido, se titula Le di a la caza alcance, con la música de Réquiem de Michael Nyman, el compositor de la new age que acudió a conocerla durante un concierto suyo celebrado en Londres y que ha llegado a asegurar que su música no ha estado completa hasta oír como la interpretaba su voz. Otra de sus aportaciones es el Adagio, una soleá en el que se oye la voz del propio Enrique, a bordo de una letra premonitoria: '¡Ay!, llorando y en penitencia a buscarte un día me fui'. El disco se abre con El tango de las moras, una pieza en la que la sabiduría popular se junta con el ingenio de Nyman.

San Juan también se hace presente en la Bulería del Amado, que ella misma armonizó y en la que le escolta la guitarra y el genio compositor de Tomatito. Ella se atreve con la autoría de algunos de los quince títulos de esta obra, entre los que figura la letra de las sevillanas antiguas con el toque de Montoyita y la partitura jerezana de Alfredo Lagos en las que también interpreta los palillos y que rinde homenaje a Lola Flores: 'Ella recordaba a la madona de la rosa,/ la de la sonrisa eterna,/ la del corazón de gloria./ Ella, La Faraona'.

'Es un homenaje a Lola y a las sevillanas, un cante que en el flamenco no se utiliza mucho pero es importante recordarlo de cuando en cuando. Es un reconocimiento a una figura esencial. Mi abuelo Montoyita fue uno de sus guitarristas. Mi abuela materna la conoció de cerca -asegura Estrella-y siempre recuerdo las historias de la Faraona que he oído contar desde niña'.

'Fue una canción que hablaba de libertad, de nuevos caminos y nuevas luces en tiempos de represión'Los Ketama se han reunido otra vez para acompañarla en los tangos La estrella, uno de los títulos históricos de Enrique, que ha conocido otras versiones pero que rendía homenaje al nombre de su hija y cuya letra cargada de legítima utopía pareciera escrita para los tiempos que corren: 'Mi padre encargó el arreglo a Ketama porque a él se la toco Pepe Habichuela, padre de Josemi, y formaron un escándalo. Fue una canción que hablaba de libertad, de nuevos caminos y nuevas luces en tiempos de represión. Hoy es sólo un canto y un recuerdo a esa lucha por la libertad'.

También ha grabado un tema que a petición de su padre ya interpretaba con cierta frecuencia en directo, la Habanera imposible, de Carlos Cano. Montoyita le ha ayudado a crear la canción del Bembó, con letra propia, en homenaje 'a los derechos humanos y a los inmigrantes que llegan a las costas andaluzas y a una tierra que casi siempre les tendió la mano'.

La producción final del disco corrió a cargo de su viejo amigo Isidro Muñoz quien, desde su punto de vista, ha asumido la parte más difícil, 'ha llevado el barco a puerto, porque tenía un tesoro a bordo pero estaba perdido en el mar'. Los Ketama vuelven a aparecer en los Tangos Toreros, en los que pasea la sombra cómplice y picassiana de Javier Conde, bajo 'una muleta de sueños como la arena de una playa malagueña'. También el mundo del toro comparece en Bulerías de la corriente, una antología de momentos mágicos de su propia biografía, con la guitarra del propio Isidro y la presencia de diversos artistas jerezanos.

El legado de Enrique está presente en pequeños detalles como el Poema secreto que le legó a su madre y al que a ella ha puesto voz con música de Metheny, por no hablar del Cuba-Cai, un diálogo en el tiempo entre Pepe el de la Matrona y Celia Cruz, un tema en el que ahora le acompaña el bajo cubano de Alain Pérez, pero un título con el que Morente padre coqueteara en un célebre concierto en Mallorca, ante un público en el que figuraban Michael Douglas o Paco de Lucía, el milagroso tocaor que nunca acompañó a Enrique pero que ahora se quita la espina escoltando a su hija en las impresionantes seguirillas de la verdad, el primer tema de este disco que ella grabó y que, en cierta medida, le marcó 'la hoja de ruta' del resto de esta obra. Círculos que se cierran, a fin y al cabo.

'A mi padre le hacía mucha ilusión que Paco me tocara por seguirillas en este disco. Llegamos a enmaquetarla, a seleccionar las letras, los cantes, Paco la escuchó y me prometió que pronto le metería la guitarra. El genio cumplió la palabra dada a su amigo y a mí me tocó cantarla rabiando. No... si al final va a ser verdad que para cantar por seguirillas hay que pasar fatigas'.

'Empecé pregonando al aire y con los brazos abiertos y acabé cantando por seguirillas encogida como una algarroba', describe Estrella a esta metamorfosis inversa, que no llora tanto la muerte como celebra la vida.

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