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Quentin Tarantino: "Es un western, no me jodan"

Sus enemigos legendarios le acusan de frivolizar con la esclavitud y de un inoportuno exceso de violencia con su nueva película, 'Django desencadenado'

BEGOÑA PIÑA

Los ya legendarios enemigos de Quentin Tarantino esperaban agazapados la llegada de la  nueva película del cineasta de Tennessee, Django desencadenado, para saltar a su espalda con toda su artillería preparada. Las voces críticas contra la violencia en sus filmes se han desgañitado esta vez aprovechando la reciente matanza en la escuela de Newtown. Y Spike Lee ha vuelto a arremeter contra él, tachando su película poco menos que de frivolidad irrespetuosa con las víctimas de la esclavitud en EE.UU. 'Es un western, no me jodan', ha estallado finalmente Tarantino, después de agrias acusaciones e insistentes acosos a los que él ha intentado resistirse.

Nacida como homenaje al spaghetti western, especialmente a Django, la película de Sergio Corbucci de 1966, Django desencadenado es también la segunda parte de una trilogía sobre la barbarie humana que Tarantino comenzó con Malditos bastardos y que podría finalizar con Kill Crow. Si en la primera el tema era el horror nazi, aquí es la esclavitud en Estados Unidos. Y si en una Hitler moría acribillado en un teatro francés en 1944, en ésta la víctima se venga de los verdugos. Ucronías con las que el cineasta conecta muy bien con el público.

'Llevo toda mi vida rodeado de rostros negros y solo me he hecho una pregunta: ¿por qué no se alzan y matan a todos los blancos?'. Django (Jamie Foxx) es la respuesta de Tarantino a la cuestión de Calvin Candie (Leonardo DiCaprio), el dueño de una siniestra plantación, donde preparan a los esclavos para que peleen entre ellos en combates a muerte.

Django desencadenado es la aventura de un esclavo, Django, a quien libera un cazarrecompensas de origen alemán, el doctor King Shultz (Chritoph Waltz), para que le ayude a atrapar a unos asesinos. Cumplida esa misión deciden seguir juntos. El negocio prospera, pero Django solo piensa en encontrar a su mujer y liberarla. A Jamie Foxx, Waltz y DiCaprio, les acompañan Samuel L. Jackson, Kerry Washington y Don Johnson, entre otros.

'Es inimaginable pensar el dolor y el sufrimiento que padeció este país. La película no puede superar la complejidad de lo que en realidad era todo aquello', aseguró hace unos meses en la Comic-Con de San Diego el cineasta, que en el filme apuesta por mostrar abiertamente la atrocidad y barbarie de la esclavitud. Poco imaginaba Tarantino entonces que Spike Lee  reaparecería en su vida.

El director de Malcolm X ya organizó una desagradable campaña contra él cuando se estrenó Jackie Brown, en 1997, denunciándole por el exceso del uso de la palabra nigger (término despectivo para hombre negro) en la película. Ahora arremete contra el nuevo filme tachándolo de irrespetuoso. En una entrevista, Spike Lee aseguró que no iría a ver Django desencadenado. 'La esclavitud en Estados Unidos no fue un spaghetti western de Sergio Leone, fue un Holocausto', dijo. Y poco después, en Twitter añadió: 'Mis antepasados son esclavos. Fueron robados de África. Les honraré'.

'No importan las cosas horribles que pasen en la película, lo que pasó en la realidad es un montón de mierda mucho peor', ha afirmado recientemente Tarantino, que ha recibido el apoyo del influyente crítico Sam Fulwood III (de raza negra).  'Es una película rara -ha dicho éste-, pero no es un documental sobre la esclavitud. Esto no es Raíces'. El boicot que ha intentado Spike Lee no ha salido bien y en las primeras dos semanas de la película en las salas americanas, el 42% de los espectadores que han acudido eran negros. En ese tiempo, Django desencadenado ya ha recaudado en EEUU 106.351.000 dólares.

Las otras voces críticas contra la película de Quentin Tarantino han denunciado un abuso de la violencia en la pantalla y han señalado lo inapropiado de ello justo en estos momentos, muy poco después de que se produjera el tiroteo en la escuela de Newtown. 'Creo que es irrespetuoso para la memoria de las personas que han muerto hablar de películas', se defendió el cineasta en una entrevista realizada después de que la película se prohibiera en un cine de Connecticut. 'Ni una sola palabra de las críticas sociales que se han disparado contra mí ha motivado el cambio de una palabra en mis guiones -dijo más tarde a The Hollywood Reporter-. Creo en lo que estoy haciendo, de todo corazón y con pasión. Es mi trabajo ignorar eso'. El problema, en su opinión, está en el 'control de las armas y la salud mental y no en lo que se ve en la pantalla de un cine'. 

Sin embargo, el acoso de la prensa y de los grupos críticos ha sido persistente, y Tarantino ha terminado estallando: 'Es un western, no me jodan'.

Y, efectivamente, Django desencadenado es un western, o mejor dicho, un homenaje magnífico a los mejores spaghetti western de la historia del cine. Y leal a aquellos, en la película hay abundante violencia y una forma estética de mostrarla, y unos personajes durísimos que viven en un territorio donde la única ley son las armas ('toquen sus armas y morirán').

'Siempre me han gustado los western, en todas sus formas, con una debilidad  por el western alemán, pero mis favoritos son los western macarroni, como los llaman en Estados Unidos, por su surrealismo y su lado extremo', sentencia Tarantino, que ha firmado una película potente, magníficamente rodada y con unas notables interpretaciones.

Con la película, que contiene también altas dosis de humor (la reunión de los matones con capuchas del Ku Klux Klan es muy cómica y destila mucha mala leche), Tarantino celebra especialmente la obra de Sergio Corbucci, Django, con la que debutó en el cine Franco Nero -aquí aparece el veterano actor preguntándole al protagonista su nombre- y donde el español José Bodalo interpretaba al bandido mexicano Hugo Rodríguez.

Así, Quentin Tarantino se une a la lista de directores que han firmado alguna de las secuelas de aquella película, ninguna aprobada por Corbucci, excepto Django 2: ll Grande  Ritorno, con guion del propio director. Ya en la más reciente de éstas, Sukiyaki Western Django, de Takashi Miike, Tarantino interpretaba uno de los personajes.

Fue una primera avanzadilla antes de firmar su propia película. Un filme en el que se ha saltado una de sus normas de oro, la de no tener música especialmente compuesta para la banda sonora. En Django desencadenado el mítico Ennio Morricone ha creado una pieza.

Atendiendo al anuncio que hizo Tarantino recientemente sobre su retirada del cine -dijo que cuando hiciera su décima película abandonaría- y a sus propios cálculos (para él, las dos partes de Kill Bill son una sola película), tras Django desencadenado, solo quedarán tres filmes suyos más. El siguiente podría ser Killer Crow, cierre de esta trilogía y centrado en la  historia de unos soldados negros que fueron rechazados por el ejército estadounidense y que se dedican a matar a soldados blancos, practicando técnicas parecidas a las de Malditos Bastardos.

Phenomena, una iniciativa que recupera para la gran pantalla películas que han marcado a una generación, dedica su nueva edición a la figura de Quentin Tarantino. The Tarantino Experience ofrecerá la película de Sergio Corbucci, Django, y Pulp Fiction, el 11 de enero en Madrid (Palafox), el día 17 en Barcelona (Comedia) y el 20 en Zaragoza (Palafox).

Nacho Cerdá es el director de Phenomena, que nació en 2010 con una sesión doble -Tiburón y Alien, el octavo pasajero- con la que reunió a casi 1.500 personas en un cine de Barcelona. Posteriormente se han organizado más de treinta de estas experiencias, con cerca de 50.000 espectadores. Ahora le toca el turno a Tarantino.

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