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Comando Suzie: "Una canción tiene que ser muy mala para que el productor se la cargue"

La banda barcelonesa presenta su tercer álbum, 'Hipermejores', un nuevo tratado costumbrista en tiempos de desamor 2.0

Rául López, líder de Comando Suzie, que presenta este sábado en Madrid su tercer disco, 'Hipermejores'.

Comando Suzie es una antibanda, aunque tal vez sería más preciso decir un antihombre. Raúl López (barcelonés, fotofóbico, de oficio desconocido) canta y compone en casa, luego se toma una semana libre en un chalé con piscina para grabar como dios manda y, después de un par de años de idas y venidas, publica el álbum con una discográfica liliputiense. Todo bien, hasta que llega la hora de presentarlo en directo: apenas un centenar de fans pudieron disfrutar de su disco anterior, el estupendo El hombre sentimental, pues sólo dio un concierto en Madrid, ¡a 620 kilómetros de su ciudad!

Este sábado vuelve a la capital, donde actuará en El Juglar acompañado por El Giro Orgánico. El gancho es que Autoreverse, la disquera de Elena Cabrera, acaba de lanzar su tercer trabajo, Hipermejores, donde reincide en los gatillazos amorosos, en los caminos inescrutables de internet y en un antiheroísmo, marca de la casa, de pantufla y batín. Raúl es un crooner 2.0 que retrata una cotidianidad amenazada por los avances tecnológicos, aunque él mismo se valga de maquinillos y sintetizadores para dar forma a un costumbrismo que se resiste a ser colonizado por las hordas de la modernidad.

Synthpop, tecnopop o, como él prefiere denominarlo, pop a secas. Ironía con enjundia y existencialismo disfuncional envueltos en una voz grave, que casi arrastra más que canta. Sombrío más que oscuro, aunque sus filias musicales remiten a Joy Division, Décima Víctima, The Cure,  Depeche Mode o Javier Corcobado. Nada que ver con Fangoria, aunque el productor de Hipermejores haya sido Jaume García, quien ha compuesto canciones para Olvido Gara y Nacho Canut. Comando Suzie se merecería una entrevista en toda regla, cara a cara, pero llega a Madrid justo para dar el concierto, por lo que ha respondido a un cuestionario de urgencia. Si gusta, resulta adictivo, aunque el mono acecha porque las dosis en directo escasean. Por eso, mañana toca.

¿Un motivo por el que escuchar su último disco?

Para ver lo que se puede hacer en un estudio casero usando un viejo Mac G4. Y porque tiene unos cuantos hits, claro.

¿Qué álbumes ha comprado recientemente?

Fracasados, de Tarántula, es un un discazo. El vinilo es muy chulo y puedes jugar a la oca en la contraportada.

Formato: ¿cinta, vinilo, CD, mp3...?

Ahora sólo compro vinilos, pero escucho mucha música en Spotify y descubro muchas cosas nuevas en Bandcamp.

Lograron dar el salto gracias a...

Más que salto fue un empujón... Punch Records, el sello italiano que editó el primer disco, nos invitó a tocar en un festival en Leipzig después de escuchar las cuatro primeras canciones que hicimos. No teníamos más. El concierto duró unos quince minutos.

Objetivo realizable.

Tocar en Barcelona de una vez. ¡No lo hacemos desde 2009!

Sueño inalcanzable.

Aprender a tocar la guitarra. Llevo veinte años intentándolo y todavía no sé hacer un acorde con cejilla.

La definición más absurda que han hecho de ustedes.

Que nuestro segundo álbum es un disco de tecno-pop.

La que deberían haber hecho...

Que nuestro segundo disco es un disco de pop. 

Grupo español olvidado digno de ser reivindicado.

Ô Paradis, el grupo de mi bajista en los directos. Ha publicado catorce o quince discos. Actúa por toda Europa desde hace años. Su trabajo debería tener más repercusión en España.

¿Triángulo de Amor Bizarro o Los Planetas?

Cuando mi generación flipaba con Los Planetas, yo estaba escuchando rock gótico, E.B.M. y darkwave alemana. Cuando todo el mundo me hablaba de Triángulo, yo prefería a Ornamento y Delito... En cualquier caso, las canciones de Los Planetas siempre me llegaron más, aunque fuera tarde.

Cuando publicaron su segundo disco, ¿se cumplió el tópico de que el primero era mejor?

Para mucha gente, sí. Sobre todo para los fans del sonido más minimal, lo-fi o casero. Sonaba como una maqueta, pero se vendieron las 333 copias que se fabricaron. El segundo sonaba muy bien, las criticas fueron buenas, pero nos lo comimos con patatas.

¿Su directo mejora el estudio?

Si estoy de buen humor, sí. Y últimamente estoy de muy buen humor.

¿OBK o Camela?

A OBK los he llegado a bailar en alguna oscura boite a altas horas de la madrugada, cosa que no he hecho con Camela... Aunque las letras de Camela son mucho mejores.

Un álbum prometedor malogrado por la producción.

Tienen que ser muy malas las canciones para que un productor se las cargue... Aunque también es verdad que las canciones de La Oreja de Van Gogh, con otras letras y otra producción, me encantarían.

¿Dylan o Reed?

De Dylan sólo me gusta Lay Lady Lay y todas las versiones que se han hecho de esa canción, pero me quedo con Reed.

Filia, rareza o fetiche instrumental.

Los presets que llevan los sintetizadores y teclados. ¡Nunca he modificado ninguno! No tengo paciencia. Para componer, cualquier sonido me va bien. Luego tengo que luchar con mis colaboradores para que la cosa no suene demasiado moderna.

Como fuera de casa, ¿en ningún sitio?

Para tocar, sí. Es mucho más divertido. 

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