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Bruce enciende Gijón

Bruce Springsteen no defraudó en directo y dejó satisfecho a su público. Así pasó el miércoles por Asturias por tercera vez en las tres últimas décadas.

JOAQUÍN DEL RÍO

Más de 30.000 espectadores presenciaron anoche en el estadio de El Molinón de Gijón el único concierto que ofrece Bruce Springsteen este año en España, dentro de su gira mundial 'Wrecking Ball'. Para el montaje del espectáculo han sido necesarias más de 140 horas, mientras que un operativo de unas 470 personas veló por la seguridad de los asistentes.

Cabe recordar que las 30.325 entradas puestas a la venta el pasado mes de febrero se agotaron en cuatro horas y que apenas dos después se podían ver en la reventa en Internet con precios de hasta algo más de 1.000 euros.

Algunos llegaron a apostarse a la puerta del Teatro Jovellanos hasta 30 horas antes de que se abriera la taquilla para adquirir alguna de las 1.000 entradas de césped que se vendían sin recargo. Una situación que se ha vuelto a repetir cuando casi una semana antes del concierto los primeros seguidores del 'Boss' han llegado a las puertas de El Molinón para hacer cola, aunque se establecieron turnos para poder ir a dormir.

Gijón vive ambiente de rock desde hace días, con miles de seguidores de Bruce venidos de toda España. Las calles están llenas de pandillas de aficionados que han contribuido a dinamizar la economía local. Y la meteorología se ha sumado a la fiesta, con un día de sol impresionante como los que se viven en el Norte desde hace una semana.

Bruce Springsteen fue, como siempre, todo energía, entrega al público y pasión

La actuación de hoy fue la tercera del músico de Nueva Jersey en la ciudad, donde todos sus conciertos son un éxito rotundo. En buena medida porque sus repertorios incluyen todos los éxitos de su carrera y no sólo su último trabajo. De hecho, ayer sólo interpretó dos temas de 'Wrecking Ball'; el resto fueron sus canciones de siempre. La mayor parte de sus temas de esta gira son del disco 'Darkness at the edge of the town', pero también sonaron de 'Born to run', 'Born in the USA' o 'The river'. Con la canción que da título a este disco llegó el delirio a El Molinón, donde hizo una versión larguísima y monumental de esta balada.

The Boss volvió tirar de su nervio habitual en el escenario, una circunstancia en la que es un maestro. Como siempre, es todo energía, entrega al público y pasión, y dio un concierto largo, por encima de las tres horas.

Pero también cantó 'Travelling Band' de los Creedence, siguiendo su tradición de interpretar en cada concierto un gran éxito del rock. 

Como es habitual en él, el cantante estadounidense dio tanto protagonismo al resto de la banda como a sí mismo, así que hubo momentos en los que el guitarrista Nils Lofgren se llevó de calle al personal. Su banda, por cierto, sigue sonando divinamente y del fallecido Clarence Clemons (saxofonista de gran envergadura) se echa en falta más su presencia sobre el escenario que su sonido. Sobre todo porque le sustituye su sobrino, que suena casi igual que él.

En fin, que Bruce Springsteen nunca defrauda en directo y siempre está en el escenario el tiempo suficiente como para dejar satisfecho a su público. Y con esas premisas pasó ayer por Asturias por tercera vez en las tres últimas décadas.

El músico encendió Gijón y su recuerdo tardará en apagarse.

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