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Campanella: "Los hinchas se matan por jugadores a los que les importa un pepino la camiseta"

El director argentino debuta en la animación con 'Futbolín', película inspirada en un cuento del 'Negro' Fontanarrosa, adaptado para el público infantil. Apuesta por la visión romántica de est

BEGOÑA PIÑA

Juan José Campanella (El hijo de la novia, El secreto de sus ojos) tuvo, más o menos por las mismas fechas, un hijo y una oferta singular, escribir el guion para una película de animación protagonizada por muñecos de futbolín. Un cuento de Fontanarrosa (Memorias de un wing derecho) y la paternidad le animaron a lanzarse un poco más lejos y propuso dirigir la película. Casi seis años después, Futbolín (titulada Metegol en Argentina) llega a los cines españoles. En este caso, la paternidad ha podido más que el 'Negro' Fontanarrosa y la acidez del monólogo que aquel escribió se ha suavizado en consideración con el público infantil.

El cineasta ha apostado por una visión romántica del fútbol, que desprecia la simplicidad de un mundo con espacio solo para ganadores y perdedores y que denuncia el poder mediático de las estrellas de este deporte. Lo hace a través de la historia de Amadeo, un as del futbolín. Su vida es demasiado tranquila en el pueblo donde vive, al menos hasta que aparece 'el Crack', otro chico del pueblo que ahora es el mejor jugador de fútbol del mundo. Llega dispuesto a vengarse de la única derrota de su vida, la que le infligió Amadeo al futbolín. Y en la defensa de su pueblo, sus vecinos, su forma de vida... el protagonista de esta historia contará con unos compañeros inesperados, los entrenadísimos y súper profesionales jugadores del futbolín, un gran equipo.

¿Es usted futbolero?

No, nada, y juego pésimo a fútbol, pero me gustan las emociones que trae el fútbol. Por eso siempre quise que esta película fuera también para un público al que no le gusta el fútbol. A mí no me interesa el box y me encanta Rocky, es eso.

En algún momento ha dicho que se identifica con el protagonista, Amadeo. ¿Es verdad?

Sí, bueno, aunque yo soy pésimo también jugando al futbolín. Cuando estábamos viendo las pruebas del primer partido de la película, decidimos que nosotros éramos como el equipo de Amadeo peleando contra Pixar.

Pues ahora, en plena Navidad, se van a ver las caras en la taquilla con los más poderosos de la animación mundial, ¿le da miedo?

No. Es verdad que nosotros no tenemos el terreno abonado que ya tienen ellos, pero nosotros somos ¡los chicos de la cuadra! Quiero apelar a que no haya un prejuicio barato y que la gente piense que porque la película es nuestra (coproducción argentino-española) es mala. La calidad tecnológica es la misma que la de los mejores, pero a lo mejor ganamos en la dimensión emocional de nuestra película.

Hay dos grandes villanos en la película, uno es ‘el Crack', el futbolista estrella. Dicen que se parece mucho a Ronaldo...

El Crack no se parece a Ronaldo físicamente. Yo ni siquiera sabía quién era Ronaldo cuando empezamos. Es una imagen muy común, un deportista devenido en multimillonario, exitoso, que no se convierte en mala persona por el éxito, sino que siempre fue mala persona. Lo que da el éxito no es maldad, sino impunidad. No digo que Ronaldo sea nada de esto, pero de los dos futbolistas más estrellas del mundo, él y Messi, éste juega más con la imagen de Ronaldo. El jugador que habla de sí mismo en tercera persona ha existido siempre.

La existencia de estas superestrellas no dice nada bueno de la afición del fútbol, ¿no?

Bueno, yo no entiendo al hincha de un equipo que es capaz de matar al de otro por uno de estos jugadores, cuando los jugadores se van de un club a otro por dinero a la mínima. Cuando yo era pequeño el Boca tuvo la misma plantilla diez años, ni un solo futbolista hubiera pensado pasarse al Río ni loco. Ahora la afición se mata por jugadores a los que les importa un pepino la camiseta.

Al final, animación o no, ha vuelto a contar una historia de un hombre corriente convertido en héroe, como en todas sus películas.

Sí, todos tenemos temas que nos preocupan o que salen siempre. La épica del hombre común que encuentra un héroe dentro porque las circunstancias le llevan emerge en todas mis películas.

Pero en ésta ¿cuánto ha tenido a su hijo en el pensamiento?

Mucho. Y lo que más me importaba era cargarme ese mensaje de los ‘winner' y los ‘looser' (ganadores y perdedores) que es algo que está metido en todas partes, en los dibujos animados... en todo lo que ven los chicos. No me gusta esa sensación de que gana el que mete más goles, porque no es así. Este trabajo me obligaba a pensar como un niño de ocho años y como el padre de ese niño. Dedicamos mucho tiempo, por ejemplo, a algunas frases en las que había mucho sarcasmo. En mis películas no hay buenos y malos, los personajes se mueven en un área gris moral, pero acá tenía que haber un villano... Pero también hay muchos guiños para adultos.

Con muchas referencias cinematográficas...

Sí. En otro tipo de películas esos homenajes te sacan de la historia, aquí la historia lo permitía, era perfecto y parte de la diversión. Y hay homenajes a muchos niveles, siempre de películas clásicas, Ciudadano Kane, Apocalypse Now, 2001... Hay más de cuarenta referencias.

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