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El antes y el después de Paco de Lucía

Paco de Lucía, en una imagen de archivo. EFE/Sáshenka Gutiérrez

ALFREDO GRIMALDOS

"Paco de Lucía ha llevado el flamenco al mundo entero. Y fue quien hizo que a los artistas de mi generación nos gustara la guitarra en nuestra niñez", afirma el tocaor almeriense Tomatito al acordarse de su maestro. "Paco nos embrujó y gracias a él podemos salir de España y relacionarnos con otros músicos y otros públicos" (Su carrera en diez vídeos).

Cuando se refieren al genio de Algeciras, todos los guitarristas flamencos hacen elogios similares a los de Tomatito. Si en algo hay unanimidad, dentro del complejo mundo del arte jondo, es en el reconocimiento general de la revolucionaria labor musical que desarrolló Paco.

Sin ninguna duda, se debe hablar de un antes y un después de Paco de Lucía. Consiguió llevar el toque flamenco a una nueva dimensión y abrió caminos de futuro a un arte que siempre ha encontrado dificultades para evolucionar con autenticidad y sin perder las esencias. Tomatito: "Paco nos embrujó y gracias a él podemos salir de España"

Fue pionero en el encuentro del flamenco con el jazz y las armonías brasileñas, abrió el Teatro Real a los sonidos jondos, grabó el Concierto de Aranjuez con aromas flamencos e inventó una formación musical -el sexteto-, que se ha convertido en referencia para casi todos los tocaores que quieren explorar nuevos caminos.

"En el debate entre puristas y renovadores, me sitúo en medio, con una mano en la tradición y la otra buscando", afirmaba. "Nunca he pensado ni planificado lo que iba a hacer, me ponía a trabajar e iban saliendo una cosa y otra".

La inmensa aportación de Paco de Lucía al flamenco ha quedado plasmada en una obra discográfica fascinante: casi 30 volúmenes de guitarra solista e infinidad de grabaciones junto a su inseparable Camarón, Fosforito y otras grandes figuras del cante de los años 60 y 70.

Nacido en Algeciras en 1947, Francisco Sánchez Gómez comenzó su andadura profesional cuando era apenas un niño. Su padre, el tocaor Antonio Sánchez, vio muy pronto en él innatas cualidades musicales y apretó al chaval para que desarrollara su talento. Pronto formó pareja artística con unos de sus hermanos, el cantaor Pepe de Lucía, y grabaron juntos un disco Los Chiquitos de Algeciras, que todavía hoy sigue sorprendiendo, por el talento que demuestran en él tan precoces intérpretes.

Afincado en Madrid, a finales de los sesenta, en las noches flamencas de la capital estrechó su gran amistad con Camarón e inició una relación artística con él que ha dejado joyas exquisitas para la historia del flamenco. En 1971, Paco se presentó en el Teatro de La Zarzuela, de Madrid, y cuatro años después el Teatro Real abrió sus puertas por primera vez a la música flamenca, con un concierto extraordinario del guitarrista algecireño, a quien algún cretino le criticó por cruzar las piernas sobre el escenario para tocar la guitarra, en la postura flamenca más clásica. La revolución musical protagonizada por él en todos los sentidos ha sido enorme

Introdujo en el mundo del arte jondo un instrumento rítmico cuyo uso está hoy generalizado hasta la saturación: el cajón peruano. La revolución musical protagonizada por él en todos los sentidos ha sido enorme, pero como suele ocurrir al cabo del tiempo con la obra de todos los genios, la suya ha sido ya completamente integrada en el propio ámbito artístico donde ha surgido. Decía uno de sus biógrafos, el guitarrista estadounidense Don Phoren: "Paco ha alcanzado con creces su objetivo, introduciendo con cada disco elementos innovadores, pero en un proceso tan gradual que siempre que una nueva grabación veía la luz, lo que el anterior trabajo parecía revolucionario, en el siguiente ya había sido asimilado y había pasado a formar parte del idioma flamenco".

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