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Raúl Arévalo: "En el cine solo quieren películas simples y que den dinero"

BEGOÑA PIÑA

 

Un actor que no sueña con ir a Hollywood resulta para la mayoría tan raro como un periodista que no ansía escribir un libro. Sin embargo, ambos casos son perfectamente comprensibles. El primero, al menos, lo es si el intérprete no fantasea especialmente con la fama y el dinero. Raúl Arévalo no comparte el sueño de Hollywood, sus ambiciones son mucho más grandes. Quiere seguir trabajando como actor, pero también dirigir, contar sus propias historias y, a ser posible, 'movilizar con ellas a la gente'. Pero este es su proyecto personal, en La vida inesperada, nueva película que protagoniza, su personaje admira justamente a un tipo que ha dejado España para intentar su carrera de actor en EE.UU.

Dirigida por Jorge Torregrosa, la película, con guion de Elvira Lindo, significa el reencuentro de Arévalo con Javier Cámara. Este es Juanito, un actor que lleva diez años en Nueva York buscando su gran oportunidad. Trabaja interpretando obras de repertorio del teatro español en una pequeña sala. Lo poco que gana no le da para sus gastos, así que también pone copas en un bar y da clases de cocina, aunque no sabe cocinar, en una tienda de delicatessen. Raúl Arévalo encarna a su primo, un tipo de éxito para los demás. Un buen trabajo relacionado con las finanzas, una novia con la que está a punto de casarse, un sueldo estupendo... factores muy positivos de los que él, sin embargo, no sabe si quiere o no huir. Primo en realidad admira a Juanito desde siempre por su valentía, por el arrojo de lanzarse a la aventura en la vida. Mientras que Juanito piensa que él ha fracasado en su sueño y que la imagen del éxito es lo que ha conseguido Primo. 'Uno mira siempre lo que no tiene'.

'El fracaso y el éxito son dos conceptos que no me gustan'Esta es una película que habla del fracaso y del éxito y de cómo lo vemos en la sociedad...

Sí, pero a mí esos conceptos me ponen un poco nervioso, no sé qué son. Al final lo que uno busca es ser feliz en la vida. Son dos conceptos que no me gustan. Si me piden que defina el éxito, no sé. Hay gente con un supuesto éxito, por ejemplo, Philip Seymour Hoffman es el mejor actor del mundo, pero se suicida. ¿Eso es éxito? ¿éxito en qué? No me gustan esos términos.

Pero los manejamos todos, aunque sea de una forma inconsciente, ¿no?

Puede ser. Lo que ocurre con los personajes de la película son conflictos comprensibles para todos. Yo tengo amigos que son más pragmáticos que yo y más conservadores también, y eso hace que a veces quiera rechazar su forma de vida, pero también me dan cierta envidia porque tienen una vida más tranquila que yo. Pero, al revés, a ellos les doy envidia yo, y que no me importe viajar todo el tiempo y cambiar de casa... Uno mira siempre lo que no tiene.

'No tengo el sueño de ir a Hollywood, aunque me parece muy comprensible tenerlo'No sé si usted es como la inmensa mayoría de los actores que sueña con trabajar en Hollywood. Si lo consigues, es más dinero, más medios y más promoción, pero no necesariamente más calidad. ¿Es su sueño?

No, no tengo ese sueño, aunque me parece muy comprensible tenerlo. No hay casos de actores que trabajen aquí y a los que vengan a contratar desde EE.UU. Es necesario hacer un recorrido que pasa por vivir allí dos o tres años. Yo soy muy casero, en lo profesional también. Y Hollywood no me atrae. Conozco a actores que se han ido allí y el sacrificio es tan grande que da mucha pereza. Por supuesto viajar enriquece, trabajar fuera te permite aprender otros idiomas... pero mi ambición va por otro lado.

¿Cuál es su ambición?

Bueno, seguir trabajando como actor, claro, pero también dirigir, tener una compañía de teatro...

¿Tiene un guion con el que intentar ese paso a la dirección?

Sí, lo he escrito con otra persona, han sido seis años. Pero hay que encontrar financiación. Es un drama con tintes de thriller o al contrario, un thriller con tintes de drama. En España, ahora. Reivindico mucho la identidad en el cine, creo que cuanto más específica es una historia, más universal.

'El cine tiene la responsabilidad de divertir, pero también la de cultivar a la gente'¿Le interesa el cine como instrumento para reivindicar, por su papel agitador...?

Sí, ese sí es mi gran sueño, hacer ese cine. Lo que más me preocupa ahora es que en el cine se simplifica todo, solo quieren películas simples y que den dinero. Creo que el cine tiene la responsabilidad de divertir, pero también la de cultivar a la gente. Y eso se hace ¡tan poco! Es un tema que me pone pesimista. Debería haber hueco para todo tipo de historias y en España cada vez hay menos hueco. Hablando de esto siempre pienso en Los santos inocentes (Mario Camus, 1984), una película que funcionó muy bien. Mi familia, que es de clase trabajadora, clase media, decía '¡qué peliculón!' hablando de ella. La cultura popular la colocó como una gran película y luego fue a Cannes y ganó premios. Ahora iría a Cannes, ganaría premios, pero no la vería ni dios. Sería un rollo para el público medio de cine de hoy.

¿La reflexión que se puede hacer de eso es la de que el público hoy es inculto, que le falta educación cinematográfica?

La gente que en el 84 decía que Los santos inocentes era una buena película es la que hoy ve La que se avecina y cosas así. La cultura audiovisual se ha empobrecido mucho. Por eso sueño con hacer mis propias películas, encontrar otra gente con las que hacerlas, y si con ellas se puede movilizar a un 1%, aunque solo sea eso, sería genial. Por eso mi ambición está más aquí, en el teatro, en cine de pequeña producción, un cine que aspire a eso. Mi sueño es contar lo que quiero, pero para eso o se lo curra uno mucho o nada, porque los de arriba no te van a ayudar, ellos no lo van a hacer.

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