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La regresión de las especies

BEGOÑA PIÑA

Carlos Saura dice que Buñuel era un creador de imágenes. La navaja en el ojo de Un perro andaluz es, sin duda, una de ellas. La silueta de John Wayne en la puerta de la casa familiar en Centauros del desierto (John Ford) es otra... Tras más de cien años de historia, hay miles de ellas en el cine. El beso de la chimpancé Zira (Kim Hunter) y el astronauta George Taylor (Charlton Heston) al final de El planeta de los simios se unió a esta nómina de fotogramas célebres con todo merecimiento. 'Doctora, quisiera darte un beso de despedida', decía el hombre. 'De acuerdo... pero ¡eres tan condenadamente feo!', contestaba ella.

Las secuelas que surgieron de la exitosa película de Franklin J. Schaffner no han dado más imágenes imborrables, pero sí el suficiente rédito como para seguir adelante. Y la saga continúa ahora con El amanecer del planeta de los simios, precuela de aquella aventura de 1968. Más convencional que la anterior El origen del planeta de los simios (Rupert Wyatt, 2011), la nueva entrega, dirigida por Matt Reeves, es, sin embargo, un ejemplo digno del cine de aventuras, donde, además, se muestran logros bastante refinados de las nuevas tecnologías en la gran pantalla. En lo que sí se igualan ambas es en la ventaja que saca Andy Serkis al resto de los actores del reparto.

Británico de origen armenio, este actor de extraordinaria voz, se ha construido una trayectoria bastante singular. Responsable de algunos de los personajes más populares que ha dado el cine en los últimos años -King Kong, Gollum (en El señor de los anillos), César (en El origen del planeta de los simios)...-, prácticamente nadie conoce su rostro. 'Es algo fantástico. Porque yo no me hice actor para que me reconocieran, me hice actor justamente para interiorizar grandes personajes y desaparecer dentro de ellos', dijo en Madrid, donde estuvo acompañado del director y la actriz Keri Russell presentando la película.

César es un simio inteligente, que cree en la convivencia de las especies, en la posibilidad de la paz a pesar de los rencores y los odios. Su experiencia con el científico Will Rodman (en la película anterior) no se pareció en nada a la que vivieron sus congéneres, víctimas de sufrimientos atroces en los laboratorios. Finalmente, los primates huyeron, mientras que la especie humana estuvo a punto de desaparecer a causa de un virus creado por los propios hombres.

En El amanecer del planeta de los simios, éstos han evolucionado y viven tranquilamente aprendiendo más y más. Un pequeño grupo de humanos ha sobrevivido al virus y se tropieza con los monos. El encuentro reanima inmediatamente el rencor de algunos de ellos, que recuerdan perfectamente las torturas a las que les sometieron. Los hombres, por su parte, culpan a los animales de haber propagado la enfermedad. La rivalidad está servida. La guerra ha comenzado.

La crueldad con los animales y los experimentos de manipulación genética se encuentran tras esta historia, que dispara directamente contra las rivalidades entre grupos, denunciando la violencia y la escasa voluntad del ser humano por conseguir la convivencia y la paz. 'Esta película está planteada como un western clásico. Son dos familias, la de los monos y la de los hombres, luchando por sobrevivir. Debajo está latente la violencia', explica el director, que añade que una de las cosas que más le interesó del proyecto fue la posibilidad de 'explorar la falta de habilidad, la ineptitud, del ser humano para evitar la violencia'.

'Siempre ha habido conflictos entre diferentes poblaciones, incluso dentro de la misma población. Tenemos conflictos internos con nosotros mismos. Es una lucha que llevamos dentro, todos y cada uno de los hombres -sentencia Matt Reeves-. La clave es empatizar. Si te puedes identificar con el otro hay esperanza, si no, hay violencia'.

'La violencia está dentro de nosotros mismos', añade la actriz Keri Russell, que explica que es madre de dos hijos y que desde que estos nacieron es consciente de que ella es 'capaz de utilizar la violencia para protegerlos. ¿Cómo puedes no luchar para proteger a tu comunidad o tu familia?' La respuesta parece que la tiene Andy Serkis que confiesa que se inspiró en Nelson Mandela para entender el personaje de César. 'Un hombre que consiguió reunir a grupos muy diferentes y dentro de un régimen represivo. Él estuvo dispuesto a dejar su libertad personal a un lado con tal de conseguir la paz. Esa es la respuesta'.

Paz y convivencias que no se esperan para esta saga después del final de esta película. Tal vez los guionistas -Rick Jaffa, Amanda Silver y Mark Bomback- no crean en la posibilidad de ese entendimiento. Pero, además, este sería incompatible con la mínima coherencia argumental. Al fin y al cabo, lo siguiente es la historia de 1968, donde los simios dominan completamente el planeta y los hombres deben demostrarles que son seres inteligentes.




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