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La brigada de 'intocables' de la Segunda República

Alfredo Valenzuela / EFE

El Gobierno de la República creó en 1934 un grupo de seis agentes especiales, la Brigada de Investigación del Banco de España (BIBE), que hoy perdura con ese mismo nombre aunque con más efectivos, y que entonces supuso una innovación similar a la de los famosos Intocables de Eliot Ness en los Estados Unidos.

Si los de Eliot Ness fueron 'intocables', los de la BIBE fueron 'inamovibles', un estatus policial que les caracterizó en la época y que se refería a que no podían ser cambiados de destino ni separados de sus funciones, por la especialidad de sus misiones, según ha explicado la escritora y periodista Marina Pino (Barcelona, 1942). Pino es autora del estudio Seis hombres marcados. Auge y caída de la Brigada Especial del Banco de España (1935-1936), publicado por Espuela de Plata, en el que con estructura de relato cuenta la breve, intensa y agitada vida profesional de los seis primeros agentes que integraron la BIBE.

Compuesta por un inspector jefe, Eusebio Yanes Sánchez, y cinco agentes altamente cualificados que sabían idiomas y viajaban constantemente por España y el extranjero en pos de falsificadores y defraudadores, la Brigada disponía de un despacho propio en el Banco de España, sus agentes tenían autonomía para sus operativos y sus retribuciones eran superiores a las del común de los policías.

Los seis agentes especiales de policía que integraron la Brigada de Investigación del Banco de España creada por el Gobierno de la República en 1934.  EFE

Pero al igual que el resto de los españoles, sufrieron los tiempos convulsos en los que fueron designados para sus misiones, ya que en agosto de 1936, por una orden del Gobierno de José Giral que los consideró 'desafectos al régimen', y aún sin pruebas que justificaran esa condición, fueron encarcelados. Dos de ellos, Félix del Río y Carmelo San Martín, fueron asesinados en Paracuellos durante las sacas masivas de las cárceles madrileñas en otoño de 1936, mientras que los otros cuatro, Yanes, Alberto Suárez de Figueroa, José Luis López y Miguel Forcada, lograron evadirse.

Tras diversas peripecias (algunos salieron a Francia y volvieron a entrar en el país) acabaron reencontrándose en Burgos para ponerse a las órdenes de Franco y desempeñar las mismas funciones pero en este caso para el nuevo Banco de España, recién creado en Burgos por los franquistas.

Según Marina Pino, no fue tan fácil puesto que los cuatro agentes que lograron salvar la vida tuvieron que ser 'depurados' precisamente por haber formado parte de la elite policial republicana. Fue el jefe de la Brigada, Eusebio Yanes, quien más dificultades tuvo para pasar la 'depuración', ya que no quedó registro escrito ni sello en su pasaporte de su paso a Francia antes de regresar a España con destino a Burgos. Las investigaciones de Pino revelan que las nuevas autoridades del Banco de España de Burgos querían a esos agentes, por su experiencia y elevada cualificación, y no a otros, por más demostrada que tuvieran sus inclinaciones políticas.

Según Pino, eran hombres que vivían para su trabajo y que viajaban constantemente, de modo que, en tiempos de la República, rara vez acudían para comparecer ante el juez por alguna de las causas en las que habían intervenido, pero no lo hacían por imposibilidad física, ya que casi siempre estaban de viaje y 'eran muy activos'.

Pino ha considerado a Yanes una especie de 'superagente' por haber compatibilizado el cargo de comisario general de Aragón con el encargo de conformar la primera BIBE, para lo cual se le dio absoluta libertad (otra semejanza con el grupo de Eliot Ness). En ese periodo, Yanes, que se distinguió como hombre 'muy estricto', viajó constantemente entre Aragón y Madrid hasta conformar la brigada con la selección de sus cinco agentes, a cuyo perfil humano y peripecia vital en los años de la guerra y la inmediata posguerra dedica Marina Pino un capítulo de su libro.

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