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Un espía a la deriva llamado Philip Seymour Hoffman

BEGOÑA PIÑA

'Ningún actor me había impresionado tanto como me impresionó Philip (Seymour Hoffman) en nuestro primer encuentro: ni Richard Burton, ni Burt Lancaster, ni siquiera Alec Guinness'. Son palabras del gran escritor John Le Carré sobre el desaparecido intérprete. Las escribió para The New York Times tras la muerte de éste y después de unos cuantos encuentros con él en el rodaje de El hombre más buscado. Adaptación de una de sus novelas al cine, en esta obra el autor y ex espía revela el absoluto desprecio por los Derechos Humanos y la guerra encubierta entre los servicios de inteligencia occidentales después del 11-S. Al fin y al cabo, como dijo el propio Hoffman durante el rodaje, 'el mundo no está de acuerdo en cómo ocuparse de los malos del planeta'.

Dirigida por Anton Corbijn, la película -que llega ahora a los cines españoles- es el último trabajo que terminó Hoffman, al que aún veremos, sin embargo, en las dos próximas entregas de Los juegos del hambre: Sinsajo, en la serie de televisión Hapyish y, tal vez, en God's Pocket. De todas, es la interpretación de este Günther Bachmann en El hombre más buscado la más importante, por la calidad que otorgó al personaje, con el que consiguió atraer hacia él la mirada del relato. 'Para mí, pese a tratarse hasta cierto punto de una historia coral, Bachmann siempre fue el personaje principal y Philip hizo sin lugar a dudas suya la película', reconoció el director.

Corbijn: 'Hoffman era humano al 200%, con todos los defectos y dificultades que ello conlleva''Es el mejor actor de carácter que se me ocurre', escribió Corbijn en The Guardian solo un día después de la muerte de Hoffman. 'Era humano al 200%, con todos los defectos y dificultades que ello conlleva, y me gusta pensar que de ahí es de donde procedía su extraordinario arte'. Un talento que le permitió construir sin una sola fisura el personaje de ese 'espía a la deriva', como lo describió Le Carré.

De vuelta a su país tras una operación catastrófica en Beirut, donde ha perdido a toda su red, Bachman es, tal y como lo describió durante el rodaje el propio actor, 'un hombre que sigue haciendo lo mismo y obteniendo el mismo resultado. Tienes la sensación de que no puede evitarlo. Está convencido de estar intentando hacer lo correcto y creo que, en realidad, lo hace. Pero el mundo no está de acuerdo con su forma de ocuparse de los malos del planeta'.

'Malos' que adquirieron para el mundo occidental una identidad muy clara después de los atentados del 11-S. Una fecha que varió el equilibrio mundial y que es esencial en el desarrollo de esta historia. Producida por Potboiler Productions, que ya había llevado al cine anteriormente otra novela de Le Carré, El jardinero fiel (dirigida por Fernando Meirelles), es la primera película de otra productora, The Ink Factory, creada por los hijos del escritor. Todos ellos estuvieron completamente de acuerdo en que la historia debía rodarse en Hamburgo, la ciudad que acogió a los terroristas que atentaron aquel día.

Han pasado más de diez años desde el 11-S, pero la ciudad sigue en estado de alerta. Allí aparece un joven medio checheno medio ruso, un musulmán que reclama la fortuna de su padre. Los servicios secretos, alemanes y de EE.UU., se abalanzarán sobre él. Todos le buscan, pero por diferentes intereses. 'Es una historia humana y humanitaria sobre gobiernos y organizaciones de espionaje. Y estas son historias que suelen contarse de manera más vistosa y romántica, pero aquí no hay nada romántico', dijo Hoffman, que añadió, refiriéndose al relato en el que estaban trabajando: 'Esta película va sobre muchas cosas, incluido, evidentemente, cómo tratan los países con el terrorismo'.

'Juzgamos a la gente muy rápido, todo tiene que ser blanco o negro''Estamos tratando con un mundo que ha cambiado mucho desde 2001. Juzgamos a la gente muy rápido, todo tiene que ser blanco o negro. Creo que es algo que está afectando a todas nuestras vidas', aseguró entonces también el director Anton Corbijn, muy consciente de que, además de una novela de Le Carré, tenía en sus manos un thriller de espionaje surgido del mismo epicentro de aquellos atentados.

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