Público
Público

"Un payaso no es más que un pobre que lucha contra el poder"

HÉCTOR JUANATEY

Los Pallasos en Rebeldía de Iván Prado llevan ya quince años 'revalorizando el noble gremio del payaso' mediante la organización de los ya internacionales 'Festiclown'. El entrecomillado es del bufón Leo Bassi, que este fin de semana volverá a unirse a los gallegos en San Fernando de Henares, Madrid. Bassi conoce bien a Prado. Han estado juntos en Brasil, en el Festiclown Favelas de hace unos meses, en Palestina, etc. A finales de esta semana estará en San Fernando no solo para ofrecer un espectáculo, sino para 'explicar la filosofía de lo que significa ser un payaso'. 'Estaré unas cuatro horas con alumnos en una especie de masterclass en la que les enseñaré mi idea de lo que es ser clown, esa idea de cierta anarquía, de deseo de libertad', apunta.

Ya estuvo en un Festiclown en Palestina, ¿volverá al que se celebrará la primera semana de octubre en Cisjordania?

No voy a poder asistir, ya que se decidió en el último momento. La idea que teníamos al principio era la de ir a los campamentos palestinos en Líbano, pero se tuvo que cancelar, sobre todo por los acontecimientos en Siria. Así que finalmente se optó por volver en octubre a Palestina. Aunque no pueda ir esta vez, para mí ir a Palestina es esencial. Es muy importante para defender los derechos de los palestinos. Mi pensamiento político, mi visión laica y mi visión del control al poderoso, es decir, todas las cosas que hacen que yo tenga conciencia social, se reúnen en el problema palestino. Además, lo que se puede hacer allí es increíble. Puedes actuar en una plaza con 6.000 personas y ver a un lado a los niños, a las familias, y al otro las torres de vigilancia israelí, con los soldados con sus fusiles. Tú, al estar allí actuando, sabes que mientras lo haces hay un tío que te tiene en el punto de mira. Es una pena, no puedo estar con ellos esta vez, pero mi corazón sí lo está.

¿No puedes porque te vas de gira?

Sí, en octubre estaré en Portugal, Italia, Zaragoza, Elche, Milán... Parezco un piloto de Ryanair, siempre de un lado para otro.

Hace unos meses estuvo en Brasil, en las favelas, también con el Festiclown.

Conozco bastante bien Brasil, voy como tres veces al año. Lo de las favelas es un mundo muy complejo: las hay ricas, pobres, peligrosas, tranquilas... Pero es increíble porque es una realidad en la que viven millones y millones de personas. La verdad es que la situación es muy parecida a la de Gaza o a un campo de refugiados, por las condiciones de vida e injusticia social. Los brasileños de las favelas viven rodeados de policía militar. Lo sorprendente de allí es la concienciación social existente en las favelas. No hablamos de gente pobre que no sabe lo que sucede, no, sabe muy bien lo que pasa, tienen muchas reivindicaciones políticas, hay centros culturales... En un momento dado puedes estar en un centro cultural con un público de favela muy intelectual y salir a la calle y presenciar un tiroteo. Pasas de una situación de total normalidad a otra de peligro en apenas treinta segundos. Hay que ir allí porque es necesario saber lo que sucede para poder darle a la gente lo que más necesita. Y lo que necesitan ahora es reconocimiento, que sientan que son parte de una sociedad, que no están aparcados. Es igual que con los palestinos: necesitan ver que hay gente en occidente y en el mundo rico que sabe lo que les pasa y se interesa por ellos.

¿Cómo se utiliza la risa y el hecho de ser clown para lograr esa meta?

'¿Qué es un payaso si no un pobre que lucha contra el poder del dinero, de la realidad, de la gravedad?'Es la cosa más natural del mundo. ¿Qué es un payaso si no un pobre que lucha contra el poder? Contra el poder del dinero, de la realidad, incluso el de la gravedad, mira a los payasos malabaristas. Ser payaso es un intento por derrotar al poder, a la normalidad, las injusticias. Es muy difícil imaginar a un payaso que trabaje solamente en un ambiente de ricos, sería contranatura. El payaso tiene sus raíces en la calle, en el pueblo, y necesita todo eso para salir hacia adelante. Es su hábitat, y de ahí que sea tan complicado ver a un payaso en televisión. Yo trato de mantener ese espíritu de hacer algo que salga en la televisión, pero, en fin, triunfa otro tipo de comedia, el tipo que atrae a bastantes pijos. ¿Te imaginas El Club de la Comedia en Palestina? Imagínatelo.

¿Ve la posibilidad de darle la vuelta a la situación?

El asunto es muy complicado. El sistema no pone hoy en día mucho espacio disponible para el payaso, pero en mi opinión eso también favorece a que nosotros, los payasos, no caigamos en lo podrido de nuestra sociedad. A mí lo que me gusta es ver que en el 15M y en las manifestaciones posteriores no había problema ninguno en ponerse una nariz roja y reivindicar con esa acción a los payasos. No son payasos, ¡pero se ponen la nariz roja! Tampoco me imagino a El Club de la Comedia en una asamblea del 15M. El payaso no ha participado en la cultura que se ha desarrollado en los últimos 20 años en televisión, ha sido marginado, pero eso también refleja la marginalidad de muchísima gente, de una nueva generación. Cosas como el Festiclown y otros festivales tienen un público joven que ve en el payaso un antisistema, un contrapoder. Los payasos estamos en una muy buena situación, tenemos credibilidad. Además hay algo nuevo, aunque no tanto, y es internet. Está la comicidad en Twitter, que es muy de payaso, y YouTube. En Francia hay un chico muy conocido con vídeos de pocos minutos vistos por millones de personas. El tío va vestido de conejo y dando hostias de forma divertida a la Policía. Eso es un payaso, un arlequín. Lo bueno de esto es que supera cualquier contexto comercial, el poder de los medios... Al lado de una visión triste y negativa de la sociedad, hay cosas muy nuevas y fuertes que están naciendo. El espíritu libertario y anárquico del payaso tiene pinta de que seguirá. Este deseo sin límite de libertad, que hace un siglo que nació con zapatos grandes y nariz de payaso, hoy sale en YouTube con un chico vestido de conejo.

De hecho, usted no dejará nunca de ser un clown, ¿cómo se mantiene ese espíritu de bufón?

Yo vengo de siete generaciones de payasos. Todavía me acuerdo de que mi abuelo tenía la idea de un espectáculo con 80 años. Y lo ensayaba... Entonces lo veía como algo normal, pero ahora lo pienso y me pregunto cómo hacía para mantener ese espíritu. Yo tengo mucha suerte por la familia que tuve, lo que me ha dado es increíble: no existen fronteras, no hay nacionalidades, me han inculcado el internacionalismo y el no racismo. Mis padres lo tenían muy claro: puede ser negro, chino, pero cuando eres payaso, eres payaso. Si coges cinco pelotas y les das vueltas, da igual que seas negro, chino, eres un payaso malabarista y punto. Es este tipo de pensamiento el que me lleva a sitios como Palestina. Esa idea de no ponerse nunca de rodillas ante el poder. Mi abuelo vivía en una roulotte, era pobre, y sin embargo vivía como un emperador, estaba orgulloso de ser de clase pobre, de clase obrera. Esto es lo que me han dado. Yo mantengo ese orgullo. Son valores muy sencillos, pero valores que consiguen que siga indignándome con la injusticia, con el poder de los ricos pijos, con el poder del racismo... Me esfuerzo en estar siempre presente y tengo la energía que me da la llegada de toda injusticia. Y también el optimismo. A pesar de todas las tragedias, cuando buscas el chiste al final no ves las cosas con pesimismo. Mi familia tampoco tenía miedo a la muerte, y es algo que empiezo a entender ahora. No sé cómo se adquiere ni de dónde viene, pero simplemente no se tiene miedo a la muerte. Es como dormir, un día te toca. Por eso también soy anticlericalista, porque la Iglesia utiliza el miedo a la muerte para asustar a la gente, para tener poder.

Vive en Lavapiés, ¿cómo ve la situación política en España?

'Tantos sacrificios durante generaciones para mandar a los hijos a estudiar para que ahora vuelvan a ser esclavos'Todo lo que está pasando es muy interesante, pero no solo en España, mira Escocia, se trata de una revuelta en Gran Bretaña nunca vista. Y no es solo independencia, es que la gente ya no quiere lo que significa Londres, ciudad a la que ven solo como banquera, conservadora, que no representa a nadie. Lo que pasa con España es muy parecido, pero con más cosas contradictorias. Yo no he visto nunca una generación tan bien preparada, educada, con tanta posibilidad, y con menos salida. Es todo lo contrario a lo que se ha buscado desde la Ilustración. Entonces la gente pobre soñaba con mandar a sus hijos a estudiar, para así lograr que vivieran mejor. Tantos y tantos sacrificios durante generaciones y ahora la última perspectiva es la de volver a ser un esclavo. Por eso el fenómeno de Podemos y demás movimientos en otros países no responde a algo conceptual y a un problema político concreto. Se trata de un problema estructural en nuestra sociedad. En estos momentos el sistema no funciona.

¿Qué planes tiene?

Estoy pensando más en el Paticano, mi pequeña capilla. Me gusta porque una cosa tan humilde como un pato de plástico tiene un poder mucho más grande que todos los poderes actuales. Todo lo que estoy haciendo ahora son intentos de afinar y aclarar lo que significa ser un payaso. Además he hecho alianzas con buenos amigos. Me encanta Lavapiés y empezaré algo dentro de poco en el Teatro del Barrio, con Alberto San Juan. Haremos una serie de cosas este invierno. Además quiero estar en todas las batallas previsibles en los próximos meses, antes de las elecciones municipales. Me gusta el nacimiento de Podemos, de Guanyem. Me gusta que personas con las que he compartido muchos lazos hayan adquirido este poder magnífico. Estoy listo para ayudarles a que ganen la batalla y cambiar el mundo.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?