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Los árabes que gritaron "¡Libertad!"

Cerca de 1.000 musulmanes llegaron a España para defender los ideales de la II República durante la Guerra Civil.

BEATRIZ LABRADOR

La historia la escriben los vencedores, no los vencidos. No es nada nuevo. Por eso cuando se piensa en la participación de musulmanes en la Guerra Civil española es fácil que acuda a la mente la imagen de la Guardia Mora, los 70.000 marroquíes a los que Franco prometió un 'bastón de oro' por su lealtad y que fueron una pieza clave de su implacable triunfo militar.

Sin embargo, hubo otros árabes cuya memoria ha sepultado el tiempo: aquellos que acudieron a España para defender los ideales de la II República y que se integraron en columnas anarquistas y trotskistas, en la aviación y, sobre todo, en las Brigadas Internacionales. Aunque el estereotipo marque lo contrario, no todos fueron utópicos franceses, estrictos ingleses o disciplinados belgas. Hubo un numeroso grupo de tez oscura que hablaba dialectos bereberes y que cinco veces al día dejaban el fusil para orar hacia La Meca.

Desde Orán hasta Alicante

Es difícil calcular la cifra exacta porque la mayoría entró en la Península con pasaporte europeo, ya que sus países de origen eran entonces 'colonias', mandatos o protectorados de diversos estados occidentales. Las fuentes señalan que el número rondó los 1.000 combatientes, y el grupo más numeroso fue el de los argelinos. Al menos medio millar, la mayoría comunistas, se embarcaron en Orán rumbo a Alicante a mediados del 36. En esas mismas fechas llegaron a España 400 guerrilleros enviados por el Partido Comunista de Palestina, que se enrolaron en la 12ª y 13ª Brigada Internacional.

Pero hubo representantes de otras nacionalidades del mundo árabe que lucharon bajo la bandera tricolor de la República; un numeroso grupo de marroquíes, sirios, libaneses, saudíes, egipcios o iraquíes, entre otros. Muchos de ellos murieron en la sierra de Madrid, en la campaña de Extremadura o en el frente del Ebro. Sus huesos se perdieron en fosas comunes y su historia en el tiempo.

Uno de los pocos que sobrevivieron fue Nayati Sidqi, un joven cartero de origen turco-palestino nacido en Jerusalén, pero afincado en Francia en los años 30. Militante comunista, viajó a España para trabajar en la propaganda antifranquista. Escribió artículos en periódicos de la época como Mundo Obrero o El Heraldo de Madrid bajo el pseudónimo de Mustafá Ibun-Jalá. Después, armado con un megáfono, aleccionó desde las trincheras republicanas de Córdoba a los marroquíes que se alinearon con el bando nacional. El soldado contó su periplo en unas memorias que vieron la luz en 2002.

También conocemos el caso del argelino Muhammad Bilaidi, reclutado por André Malraux como mecánico y que perdió la vida al ser derribado su avión por los alemanes. O el del también argelino Rabah Oussidhoum, que al mando del Batallón La Marselleise murió heroicamente en el frente de Aragón el 17 de marzo de 1938. Pero hubo muchos más: un boxeador tangerino, un peluquero egipcio, un obrero de la construcción marroquí...

Venís desde lejos

La egipcia Amal Ramsís quiere recuperar la memoria de todos ellos y prepara un documental que cuente su historia. Le falta aún al menos un año de trabajo y financiación, pero el título lo tiene claro. Será Venís desde lejos, tomado de la oda que Rafael Alberti creó para las Brigadas Internacionales: 'De este país, del otro, del grande, del pequeño / del que apenas el mapa da un color desvaído / con las mismas raíces que tiene un mismo sueño / sencillamente anónimos y hablando habéis venido'.

Brigadistas llegados de 54 países

1936: Movilización internacional

Las Brigadas llegaron de Moscú para ayudar a los republicanos en la guerra, pero las movilizaciones se extendieron por toda Europa.

1937: Acciones de guerra

Con más de 20.00 hombres en sus filas, los brigadistas participaron en batallas decisivas como la del Jarama, la de Belchite o la del Ebro.

1938: Año de despedida

' Sois la leyenda, ejemplo de solidaridad y héroes de la democracia', dijo Dolores Ibárruri, La Pasionaria, en su despedida.

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