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"EE UU impone, pero me relajo al ver la cámara"

Esta semana estrena producción mexicana, ‘Sultanes', y empieza rodaje en Cannes bajo la dirección, nuevamente, de Mary McGuckian

INMA FLOR

Debutó en el cine de la mano de Bigas Luna con la taquillera Jamón, Jamón (1992) y casi una década más tarde se inició en Hollywood con Blow, del malogrado Tem Demme. Ahora presenta su primera película mexicana, Sultanes, que algunos definen como pantomima de Ocean's eleven, sin andar errados. Además, presenta esta misma semana en Cannes Guerrilla, de Steven Soderbergh, y empieza el rodaje, también en Cannes, de Plus One, de Mary McGuckian, con quien ya trabajó en Inconceivable.

¿De qué habla Sultanes?
De unos ladrones que, además de robar un banco, quieren robarse entre ellos. Es como una partida de póquer en la que cada uno tiene una estrategia. Mi personaje es el cerebro de la banda. Había robado a alguna mujer, pero nunca había interpretado a un ladrón.

¿Qué destacaría?
Me gusta su punto mex-criollo. La historia transita entre México y Argentina. Es picante, está como sin terminar, es más real gracias a esa imperfección. El director es un tío con mucha energía y algo de caos.

Vuelve a trabajar ahora con Mary McGuckian, ¿Qué nos puede contar respecto a este nuevo proyecto?
Es una película que no tiene guión, aunque sí unas escenas preestablecidas de antemano. Cosa complicada, sobre todo porque mi idioma materno no es el inglés. Pero Mary McGuckian me ayuda mucho. La trama gira en torno a un equipo de rodaje que quiere llevar a cabo una película en el Festival de Cannes. Es una especie de realismo cinematográfico que muestra, a través de la sátira, lo que ocurre en ese particular proceso que supone hacer una película. Hago de director de fotografía y voy cámara en mano. Es un rodaje corto, donde la única cara conocida es Alanis Morissette.

¿Le interesa trabajar en Hollywood?
Hay mil criterios. Cada filme tiene su razón. Yo soy muy caótico y, al mismo tiempo, muy ordenado. Soy algo bipolar.

¿Qué diferencias ha encontrado entre trabajar en EE UU y en España?
En realidad no hay ninguna diferencia, lo que pasa es que EE UU impone. Pero cuando veo la cámara me tranquilizo. Hasta ese momento estoy nervioso porque no sé dónde estoy, ni cuál es mi función. Si le sumas que estás lejos de casa, que es otro idioma... te asustas y te vuelves vulnerable. Aun así, Los Ángeles me recuerda a Castelldefels, pero a lo bestia.

Regresemos a España. Acaba de rodar La conjura de El Escorial. ¿Qué nos puede contar sobre ella?
Es una película española con actitud internacional, para el gran público. La trama, durante el reinado de Felipe II, tiene elementos de misterio, aventura y amor. Mi papel es el de Mateo Vázquez, un cura que es un hombre de Dios, pero también de política.

Pocos saben que, además de actor, es escritor, director, pintor... ¿Qué expresa en esas facetas?
Sólo utilizo el verbo ser cuando me refiero a mi faceta de actor. Luego sólo puedo decir que pinto, escribo y dirijo. No soy. Para eso se necesita tiempo. De todos modos, lo de zapatero a tus zapatos es un dicho que está perdiendo su significado. Hoy todo el mundo hace de todo y todo está mezclado. La cultura se ha democratizado. Internet es fuente de inspiración de miles de mundos.

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