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Alan Pauls aborda su inocencia en la dictadura

ANTONIO JIMÉNEZ MORATO

Descartada la tentación de convertirse en un autor de un solo libro a repetir eternamente para satisfacción de lectores y editor, el argentino Alan Pauls apuesta por un cambio. Y lo explica así: 'Yo no sé adónde voy cuando escribo. Con este libro me sucedió lo mismo que con El pasado: lo escribí a ciegas, sin saber hasta dónde llegaría. Pero tengo la impresión de que con Historia del llanto algo nuevo se abre. Ya lo intuí en La vida descalzo, y continúa en lo que estoy escribiendo ahora'.

Sin saber dónde llegaría, sí sabía de dónde partir: 'Los años 70 en la Argentina van desde el sueño peronista y revolucionario de la primera mitad a la sangre y el terror de la dictadura militar. Ésa fue quizá la época más intensa de mi vida. En aquellos años me convertí en quien soy'.

'Pero -continúa- uno de los problemas con esa época en Argentina es que los 70 parecen ser patrimonio exclusivo de los que los protagonizaron. De ahí que la época se aborde a menudo con la intención, consciente o no, de justificar algún tipo de comportamiento. Yo quería acercarme a todo aquello desde una posición doble, a la vez interna y externa, y por eso elegí como héroe a un joven como el que yo fui entonces'.

Política más intimidad

La novela está protagonizada por un chico extraordinariamente sensible, capaz de arrancarle las confesiones más recónditas a cualquier adulto con el que se cruce. Un confesor que asiste al delirio político que vive el país y lo descifra desde una perspectiva íntima y personal.

'Ése es el deseo que está en el origen del libro: fundir lo político y lo íntimo en un registro donde ambas dimensiones sean indistinguibles. Literatura y política rara vez han funcionado bien juntas; siempre es una la que ha preponderado'.

En Historia del llanto las dos dimensiones se anudan en un lugar específico: la posición de lector. El protagonista del libro no milita en política ni está en ningún grupo armado, pero lee con verdadero frenesí las revistas en las que la guerrilla narra sus epopeyas. 'Yo quería trabajar los 70 desde esa perspectiva extraña: la de un adolescente que consume lucha armada como otros, hoy, pueden consumir videojuegos', señala el escritor.

‘El pasado', al cine

Se atrevió a escribir en El pasado sobre el amor y ha quedado satisfecho con la adaptación cinematográfica. El mismo Pauls lo aclara: 'Condensar casi 600 páginas, con diversos niveles de referencias y de lecturas, es algo muy complicado. Babenco eligió centrarse en la historia de dependencia amorosa, en la obsesión sentimental de Rímini y Sofía'.

Lo que más le ha interesado de la cinta ha sido el modo en que la tragedia se toca todo el tiempo con la risa y el extraño 'desfase temporal con que Babenco ha trabajado el relato'. Y sigue: 'La historia transcurre a lo largo de 20 años, pero es muy difícil identificar la época en que suceden las escenas. A veces todo parece indicar que están en los 80, pero siempre hay un detalle en un vestido, un coche que se cruza, una manera de hablar, que desplazan la acción hacia otra época'.

Cada día más indispensable para entender el devenir del arte de escribir, su concepción de la literatura consiste en que es 'una de las pocas prácticas que nos permiten hoy producir y encapsular tiempo'.

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