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Alfonso Guerra, el asesor de la familia de Miguel Hernández

ALEJANDRO TORRÚS

Alfonso Guerra nunca ha ocultado su admiración por Miguel Hernández. “El poeta representa los valores de la República”, aseveró Guerra durante el homenaje que se realizó al poeta en 2010 con motivo del centenario de su nacimiento. Cuando la viuda del poeta, Josefina Manresa, vivía, el diputado llamaba a su casa casi a diario para charlar unos minutos con ella. Han pasado muchos años aquellas conversaciones telefónicas, pero Guerra no se ha olvidado de la familia de Hernández. El traslado del legado a Quesada (Jaén) ha contado con la supervisión del diputado aunque no ha intervenido directamente. “Es una persona prudente y prefiere que sean otros los que hablan y hacen las gestiones”, aseguran fuentes cercanas a la familia.

Cuando en octubre de 2011 el Ayuntamiento de Elche decidió romper de manera unilateral el convenio que unía el legado de Miguel Hernández a la ciudad de Elche, el vicepresidente del Gobierno entre los años 1982 y 1991 ofreció a la familia que el legado permaneciera en la Fundación Pablo Iglesias, que él mismo preside. Los herederos prefirieron entonces evitar suspicacias y dejar el legado en la caja fuerte de un conocido banco catalán hasta que la tormenta amainase.

Diversos ayuntamientos y fundaciones comenzaron a tantear a la familia. Había que buscar una nueva ubicación para la memoria del poeta y un nuevo proyecto cultural que llevara las letras de Miguel Hernández hasta todos los rincones del país. Lucía Izquierdo, nuera del poeta, consultó con el diputado todas las posibilidades existentes. Entre todas ellas, había una que sobresalía especialmente. La oferta de Quesada (Jaén) incluía un importante proyecto cultural y contemplaba la inclusión del poema de Miguel Hernández Andaluces de Jaén como himno de la provincia.

Alfonso Guerra supervisó las negociaciones y contactó con las diversas instituciones aunque nunca personalmente. “Es una persona prudente”, insisten las fuentes familiares, que reconocen que su papel en la decisión de aceptar la oferta de Quesada ha sido “muy importante”. A la espera de que se cierre el acuerdo y la Junta de Andalucía dé el visto bueno, los herederos del poeta ya han ofrecido un puesto en la Fundación Josefina Manresa-Miguel Hernández que se creará para gestionar el legado. “Estaré a vuestro lado en lo que me pidáis', contestó el exvicepresidente del Gobierno. Su labor dentro de la entidad aún no está definida, pero la familia del poeta tiene claro que su experiencia y su saber sobre la vida y obra del poeta será fundamental. “No podemos permitirnos el lujo de prescindir de una figura como de Alfonso Guerra”, sentencian fuentes cercanas a la familia.

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