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El arte de trabajar sin contrato

Eulàlia Valldosera muestra 'Dependencias mutuas', una reflexión sobre las relaciones de poder y subordinación

BRAULIO GARCÍA JAÉN

La inmigrante sin papeles que limpiaba en casa de la galerista italiana de Eulàlia Valldosera (Vilafranca del Penedès, Barcelona, 1963) no había pisado un museo hasta que la artista catalana le pidió que protagonizara la performance de su última exposición. En el vídeo, la ucraniana Liuba limpia la escultura de un emperador romano en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles. Los gestos son mecánicos, pero los juegos de luces y los planos de la realizadora buscan despertar la líbido del espectador. Porque Dependencias mutuas, que se exhibe en La Fábrica Galería de Madrid, reflexiona sobre las relaciones de poder y subordinación entre las personas, pero también de estas con sus objetos.

'Nápoles es una sociedad muy clasista y hay toda una serie de formas que me recuerdan a las españolas', explicó Valldosera a Público el miércoles. De ahí que la exposición, producida para una galería napolitana, llegue ahora a España. 'Yo también he tenido trabajadoras sin papeles que venían a trabajar a casa', aclaró. La exposición se inauguró ayer.

'A mí, nadie me ha contratado nunca', dice en un momento la voz de Liuba, en italiano, en una de las piezas de la exposición. Eulalia Valldosera dice que se identifica con esa frase en un sentido literal. '¿Tú sabes lo difícil que es que se nos contrate a los artistas?', pregunta. Pero aunque esa pretendida literalidad tape la diferencia radical que supone la amenaza de la deportación, Valldosera no rehúye la ambigüedad de su propio rol. La artista, al aparecer fugazmente en el plano, no se sabe si se apropia de las palabras de Liuba o le da órdenes: 'Es la limpiadora y, al mismo tiempo, su señora', explica en el texto de la exposición.

La ambigüedad es también deliberada respecto del discurso feminista de la emancipación por el trabajo. 'La mujer emancipada necesita de la empleada doméstica para llevar a cabo su emancipación', dice. Para Valldosera, 'esa es la ambigüedad sobre la que el artista debe trabajar'. La muestra, inaugurada ayer, estará abierta hasta el próximo 4 de diciembre.

El vídeo performance de seis minutos sirve de eje de la muestra. También se puede ver una serie de fotografías de la grabación y un vídeo documental en el que Liuba habla de sí misma. 'Era como si para ella tuviera la misma importancia su boda que la performance', recuerda Vall-dosera. En las fotografías, de gran formato, no aparece el rostro del emperador Claudio. 'Quizá eso exacerba el erotismo inherente, por la cercanía entre cuerpos. Ese deshacer identidades creo que es lo más bonito'.

'La galería es también un objeto de poder'

La dependencia de la que se ocupa la artista catalana, y en esto sigue con el trabajo exhibido el año pasado en el Centro Nacional de Arte Reina Sofía, afecta también a nuestra relación con los objetos. Esa relación que el museo transforma, porque al exponerlo 'intensifica' su significado. 'Pero es una operación que hacemos continuamente en casa estableciendo relaciones con objetos concretos que transforman su significado. Eso refleja al artista que todos llevamos dentro', dijo. El desprendimiento al que la emigración les obliga, según Valldosera, les permite a los emigrados también establecer 'una relación más bella, más libre con los objetos'.

Un trapo proyectado sobre un espejo circular, y cuyo reflejo da vueltas por la galería donde se exhibe, hace de hilo de todas las piezas, al tiempo que parece limpiar las paredes. 'La galería es también un objeto de poder', señala Valldosera en el texto.

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