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Asa Larrson, negra, criminal y feminista

Sangre derramada toca el lesbianismo, el aborto y el maltrato

L. P.

Ríe aunque habla de los crímenes que comete. En sus novelas, claro: la escritora Asa Larsson (Kiruna, Suecia, 1966), una de las grandes damas del género negro actual, el éxito no se le ha subido a la cabeza. Su gran preocupación es tener tiempo para sus hijos y amigos. Tras seducir a miles de lectores con Aurora Boreal, presenta Sangre Derramada (Seix Barral, en castellano; Columna, en catalán). Una novela en la que una pastora protestante de la aldea de Kiruna aparece asesinada. Una vez más, la abogada Rebecka Martinsson, uno de sus personajes más populares, interviene para resolver el caso. 'Con esta novela cierro un ciclo. En la próxima no habrá ni iglesias, ni sacerdotes. Cambiaré de víctima, y uno de los personajes será un hombre de negocios que tiene minas en África. En el siguiente libro me atrevo a salir de Kiruna, e incluso me escaparé de Europa', avanzó la autora escandinava.

Los libros de Asa Larsson arrastran la fama de ser diferentes, de aportar aire nuevo a las novelas criminales tradicionales. En esta ocasión, el lesbianismo, el aborto y los maltratos son algunos de los temas que ocupan sus páginas manchadas de sangre. 'Cuando escribí este libro mi estado mental y espiritual era absolutamente feminista. Me llamó una amiga para comentar los permisos de paternidad y maternidad, y le dije que no podíamos hablar de eso porque estaba muy incendiada con el tema. Ahora estoy más calmada, aunque mis opiniones no se han modificado', confesó una escritora marcada por la 'energía' de un tío sacerdote y del espíritu libre de una madre que se divorció de su padre para vivir una historia de amor con otra mujer.

'Mi ritmo de trabajo es lento por una cuestión de integridad'

Fascinada por la fortaleza de muchas mujeres, la escritora encuentra muchas similitudes entre las féminas y los lobos: 'Ambas especies son supervivientes, son leales, se ocupan de su manada y de los más débiles', dice. Ahora se siente una privilegiada por poder ganarse la vida escribiendo. Desde que tiene uso de razón recuerda inventarse cuentos, y actualmente sus hijos son sus mejores cómplices. 'Recuerdo un día, paseando a uno de mis hijos en el cochecito. No dejaba de levantarse, y le conté que se podía caer al suelo, partir la cabeza como un melón y perder los sesos por la acera. Una mujer me miró preguntando si las madres como yo salen del infierno', cuenta, divertida.

Lo de escribir un libro por año no rima con el ritmo de escritura de Larsson: 'Soy lenta por una cuestión de integridad. Si no controlas tu energía, alguien la usará por ti; si no sabes que hacer con tu amor, irá a parar junto a la persona equivocada'.

'Con esta novela cierro un ciclo. En la próxima, ni iglesias ni sacerdotes'

Su editor es alguien que cuando le comunica que no tendrá un libro listo para el otoño responde con un 'llama cuando lo tengas listo'. Algo que Larsson recibe como una bendición. 'Durante mucho tiempo, quizás por mi educación o por como entré en el mundo laboral, vivía los descansos como si me estuviera escaqueando. Eso no era sano. Pero desde que decidí divorciarme del padre de mis hijos, he cambiado'.

Acostumbrada a que siempre le pregunten si guarda alguna relación de parentesco con el autor de la saga Millennium, ella no se cansa de repetir que disfrutó mucho con la trilogía de Stieg Larsson. Aunque la última sorpresa literaria la ha encontrado en otra mujer: la escritora canadiense Alice Munro.

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