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"Los asesinatos previos a la dictadura se asumían con toda tranquilidad"

Juan José Campanella. Cineasta. El director, que está en Los Ángeles rodando capítulos de 'House', aspira a ganar su primer Oscar el 7 de marzo con 'El secreto de sus ojos', coproducción español

CARLOS PRIETO

Campanella en pijama. Campanella completamente dormido. Campanella cagándose en tus muertos Todas estas imágenes se pasan por la cabeza del reportero mientras marca el número de teléfono de Juan José Campanella (Buenos Aires, 1959) en Los Ángeles. Son las 6:15 de la madrugada en la capital de California, una hora tan intempestiva como informativamente relevante. El director argentino está en EEUU rodando capítulos de House. Sólo se puede hablar con él al alba; en concreto, mientras conduce hacia el set de rodaje. 'Disculpa un momento, me parece que me acabo de perder, voy a llegar tarde al trabajo', dice de pronto mientras trata de descifrar la voz en off de su GPS.

«Estoy todo el día trabajando, no me ha dado tiempo a ponerme nervioso»

La ventaja de estar tan ocupado es que al autor de El hijo de la novia (2001) no ha tenido tiempo de ponerse 'nervioso por lo de los Oscar'. Su último trabajo, la coproducción española El secreto de sus ojos, podría convertirse el próximo domingo en el segundo filme argentino en ganar el Oscar a la mejor película extranjera tras La historia oficial (1985). El filme de Luis Puenzo analizaba los efectos de la dictadura militar sobre las generaciones posteriores. El thriller de Campanella se ambienta en los años previos al levantamiento castrense.

¿Cómo está viviendo los momentos previos a los Oscar? ¿Expectante? ¿Nervioso?

Expectante, sí; pero, como estoy trabajando, no me da tiempo a ponerme nervioso. Bueno, el nervio me agarra un poco cuando llego a casa por la noche, pero entonces me tengo que ir a dormir, así que no me acabo de inquietar del todo.

«El inconsciente colectivo parece haberse olvidado de esos años»

¿Qué le ha aportado su trabajo en la televisión estadounidense a su último cine?

Creo que nada. Sólo me ha aportado horas de vuelo. En televisión se trabaja mucho más rápido. Te acostumbras a resolver los problemas de un plumazo, sin desesperarte. Ya he vivido casi todos los problemas posibles en un rodaje. Pero el lenguaje visual de la televisión es muy diferente al del cine.

Repasemos un poco los temas de El secreto de sus ojos. Ha comentado que el cine argentino no había reflejado casi los años previos a la dictadura. ¿A qué lo achaca?

«Se incrementó la violencia en el discurso; todo un síntoma»

La dictadura fue un shock. Así que tanto el inconsciente colectivo como la historia oficial situaron todos los males en esos años, olvidándose de los antecedentes. Supongo que ocurre algo parecido con el cine español y la Guerra Civil; no hay tantas películas que reflejen los años previos al conflicto.

¿Qué ambiente se vivía en Argentina esos años?

Había mucha violencia. Yo era muy chico entonces y estaba a otras cosas, pero recuerdo que había un clima de violencia cotidiana. Uno convivía con la violencia hasta el punto de que los asesinatos de sindicalistas, militares o gente corriente no llamaban la atención, se asumían con toda tranquilidad, como parte del entorno diario, sin más sobresaltos. También se notaba un incremento de la violencia en el discurso; todo un síntoma de lo que estaba por venir.

¿Se solía fijar tanto antes en el contexto histórico en los que transcurren sus películas?

Siempre me ha interesado mucho el contexto histórico en el que suceden las historias. Luna de Avellaneda y hasta cierto punto El hijo de la novia son fruto de una situación histórica determinada. Quizás sea una deformación propia de ser argentino. En EEUU la gente vive tranquilamente sin saber quién es el ministro de Economía. En Argentina es imposible: un volantazo del contexto puede lanzar fuera del país a medio millón de emigrantes de golpe.

Hay un aspecto del filme que quizás no se haya destacado suficientemente: los tres protagonistas masculinos parecen representar tres variantes perversas del amor.

Exacto.

¿Quería reflexionar sobre el lado oscuro del amor?

Sí. Desde que leí la novela hasta que decidí adaptarla pasó un año. Mientras iba madurando la idea me di cuenta de algo que en el libro no es tan aparente: el lazo de unión entre los tres personajes es el amor; o, mejor dicho, la pasión que hace que el amor se pervierta. Es uno de los aspectos que más me interesó de la historia.

Ha dicho que su filme está influido por el thriller americano de los setenta, por películas de alto voltaje político como El último testigo (Alan J. Pakula 1974).

Soy un fanático del cine estadounidense de esa década; en mi opinión, la mejor junto a la de los cuarenta. Además tiene una gran relevancia personal: me crié en esos años, ahí se despertó mi gran amor por el cine. El secreto de sus ojos tiene mucho del thriller político de los setenta en su interior. Por ejemplo, esos finales que no se cerraban del todo, de gran ambigüedad moral, que dejaban preguntas sin responder. También hay todo un código visual, desde el tipo de fotografía hasta los encuadres que tienen mucho que ver con el cine del nuevo Hollywood.

No obstante, su película tiene un elemento ajeno a los thrillers de esa época: el humor.

Es cierto.

Su relación con el género es un poco ambigua entonces.

Claro. Cuando digo que me influyó no quiere decir que hiciera una copia fiel Espera que tengo que poner el GPS porque me estoy perdiendo [los sonidos delantan que teclea algo en el aparato] A mí me sale el humor casi sin querer. Trato de escribir una película completamente en serio, pero no hay manera. No concibo una historia, ni siquiera la más dramática, que no incluya elementos de humor. Así han ocurrido las cosas en mi vida. En ese sentido, la influencia de la comedia italiana en mis películas es bastante acusada.

Otra diferencia con el cine negro es que los que tratan de resolver el crimen en su filme no son policías o detectives, sino funcionarios de los juzgados, personas normales y corrientes.

[Se oye la voz en off en inglés del GPS] Espera que me he perdido voy a llegar tarde al trabajo...

Sí...

El GPS está tratando de buscarme el camino Mi hermana trabajó 35 años en los tribunales argentinos. Tanto ella como sus colegas fueron claves para recrear los ambientes judiciales de esa época. Por ejemplo, el trato con los jueces, o la relación entre hombres y mujeres, sobre todo respecto a las escasas mujeres que ocupaban entonces cargos de poder, como el personaje de Irene [interpretado por Soledad Villamil, que ganó el Goya a actriz revelación, a pesar de llevar dos décadas en el oficio]. Me he dado cuenta de que a mis personajes les afecta más lo que ocurre en sus trabajos que en sus casas.

¿En qué punto se encuentra su próximo proyecto?

Estoy preparando una película de animación con una compañía española. Cuando regrese a Argentina me voy a dedicar a ello a tiempo completo. De momento, no tengo nada en mente con actores de carne y hueso.

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