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"Aunque haya perdido mucha fuerza, el cine puede activar conciencias"

Antonio Méndez Esparza hace una rotunda apuesta ética y estética en su ópera prima, 'Aquí y allá', una mirada a la emigración con la que conquistó el Gran Premio de la Semana de la Cr&iacu

BEGOÑA PIÑA

Indie Wire, la publicación de referencia del cine independiente mundial, sentenció: 'Casi bíblica y totalmente absorbente, esta película es una obra maestra'. Aquí y allá, el primer largometraje del madrileño Antonio Méndez Esparza, ha cosechado muchas más alabanzas como ésta, apoyos internacionales y algunos de los premios más prestigiosos del cine, entre ellos el Gran Premio de la Semana de la Crítica del Festival de Cannes 2012. Además, es la producción española más premiada del pasado año. Y, sin embargo, prácticamente nadie en España se ha enterado de que existe. 'Es una película hecha muy al margen de la industria', dice el director, guionista y productor, en un intento de justificar el silencio que se ha alzado alrededor de su película, una mirada hacia la realidad de la emigración que encierra una rotunda decisión ética y una meditada apuesta estética y que llega este viernes a las salas.

Méndez Esparza conoció en Nueva York a muchos emigrantes, la mayoría mexicanos. Con Pedro, uno de ellos, hizo un cortometraje y, más importante, labró cierta amistad. Cuando aquel le dijo que volvía a su pueblo, donde iba a intentar crear un grupo de música, Antonio Méndez Esparza vio la posibilidad de contar la historia que le había rondado tanto tiempo en la cabeza 'sin que en ella se impusieran mis ideas, sino la verdad'. Poco después, se fue al pequeño poblado del estado de Guerrero donde viven Pedro y su familia y se quedó con ellos dos meses. Regresó a Nueva York, reescribió su guion, y viajó de vuelta a México con un equipo mínimo para rodar su primer largometraje.

Aquí y allá, una ficción con aspecto de documental, es la historia de un emigrante que vuelve a su pueblo, con su familia, con la idea de crear un grupo de música y vivir de ello. Ansioso por reencontrarse con su mujer y sus hijas, al llegar comprende que tiene que volver a pelear por ocupar el lugar que tenía. Él ha cambiado, pero su familia también lo ha hecho, su pueblo, incluso, no es el mismo que era antes de su partida. La apuesta narrativa de Antonio Méndez Esparza consigue el objetivo, la película transforma en héroes a sus personajes mostrando únicamente su rutina, su acostumbrada lucha cotidiana, 'el cine legitima'.

En los cortos anteriores a esta película ya trataban el tema de la emigración, ¿de dónde le viene esa preocupación por este asunto?

Bueno, viví mucho tiempo en EE.UU. y allí hice trabajos que nunca hubiera hecho aquí. Allí era extranjero y donde trabajaba conocí a muchos emigrantes, muchos mexicanos. Con ellos compartía lengua y eso acerca mucho.

¿Siempre quiso contar lo que pasa en una familia en la que uno se va fuera a trabajar?

No. En Nueva York yo tenía una historia que era la de la fuerza de un hombre contra el sistema, pero en México entendí lo que pasa realmente, entendí que un emigrante es alguien que tiene que volver a ocupar un lugar que dejó, pero que ha cambiado. Ha cambiado él y su familia. Los hijos, por ejemplo, vi que tenían cierto recelo, enfado, con los padres que no están. No es tan fácil.

También es la historia de alguien que tiene un sueño y, por sus circunstancias económicas y sociales, no lo puede cumplir. ¿Usted cree que esto es norma universal?

Pedro tiene un sueño, quiere algo más para él y para los suyos. La música es una pasión para él, aunque no tiene un talento especialísimo para ella. Él quiere vivir de la música y en su caso, no le sale, pero no creo que sea siempre así. Sin medios es mucho más difícil la vida, claro, pero en la realidad, la historia de Pedro es diferente a la de la película.

Ha trabajado con los protagonistas en sus casas, su pueblo... para contar su realidad. ¿Es ese proceso resultado de la decisión de no querer interferir en la verdad de sus personajes?

Sí. Quería captar su realidad a través de ellos, pero ellos tenían que compartir conmigo. Creo que ha habido una relación muy positiva de intercambio, porque ellos entienden que yo intentaba retratar su realidad y yo solo tenía miedo a que quisieran aparecer con una imagen que no fuera la auténtica. Yo solo quería agarrarme a la verdad. Llegué a México con un guion, pero era un corsé. En un momento del proceso rechacé el guion porque quería captar ese mundo del modo más veraz posible, pero más tarde volvimos al guion.

La resolución de trabajar con actores profesionales le acompaña desde antes del largometraje, ¿por qué?

Porque los proyectos que me interesan son los que desconozco. Aquí, la realidad de los emigrantes y sus familias. Ahora, para próximas películas, me interesan la delincuencia juvenil, la realidad de las familias con dos o tres hijos y los padres en el paro... Creo que el cine, la ficción, tiene esa cosa medio mítica, admirable de dar importancia a las cosas que quizás ignoramos. El cine legitima, da una apariencia más real, relevante y creíble.

¿El cine puede activar conciencias?

Sí, puede activar conciencias, aunque haya perdido mucha fuerza. Por ejemplo, el montador de Aquí y allá decía que ahora miraba al que le llevaba las pizzas de otra manera. Todo el cine es político, es imposible escapar de eso. El cine puede dar voz a los problemas sociales y si no los resuelve, al menos los muestra.

Aquí y allá no está solo al margen de modas estéticas, también se ha hecho al margen de la industria... ¿eso explica que a pesar del premio en Cannes no se haya hablado de la película?

La película no tenía el apoyo del Instituto de Cine (ICAA) ni de las televisiones... estaba lejos de otras instituciones, el casting es mexicano, no es español... Sí creo que está hecha muy al margen de la industria y eso tiene su peso. Pero en otros países después del premio en Cannes ha tenido una repercusión brutal. Se ha estrenado en EE.UU., en Nueva York, y ahora va a los cines del Sur del país. En Francia también se ha estrenado, estamos negociando con México...

Podría haberse quedado en EEUU, ¿por qué ha decidido volver?

Hacer películas desde EEUU no era la idea. Al acabar esta película, mi socio y yo decidimos que íbamos a tratar de hacer más películas y que intentaríamos apoyar a otros directores, crear una especie de tendencia... Aquí hay muchas dificultades, pero tratamos de seguir sacando proyectos. Creo que serán internacionales porque tenemos relación con empresas de EEUU y de Francia.

¿Cómo será su próxima película?

La historia de una madre y su hijo, una historia contada entre España y Brasil.


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