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'Un blanco fácil' denuncia el violento uso que hace el poder de las fórmulas machistas

La actriz Isabelle Huppert interpreta a Maureen Kearney, conocida como 'la sindicalista de Areva': la mujer que destapó las negociaciones para vender a China la tecnología nuclear francesa. El poder la castigó doblemente.

Isabelle Huppert da vida a la sindicalista Maureen Kearney.
Isabelle Huppert da vida a la sindicalista Maureen Kearney. Wanda Films

Maureen Kearney, conocida como la sindicalista de Areva, denunció en 2012 las negociaciones que se estaban llevando a cabo para vender la tecnología nuclear francesa a los chinos. Nadie la quiso escuchar, el país perdió su tecnología y decenas de miles de trabajadores fueron despedidos. Ella fue doblemente castigada. La violaron en su propia casa —un aviso para que renunciara a la lucha— y luego la tacharon de sospechosa y de inventar su propia historia. A pesar de lo brutal del acoso que sufrió y de lo esencial de su denuncia, en Francia apenas nadie conocía este caso. Ahora, con Isabell Huppert en el papel principal, llega la historia al cine en Un blanco fácil.

Inspirado en la realidad y en el libro La syndicaliste, de la periodista Caroline Michel-Aguirre, el cineasta Jean-Paul Salomé reconstruye los hechos ocurridos en una película que revela magníficamente cómo el poder maneja impúdicamente las fórmulas machistas contra las mujeres. Todos, Policía, políticos y opinión pública repitieron hasta la saciedad que Maureen Kearney era una especie de loca mitómana que se había inventado la agresión que sufrió. Fue violada con el mango de un cuchillo y marcada con él en su estómago.

En el parte médico, se especificó: "No reacciona como una mujer que ha sido violada". Maureen Kearney no lloró en público, no reaccionó emocionalmente como se esperaba. Esa forma de resistir, de luchar contra lo que le había pasado, se utilizó contra ella. "No se comportó como una víctima. Ella no era una buena víctima. Se vio enfrentada a las situaciones machistas y a las humillaciones por las que tuvo que pasar, pero no era una víctima convencional y eso levantó todas las sospechas sobre ella", explica Isabelle Huppert, que confiesa su admiración por el personaje y su espanto ante lo que vivió.

La sindicalista, tras la violación, se sometió a humillantes interrogatorios y, mucho peor, a tres exámenes ginecológicos en la misma semana. En uno de ellos, recrearon el ataque insertando el mango de un cuchillo en su vagina. Esta mujer, una combinación de fuerza y de vulnerabilidad, demostró esta última al aceptar aquellos exámenes, "pero en la mayor parte del proceso no tuvo miedo".

"Ella no tenía miedo, no temía a los poderosos, así que no creo que se la pueda definir como a una mujer intrépida", afirma Isabelle Huppert, que insiste: "No tenía miedo de la gente que estaba por encima de ella. Y, aunque no tenía miedo de los hombres, por supuesto fue intimidada aprovechando que era una mujer".

La apariencia física

Los límites de la verdad y la mentira, el funcionamiento del poder, el lugar de las mujeres en las altas esferas y la fuerza destructora del machismo en manos de los poderosos salen a la luz en esta película, para la que Isabelle Huppert no quiso conocer a la mujer a la que iba a interpretar. "Ella tampoco quería hablar con nosotros, Nos basamos en su apariencia física porque es muy cinematográfica. Tomamos su pelo rubio, su forma de vestir, las joyas, las gafas. Las gafas son muy importantes. Decidí basar el trabajo en su apariencia física y luego dejar volar la imaginación. Ella dejó la historia en nuestras manos", dice la actriz.

Maureen Kearney sufrió duros interrogatorios por parte de la policía.
Maureen Kearney sufrió duros interrogatorios por parte de la policía. Wanda Films

"Maureen Kearney hizo que la cosa fuera muy fácil todo el tiempo, porque teníamos un patrón que podíamos seguir y no teníamos que pensar en ella. Ella es una súper luchadora. Para la película tuvo el buen sentido de darse cuenta de que cuando haces cine, incluso si se basa en un caso real, hay libertades que se pueden tomar —añade—. De cualquier forma, no estoy segura de que contar con un modelo real te haga más responsable con la persona que estás encarnando".

Resistir hasta el final

Isabelle Huppert, que se mete aquí en un papel que no es habitual en su filmografía, compara a esta mujer con Erin Brockovich. "Luchaba por algo muy simple, salvar los puestos de trabajo que estaban en peligro, pero para ello se metió en un mundo que estaba fuera de su alcance". Se reunió con poderosos empresarios, habló con secretarios de Estado y con ministros, llegó a tener una conversación con François Hollande. "Hubiera podido rendirse, pero tenía una colosal voluntad de lucha. Decidió resistir y al final estaba sola contra todos".

El actor Yvan Attal, en el papel de directivo de la empresa nuclear.
El actor Yvan Attal, en el papel de directivo de la empresa nuclear. Wanda Films

"Maureen Kearney es un personaje muy complejo. A veces muestra cierta fragilidad y en otros momentos, una fortaleza asombrosa. Incluso su esposo estuvo bajo sospecha en un momento, y eso debió ser bastante insoportable. Ella era entonces una persona bastante solitaria que protestó siguiendo sus convicciones. Cuando te lanzas a una causa como esta, a lo mejor cambias incluso la manera de pensar en ti mismo. Ella, en la lucha por limpiar su reputación, se convirtió en otra persona y conoció a mucha gente muy poderosa. Ser líder sindical es una posición poderosa".

"Es increíble, pero en Francia nadie recuerda esta historia. Hablé con muchas personas y parecía que todos se habían olvidado de ella. Todos se han olvidado de este gran escándalo, es asombroso, y el libro, que creo que se publicó antes de la pandemia, no pudo remediar eso. Ahora con la película, esta historia vuelve a ser centro de atención y se mira a los que lo organizaron, a los perpetradores".

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