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Boetti, el artista que no logró parar el tiempo

El Reina Sofía inaugura una gran retrospectiva del italiano

PEIO H. RIAÑO

El hombre de las mil caras se aburría de sí mismo. Desdoblaba su personalidad para enredar al espectador con la confusión y la sorpresa. El hombre de los mil pensamientos por minuto era un declarado perezoso, que encargaba a otros la ejecución de sus ideas.

El hombre que inventó mil y un juegos, y los colocó en museos, se ha resistido durante años a las lecturas más convencionales de la lógica que tratan de resumir y exprimir una obra sin clasificaciones. Alighiero Boetti (Turín, 1940-Roma, 1994), escurridizo artista que heredó las experiencias de Marcel Duchamp, que pintó dos bigotes a la reproducción de una serigrafía de Jackie Kennedy hecha por Warhol, que inventó una lámpara que se enciende durante 11 segundos una vez al año y que nadie ha conseguido estar presente ante ese instante azaroso, es revisado en una magna exposición en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, con el título Estrategia de juego, desde hoy y hasta el 5 de febrero.

No, nadie ha conseguido ver nunca si Lampada annuale (Lámpara anual) se enciende o realmente es un invento, 'pero parece ser que sí se enciende', dijo ayer la comisaria Lynne Cooke durante la presentación de la muestra, que está coproducida por la Tate Modern de Londres y el MoMA de Nueva York, a donde viajará tras pasar por el Reina Sofía. 'Las categorías fijadas sobre qué es la obra de arte se rompen con Alighiero Boetti.

Pasó del arte povera a un trabajo impredecible, imaginativo y lúdico

Cada obra es distinta, no hay una línea conductora a la manera clásica y eso hace que, a pesar de ser una exposición retrospectiva, parezca una colectiva', apuntó Manuel Borja-Villel, director del Reina Sofía. Boetti son otros Boetti, muchos, a pesar de alegar a su favor que le gustaba más vivir, respirar que trabajar. 'Su obra se separa radicalmente del trabajo más industrial del minimalismo', añadió el director.

En ese sentido, Borja-Villel avanzó que Boetti será una de las piezas capitales de la próxima ampliación de la colección del museo, que se inaugurará en noviembre, y que tratará el periodo comprendido entre 1967 y 1994, donde se pondrá el acento en la muerte de la visión romántica de la autoría.

Es así como su obra cuestionó hace más de 40 años los métodos de trabajo, el virtuosismo técnico, el papel del oficio, la destreza y la falta de especialización del artista. Su estrategia fue contratar a otras personas cuando era necesario para que llevaran a cabo las tareas manuales o técnicas para producir los artefactos de su pensamiento.

Borja-Villel: 'Rompió las categorías fijadas sobre qué es la obra de arte'

Acordó con bordadoras afganas la realización de una de sus series más impactantes: Mappa, que echó a andar en 1971 y que en el momento de su muerte ascendía a más de 200 mapas del mundo bordados. El desarrollo de la serie sigue el devenir de la política mundial, con sus revoluciones y sus movimientos sociales, desde una extraordinaria variedad cromática.

Alighiero Boetti pasó del arte povera a un estilo de trabajo diferente, propio e innombrable, desarrollando una obra impredecible, imaginativa, lúdica, lúcida y poética, que abarcaba el dibujo, la pintura y la escultura, pero también las postales, y los mencionados tejidos. Y dejó que el azar hiciera el resto.

Tal y como confirma Lynne Cooke, estaba obsesionado por el paso del tiempo y el juego, arrancaba las hojas de los calendarios y mandaba la felicitación del año a sus amigos de esta manera. Boetti, el artista de los mil trucos que no pudo parar el tiempo. Fijó en tela su fallecimiento: el 11 de julio de 2023, pero no llegó para verlo.

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