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"De Bunbury no aprendí nada, más bien al revés"

Raphael vuelve con el triple CD 'Te llevo en el corazón', un homenajke a la música latinoamericana con boleros, tangos y rancheras

JESÚS MIGUEL MARCOS

Raphael es menos Raphael de lo esperado en las distancias cortas, alguien bastante más natural que la estrella hiperbólica que todos conocemos. Va casi sin maquillar, luce unas arrugas bien llevadas, un flequillo envidiable y viste pantalón vaquero. Por si fuera poco, su voz no parece la de Raphael. Sin embargo, es él (o aquel).

¿Recuerda el momento exacto en que se le ocurrió hacer un triple disco con canciones latinoamericanas?

Esto es de siempre, desde que le oía cantar estas canciones a mi madre en la cocina, guisando. Las llevo dentro. También lo he hecho por mi público de Latinoamérica, que me ha apoyado desde que me vieron por primera vez. Y mi tributo es cantarles sus cosas.

Entre tanta ranchera, bolero y tango, ¿cómo elige uno sólo 40?

Es cierto, hay miles. Elegí las que más me han emocionado. No he necesitado ni escucharlas, porque me las sé todas, de memoria.

¿Cómo ve la situaciónde Latinoaméricaen la actualidad?

Pues tratando de salir de las crisis y los avatares que trae la vida. Es un pueblo valiente, un continente impresionante que tiene sus problemas, como aquí hay problemas y más abajo hay problemas, y a la derecha hay problemas y a la izquierda ni te cuento (risas).

¿Mejor a la derecha, entonces?

La política no me interesa nada, ni la de allí ni la de aquí. Yo sé lo que me gusta, pero es algo para mí. No tengo por qué ser vocero de ningún partido. Cuando una persona es popular tiene un peso y yo no quiero usar eso. Mis opiniones las vierto en las urnas y quedan entre la urna y yo. Como debería hacer todo el mundo.

¿Cree que este disco puede llegar al público joven?

Sí, sobre todo pueden descubrir una cosa maravillosa que se llama tango y su increíble baile.

Sí. Es meterse en el papel, que es el estilo que defiendo a capa y espada. Para mí, las canciones son comedias, o dramas, en cuatro minutos. Entonces yo me pongo en el personaje del canalla en el tango, el bravío de la ranchera, el romántico del bolero...

Pero siempre con el estilo de Raphael...

Sí, porque mi estilo nace conmigo. No soy artista de espejo, de ponerme delante del espejo a ver qué hago, como hacen los de Operación Triunfo. Yo hago lo que sé hacer, es innato en mí, y eso es lo que sale. No preparo de antemano lo que voy a hacer. Surge.

Y cuando se baja del escenario, ¿Raphael sigue siendo el mismo Raphael?

Sí, no creo que haya mucha diferencia. Simplemente me voy a mi casa, estoy rodeado de la gente que me quiere, que me da otro cariño distinto al cariñodel público. Es un Raphael muy privado, personal y enamorado de su familia.

Canciones como Cambalache' han sido grabadas por muchos cantantes. ¿Qué le aporta usted a esa canción?

Pues le aporto a Raphael, una forma de cantar ese tango. Yo no imito a nadie, porque no sé imitar a nadie.

¿Escucha a los jóvenes?

Y soy muy amigo de ellos: de Bunbury, de Dani Martín, de David Bisbal, Alejandro [Sanz], Bosé...

Dígame algo que aprendiera de Enrique Bunbury.

Bueno, sería más bien al revés. De Bunbury no aprendí nada, eso ya lo sabía yo. Es una cuestión de edad, de generaciones.

¿Por qué sintióla necesidad de escribir una biografía?

Por agradecimiento, para que sirva a la gente que sufre una enfermedad como la que yo padecí [se sometió a un trasplante de hígado en 2003], que vea que se puede salir, que no hay que tirar la toalla. Era un libro benéfico, además. Me llevó tiempo, pero lo hice encantado porque creía que debía colaborar.

¿A qué cantantes envidia?

A ninguno. Admiro a muchos: Bunbury, Alejandro... La capacidad de admiración no la he perdido, afortunadamente.

Tras su aproximación a los sonidos modernos en Maldito Raphael', ¿le veremos algún día haciendo rap?

No me he puesto, pero no es nada difícil. Es más fácil que otras cosas. A lo mejor me da por ahí el año que viene. Yo qué sé...

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