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Castellet recuerda a sus amigos perdidos

El escritor publica el segundo volumen de sus memorias

LÍDIA PENELO

La muerte de Carlos Barral y Jaime Gil de Biedma sumió a Josep Maria Castellet (Barcelona, 1926) en una espesa tristeza. Perder a dos de sus mejores amigos en una semana de diferencia cambió el concepto que tenía sobre cómo tenían que ser sus memorias. Por aquel entonces publicó Els escenaris de la memoria (Edicions 62) / Los escenarios de la memoria, (Anagrama), primera entrega de sus memorias en el que aparecían Rafael Alberti, Josep Pla, Pier Paolo Pasolini o Giuseppe Ungaretti.

Pasados veinte años, ha retomado el hilo con Seductors, il·lustrats i visionaris (Edicions 62), un volumen en el que retrata a seis de sus amigos: Manuel Sacristán, Carlos Barral, Gabriel Ferrater, Joan Fuster, Alfons Comín y Terenci Moix.

Aunque en un principio quería centrarse en los miembros de su generación, la idea no le convenció y pesó más el recuerdo incondicional que dedica a sus amigos perdidos.

'Los que aparecen están porque fueron mis amigos, porque vivimos juntos los años del franquismo'

Según el autor de Nueve novísimos poetas españoles , la selección de los protagonistas 'no atiende a ningún casting intelectual, los que aparecen están porque fueron mis amigos, porque vivimos juntos los años del franquismo'. Más allá del retrato literario y del estilo memorialístico, Castellet aprovecha a sus 'seductores' preferidos para explicarse a sí mismo. De ahí que la foto de la contracubierta -en la que Castellet aparece con aspecto de pillo atrapado con las manas en la masa- sea un guiño que la editora, Pilar Beltran.

Si bien el libro tiene seis personajes estrella, el escritor también evoca algunas de sus hazañas junto a Jorge Semprún, Dámaso Alonso o Salvador Espriu, de quien dice que 'todavía no se ha entendido su poesía de bases metafísicas'.

El primer capítulo, y el más extenso, es el dedicado a Manuel Sacristán, 'fue mi primer amigo intelectual, con el que intercambiamos libros... Este apartado puede parecer desproporcionado en comparación con los otros, pero es donde explico mi experiencia de tuberculoso y en la que más hablo de política', detalló un hombre al que la enfermedad le dotó de una extraordinaria capacidad para la observación.

El protagonista del segundo retrato es el editor Carlos Barral. 'Carlos habría querido ser poeta, le gustaba la vida literaria y de editor pero no las obligaciones de la empresa', apuntó Castellet.

'Escribí unas 60 páginas sobre él, eran muy divertidas pero me di cuenta que eran anécdotas de un alcohólico inteligente'

El apartado dedicado a Gabriel Ferrater es el que más quebraderos de cabeza le ha dado. 'Escribí unas 60 páginas sobre él, eran muy divertidas pero me di cuenta que eran anécdotas de un alcohólico inteligente y decidí ceñirme a la peripecia de la concesión del Premio Internacional de Literatura en 1965', recuerda. Cuenta Castellet que la noche antes de la última deliberación, el poeta se emborrachó tanto, que no pudo levantarse para defender su apuesta por Gombrowicz.

Las anécdotas contadas con ingenio y agilidad se suceden en un libro poblado de amigos, pero desprovisto de amigas. 'Es que viví una etapa muy desgraciada, hasta los 70 las mujeres no empezaron a cobrar protagonismo. En este libro podría estar Montserrat Roig, si tengo tiempo escribiré un texto sobre ella', anunció el presidente de Grup 62 que intenta disimular sin éxito su espíritu de sabio accesible.

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