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Vienen de Latinoamérica y rompen moldes

El mexicano Eimbcke y el brasileño Padilha han entregado dos de las mejores cintas de la competición

SIMÓN MAZAS

'Tenemos el honor de contar con ese cine latinoamericano que rompe moldes', reconocía Dieter Cosslick, director de la Berlinale, en la presentación del programa. Se dan por aludidas Lake Tahoe, del mexicano Fernando Eimbcke, y Tropa de Élite, del brasileño José Padilha, aunque demuestran, al mismo tiempo, que la diversidad de talentos es lo suficientemente grande como para no meterla en el mismo saco. Dos propuestas antagónicas y jóvenes se han colado entre lo más destacable de la Berlinale.

Eimbcke se consolida tras su debut, Temporada de patos (2004), que arrasó en los premios Ariel del cine mexicano y que encerró en sólo una habitación filosofía tragicómica. Ahora abre su mirada a la llanura desolada de su país, a la ausencia y a la mansedumbre de la desorientación vital. Lake Tahoe es una tragedia vestida de cotidianidad.

El dolor que burbujea

'En Hollywood alguien se muere y enseguida se llora y se llora. En mi película era un reto no mostrar una lágrima, sino ver cómo el personaje se encuentra perdido'. Eimbcke defiende que el dolor no es tan rápido como la luz, sino que, como la trama de la película, burbujea antes de quemar.
Viene del videoclip, de Molotov, de Plastilina Mosh. Pero en Lake Tahoe se revela como un maestro del silencio y del plano fijo.

De nuevo actores no profesionales, de nuevo un domingo, aunque con reto diferente, tremendamente sugestivo. 'Quiero tener la sensación de que cada película es la primera', reconoce.

Padilha, en cambio, tras ser acusado de comunista con Onibus 174, llega al festival por todo lo alto, tras revolucionar un país con su Tropa de Elite, en la que coquetea con la polémica y echa el lazo a lo universal, desparramando sus ambiciones por una acción policial en las favelas de Rio. Su labor de director de tan virulenta orquesta es delumbrante.

Nueve millones y medio de brasileños pudieron verla pirata antes de su estreno y cinco millones más la vieron ya en pantalla grande. Ahora, es probable que seduzca a Costa Gavras, el paladín del cine de denuncia, para vestir a un Oso de carnaval.

Tropa de Elite muestra al Batallón de Operaciones Policiales Especiales desde dentro. 'No es un documental, porque la desgracia es peor, pero sí intenté acercarme lo más posible a ella', explica Padilha en Berlín.

Para ello, se basa en los estudios económicos de la Teoría de Juego, según la cual 'para saber cómo actuar, tienes que conocer las reglas.Un policía es enviado a las favelas con un sueldo de 500 dólares, sin formación y con una pistola. El resultado del juego es la corrupción y el odio desatado de los ciudadanos'. Por otro lado, 'la clase media desconoce la cantidad de sangre que corre por un sólo porro'.

Y, por supuesto, los gobernantes fomentan las desigualdades. 'En Rio mueren diez personas al día, nueve de las cuales son pobres', lamenta Padilha. 'Hemos vivido con las reglas equivocadas. Es el momento de cambiarlas'.

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